Todo para su Gloria-Incluso mi descanso

Por: Diego Brizzio
Se publica con permiso.




No solamente las cosas muy trascendentes deben ser para la gloria de Dios, sino también las cosas muy personales y cotidianas. 1 Corintios 10.31 dice que…
Todo para su gloria
Domingos anteriores hemos visto que debemos glorificar a Dios incluso con nuestro modo de hablar, con el uso de nuestro tiempo, y con nuestro trabajo. Hoy vamos a ver que debemos glorificarlo también con nuestro descanso. ¿Cómo lo hacemos? AL menos de cuatro modos principales:
I.          Parando efectivamente de trabajar. “Dios bendijo el séptimo día y lo declaró santo, porque ése fue el día en que descansó de toda su obra de creación” (Gn 2.2-3). “Trabaja durante seis días, pero descansa el séptimo. Ese día deberás descansar, incluso en el tiempo de arar y cosechar” (Éx 34.21). ¿Dios nos llama a trabajar? Sí, definitivamente. Pero también nos llama a parar de trabajar. En el día, por ejemplo, Dios no quiere que trabajemos las 24 horas; nos llama a parar. El saludable modelo o patrón trabajo-descanso que él da para el día es 12-12. Doce horas para hacer tooodas las tareas necesarias (tanto las que nos traen el dinero, como las domésticas, e incluso las comidas), y 12 horas para todo lo demás (dentro de estas 12 horas deben estar las ocho horas de sueño). Este es el modelo saludable para el día. ¿De dónde sale este modelo? Este patrón 12-12 sale de las horas promedio de luz y las horas promedio de oscuridad. Y en la semana, Dios tampoco quiere que trabajemos los 7 días; nos llama a parar. El modelo saludable que Él nos da para la semana es 6-1. Seis días para trabajar, un día para descansar. Seis-uno, seis-uno. Este patrón sale de que, para crear todo, Dios trabajó seis días, y al séptimo paró. De ahí sale. Hagámonos y respondámonos algunas preguntas:
¿Qué tipo de trabajo nos llama Dios a parar? Principalmente, el trabajo económico productivo, cualquier cosa que nos hace entrar dinero. Eso está claro. Pero, en algunas partes de la Biblia se dice que es saludable parar también de los trabajos domésticos no-imprescindibles. Está en cada uno definir cuál es un trabajo doméstico no-imprescindible. ¿Alimentar al bebé es imprescindible? … ¿Hacer de comer? … ¿Pasar el lampazo? … ¿Cortar el pasto? … ¿Lavar el auto? … Aparte de parar el trabajo que nos hace entrar el dinero, es saludable parar también el trabajo doméstico no imprescindible. Esto es válido tanto para varones como para mujeres. Yo no tengo tanta autoridad aquí, porque en mis días de descanso hago trabajos domésticos que si me organizo podría hacer otros días.
¿Hay algún día específico de la semana para parar? Los judíos y los adventistas del séptimo día dicen que el sábado; la mayoría de los cristianos dice que el domingo; y otros cristianos dicen que después de Cristo el día específico no es tan importante como el hecho mismo de parar un día para descansar. Yo personalmente, me inclino más por esta tercera postura, que lo esencial es parar un día para descansar, al margen de cuál sea ese día. Dice Romanos 14 que en esto de los días no debemos ser dogmáticos, ni obligar a otro a hacer o pensar como nosotros. Dice que cada cual debe pensar bien lo que elije, y hacerlo como para el Señor.
¿Qué hacemos si todo el trabajo nos lleva más de doce horas diarias, o más de 6 días semanales? Bueno, la respuesta general es tratar de poner orden, para poder parar. Si trabajamos en relación de dependencia, y no tenemos autoridad para decidir, poner orden puede ser un poco más difícil, pero deberíamos intentarlo, con paciencia, orando y hablando con los superiores. Aun así, seguro que habrá casos en que no podemos modificar nada, por ejemplo, las guardias de 24 horas, o los regímenes 15/7, o casos similares. En esos casos, entiendo que Dios no nos manda a renunciar al trabajo. Aunque si la persona, por motivos de consciencia, o por cuidar la familia, quiere renunciar, puede hacerlo. En cambio, si somos independientes, y tenemos autoridad para decidir, entonces poner orden debería ser más fácil. Vamos a necesitar algunas cosas esenciales, para que sea posible, de las que ya vamos a hablar un poquito más sobre esto.
