SEÑOR, QUE VUELVA A ESTAR BIEN!

Por: Diego Brizzio
Publicado con permiso.




El testimonio de Lucía, el domingo pasado, nos animó a todos. Nos mostró la bondad y el poder de Dios para transformar y para restaurar. Y Dios puso en mi corazón un pasaje para seguir animándonos. Vamos a leer el salmo 80… y mientras leemos fíjate cuál es el estribillo de esta canción, y qué dice:
1Oh Pastor de Israel, escucha; tú que pastoreas como a ovejas a José, que estás entre querubines, resplandece. 2Despierta tu poder delante de Efraín, de Benjamín y de Manasés, Y ven a salvarnos. 3Oh Dios, restáuranos; haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos. 4Jehová, Dios de los ejércitos, ¿hasta cuándo mostrarás tu indignación contra la oración de tu pueblo? 5Les diste a comer pan de lágrimas, y a beber lágrimas en gran abundancia. 6Nos pusiste por escarnio a nuestros vecinos, y nuestros enemigos se burlan entre sí. 7Oh Dios de los ejércitos, restáuranos; haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos. 8Hiciste venir una vid de Egipto; echaste las naciones, y la plantaste. 9Limpiaste sitio delante de ella, e hiciste arraigar sus raíces, y llenó la tierra. 10Los montes fueron cubiertos de su sombra, y con sus sarmientos los cedros de Dios. 11Extendió sus vástagos hasta el mar, y hasta el río sus renuevos. 12¿Por qué aportillaste sus vallados, y la vendimian todos los que pasan por el camino? 13La destroza el puerco montés, y la bestia del campo la devora. 14Oh Dios de los ejércitos, vuelve ahora; mira desde el cielo, y considera, y visita esta viña, 15la planta que plantó tu diestra, y el renuevo que para ti afirmaste. 16Quemada a fuego está, asolada; perecen por la reprensión de tu rostro. 17Sea tu mano sobre el varón de tu diestra, sobre el hijo de hombre que para ti afirmaste. 18Así no nos apartaremos de ti; vida nos darás, e invocaremos tu nombre. 19¡Oh Jehová, Dios de los ejércitos, restáuranos! Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.
¿Te has dado cuenta cuál es el estribillo de esta canción, y qué dice? … Dice: Restáuranos; haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos. Yo he actualizado esta frase, y he titulado este mensaje…
¡Señor, que vuelva a estar bien!
Clamando al Dios de la restauración - Salmo 80
I.          En este salmo, Asaf mira hacia atrás, al pasado de Israel, y con nostalgia recuerda, y piensa… Aquellos buenos tiempos… (8-11), aquellos años dorados y gloriosos del pueblo de Israel. “Hiciste venir una vid de Egipto”. Asaf recuerda el tiempo de la liberación de Egipto, y el éxodo con todos sus portentos: plagas, apertura del mar, agua, maná, ley… Luego, “echaste las naciones, y la plantaste”. Recuerda la conquista y el establecimiento en Canaán, con todas sus victorias militares. Y recuerda la extensión geográfica y el dominio que llegó a tener el reino de David y Salomón, así como el culto y la espiritualidad sana del pueblo, de norte a sur, y de este a oeste… Fueron buenos tiempos, esos, tiempos de poder, de victoria, de prosperidad y de adoración.
¿Y en tu caso, hermano o hermana? ¿Cuáles han sido tus buenos tiempos, tus años dorados, aquella época que hoy mirás con nostalgia? *Quizá son aquellos tiempos en que tu familia estaba bien, cuando se amaban con tu cónyuge, cuando tus hijos eran niños, cuando había unidad y armonía en el hogar… *Quizá son aquellos tiempos en que trabajabas bien, y no te faltó nada, y prosperaste, y compraste cosas… *Quizá es aquella época en que creías bien al evangelio, y leías la Biblia, y conociste a Dios, y te bautizaste, y abandonaste pecados, y testificabas de Cristo… *Quizá fueron esos años en que servías bien al Señor, y ayudabas a otros, o ponías tu casa para el Señor… *O quizá fueron esos años en que tus hijos estuvieron bien, cerca del Señor, sirviéndole… O tal vez tus buenos tiempos son estos, los actuales, hoy… Sean cuales sean, ¡qué bueno fue o es gozar en esos tiempos de la presencia bondadosa y poderosa del Señor! ¡Qué bueno es, qué bien se siente uno! ¿Alguien quiere contar cuáles fueron sus mejores tiempos…?

II.         Ahora bien; desde aquellos buenos tiempos, Asaf trae su mirada al presente, y ve que Ahora está todo mal… (4-6,12-13, 16) Dice Asaf que a esa a viña hermosa ahora la vendimian todos los que pasan por el camino… La destroza el puerco montés, y la bestia del campo la devora… quemada a fuego está, asolada… perece” (12-13). Israel está destrozado. Vino el imperio Asirio y lo sitió, lo invadió, lo destruyó. Y luego los moabitas y los amonitas aprovecharon, y tomaron sus tierras. Ahora todas las naciones se burlan de nosotros, se ríen; ahora para nosotros es todo lágrimas, todo desolación y sufrimiento… ¿Por qué ahora está todo mal? Asaf sabe por qué.  Él sabe que Dios se enojó con Israel, y lo reprendió, derribando el muro de protección de esa viña. Y sabe que eso fue porque Israel había pecado obstinadamente. En particular desde los últimos años del rey Salomón Israel se volvió idólatra, y luego cometió injusticia social, y luego muchos otros pecados. Por eso ahora está todo mal para Israel.
Algunos de ustedes, hermanos y hermanas, miran su presente, su actualidad, y ven que ahora los tiempos ya no son tan buenos. Ahora hay algunas cosas que están mal, o peor que antes. Han entrado algunas bestias destructoras. * Tal vez es la bestia destructora de las relaciones: ahora la relación con su cónyuge está mal, o se llevan mal con los hijos, o hay desunión en el hogar. * Tal vez es la bestia destructora de la economía: ahora falta el trabajo, falta el dinero, hay necesidades insatisfechas, deudas, acreedores… * Quizá es la bestia destructora de la intimidad con Dios:  ahora estás espiritualmente débil, ahora todo lo de Dios te resbala con indiferencia, ahora te sentís derrotado y desanimado, te da vergüenza testificar de Cristo, no querés servir a tus hermanos, sentís culpa y remordimiento permanente. * Quizá es la bestia destructora de la espiritualidad y la moralidad de los hijos o de otro familiar tuyo. O quizá es alguna otra bestia… Sea cual sea, ahora las cosas están mal o peor, y eso te produce tristeza, frustración y hasta lágrimas. Y vos te preguntás por qué. Y no sé si será tu caso. Tal vez sí, tal vez no. Pero podría ser algún pecado tuyo, o el pecado de un cercano; algún pecado obstinado y no confesado: *tal vez pusiste otras cosas antes que a Dios, tus sentimientos antes que a Dios, tu placer, el dinero antes que a Dios. *Tal vez fue el maltrato o la violencia, o la deshonestidad, o la mala administración, o la mezquindad con el diezmo, etc. No lo sé. Pero tal vez por algún pecado de estos, tuyos o de algún cercano, Dios se enojó, y “aportilló tus vallados”, te sacó el muro de protección y de bendición. Y ahora, ahora todo está mal. ¿Hay aquí alguna persona que siente que hoy todo está mal? …
III.        Ahora bien, Asaf no se deja aplastar por la desolación, el dolor y las lágrimas. En medio de esa situación, él clama al Dios de la restauración. Tres veces en este salmo aparece la frase: “Restáuranos; haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos”. Asaf quiere que el pueblo vuelva a estar bien, que esté mejor que ahora, y por eso eleva su mirada hacia el único que puede hacer algo, y confía en él, y clama. Le pide a Dios que atienda a la viña que había plantado para Él. Daniel y Nehemías fueron otros israelitas que confiaron en Dios y también clamaron por restauración. ¿Y qué pasó? Dios honró su fe y los escuchó. Al menos en el caso del reino del sur, de Judá, los escuchó. Con todo y lo dificultoso que era la repatriación y la restauración de miles de personas, Dios hizo que miles de familias volvieran de Babilonia a Judá, y se reinstalaran en su tierra. Estuvieron 70 años exiliados, 70 duros años, pero Dios los escuchó, y con su poder y bondad allanó caminos y los restauró. Volvieron a estar bien, estuvieron mejor.
Querido hermano, querida hermana, nuestra situación puede ser muy difícil, pero hay algo que debemos comenzar a hacer de inmediato, y nunca debemos dejar de hacer: clamar por restauración, por volver a estar bien, por estar mejor que ahora. Clamemos por la restauración del matrimonio, de la familia, de los hijos, de la economía o el trabajo… Clamemos por volver a vivir en intimidad con Dios, a crecer en santidad, a dar testimonio de Cristo, a servir a la comunidad de la fe… Y no solo por nuestra restauración, si es el caso, sino también por la de nuestros familiares y hermanos. ¡Clamemos!
Aquí encontramos varias claves para clamar por restauración: (1) Confesando tus pecados. Al clamar, debemos humillarnos, y mencionar con nombre y apellido, sin ningún disimulo, nuestras trasgresiones. “—Señor, fui deshonesto, fui desleal, fui perezoso, fui soberbio, etc.” La rueda de la restauración no se mueve hasta que confesamos nuestros pecados. (2) Invocando la bondad de Dios, y el perdón en Cristo. Al clamar, Asaf dice: “—Has resplandecer tu rostro”. Quiere decir: “—Mostranos tu bondad”. “—Señor, si vamos a volver a estar bien, será por tu bondad, por tu gracia, no porque merezcamos algo, o porque nos debas algo. Si nos vas a perdonar, será porque Cristo sufrió todo nuestro castigo. Señor, mostranos tu bondad, perdonándonos en Cristo Jesús”. (3) Confiando en el poder restaurador de Dios. Si Dios pudo restaurar al pueblo de Judá, con todo y lo dificultoso que era, puede también restaurar el caso que tenés en mente. Escuchá bien lo que dice Isaías: “El Señor volverá a consolar a Israel y tendrá piedad de sus ruinas. Su desierto florecerá como el Edén, sus lugares desolados como el huerto del Señor. Allí se encontrarán gozo y alegría; los cantos de gratitud llenarán el aire” (Is 51.3). ¿Te das cuenta? De ruinas, Dios puede hacer un palacio. Del desierto, Dios puede hacer un jardín. Y al llanto lo puede reemplazar por gozo, alegría y cantos. Dios es un Dios de restauración. ¿Vos pensás que ya no hay ninguna esperanza, que ya no hay ninguna salida? ¡Dios puede hacer que la cosa vuelva a estar bien, o mejor! (4) Aceptando que tu vida es para glorificar a Dios, y resolviendo vivirla así. Asaf en su clamor decía: “[Esta viña] es el vástago que has criado para ti... Reavívanos, e invocaremos tu nombre”. En otras palabras, nos hiciste y salvaste para glorificarte con toda nuestra vida. Lo acepto. Y resuelvo vivir para tal fin. Si voy a volver a estar bien, no será a mi manera, sino siguiendo tus caminos. Ya sea que se trate de la familia, o de la economía, o de otra cosa, la restauración viene por el camino de la obediencia a Dios. (5) Previendo procesos largos y duros. Que Dios sea poderoso y bondadoso, no significa que su restauración te resultará fácil e inmediata. Suele ser dura y larga. Él se va a tomar todo el tiempo necesario para que la persona involucrada aprenda, y fije muy profundo en su corazón la lección. Estas son cinco claves a la hora de clamar por restauración.
Por último, hermanos, la iglesia, y cada cristiano, está para ayudar a la restauración, no para aplastar aun más a los caídos, sino para ayudarlos a levantarse. Pablo dice: [Si alguien ha caído en algún pecado,] “deberían ayudarlo a volver al camino recto con ternura y humildad” (Gal 6.1). Y en otro lugar dice: [En cuanto al que nos lastimó,] “Ahora es tiempo de perdonarlo y consolarlo; de otro modo, podría ser vencido por el desaliento. Así que ahora les ruego que reafirmen su amor por él” (2 Co 2.7-8). ¿Debemos corregir con firmeza? Sí. Sí, y debemos ayudarlo a restaurarse. Debemos buscar nuestra restauración, y la de nuestros hermanos.
Hermanos, ¿qué tienen en común el hijo pródigo y Pedro, el Pedro que negó a Jesús? … Ambos estaban bien, ambos pecaron, ambos llegaron a estar mal, ambos se volvieron al Señor, clamando por restauración, y ambos volvieron a estar bien. Si ellos vivieron eso, ¿por qué nosotros no? ¿Por qué el Dios bueno y poderoso no querría hacerlo con nosotros? ¿Alguien en esta mañana se pone de pie, para expresar que necesita restauración? Hace primero una oración por vos mismo. Luego yo voy a interceder por vos también…





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