¿Y qué hay de las vacaciones? La Biblia no habla de las vacaciones, pero gloria a Dios por ellas. Gracias a Dios por las vacaciones. Nos hacen bien.
En síntesis, glorificamos a Dios con nuestro descanso, parando efectivamente de trabajar.
II.         Buscando a Dios para disfrutarlo. “Tienen que entender que el día de descanso es un regalo del Señor para ustedes” (Éx 16.29). “El día de descanso se hizo para el ser humano” (Mr 2.27). “El séptimo día es de descanso y está dedicado al Señor tu Dios” (Dt 5.14). Honren el día de descanso en todo lo que hagan ese día… Entonces el Señor será su delicia” (Is 58.13-14). Estos pasajes dicen que el descanso es un regalo que Dios quiere darnos, para que lo busquemos a él, lo disfrutemos y lo admiremos. Es un regalo para nuestro bien y para su honra a la vez. Ojo, no es que mientras estoy trabajando no pueda hacer eso; sino que en el descanso se hace de modo más libre, profundo y enfocado, como que rinde mucho más. Ahora bien, ¿dónde vamos a buscar a Dios en las horas o en el día de descanso? ¿Dónde podemos encontrarlo, para disfrutarlo?
En su Palabra y su evangelio. Dios se revela por medio de su Palabra, la Biblia; y muy refulgentemente, en la Palabra de la cruz, el evangelio. Allí, Dios da a conocer cómo es, sus obras y su voluntad, muy especialmente su amor. Allí podemos encontrarlo y disfrutarlo. Así que, en nuestros descansos debemos dedicar un tiempo de calidad a buscar a Dios en su Palabra, debemos darnos atracones de lectura bíblica espiritual. Quiero confesar algo: los días normales de trabajo, le dedico un buen tiempo de calidad a buscar al Señor por la mañana, y realmente lo disfruto; pero en mis días de descanso, y en mis vacaciones, me cuesta muchísimo. Son los momentos en que más tiempo tengo, y más libre de agitaciones estoy, pero no busco tanto al Señor en su Palabra. Esto no está bien. Dios nos llama a parar para buscarlo y disfrutarlo, y debemos hacerlo en su Palabra.
En el encuentro de la iglesia. Cuando la iglesia se reúne, alaba; y la Biblia dice que Dios habita en las alabanzas de su pueblo, se revela a través de los cantos. Cuando la iglesia se reúne, expone la Biblia; y ya dijimos que la Biblia revela a Dios. Cuando la iglesia se reúne, los creyentes se sirven y ayudan mutuamente —amén—, y eso es Cristo revelándose por medio de sus miembros, de los creyentes… Así que, en nuestros descansos es bueno que busquemos a Dios en los encuentros de la iglesia. Si tu descanso es un domingo, o coincide con el encuentro de algún grupo de crecimiento, o el sábado, juntate con la iglesia, con el grupo, con los jóvenes.
En sus beneficios o favores. El Salmo 103 dice que todos los beneficios y favores que Dios nos ha dado revelan su compasión y su gracia. Así que, en nuestros descansos podemos pensar en todos los favores que hemos recibido de Dios, y si es posible, también aprovecharlos, usarlos, ponernos en contacto con ellos. Si Dios nos ha dado salud, pensemos en ella, o aprovechémosla saliendo a caminar, o algo así. Si Dios nos ha dado seres queridos (amigos, padres, novio, cónyuge, hijos), pensemos en ellos, juntémonos con ellos, juguemos, caminemos. Los esposos disfruten de su intimidad. Si Dios nos ha dado algo de dinero, tomemos un helado, disfrutemos un rico plato; salgamos a dar una vuelta, hagamos un viajecito. En fin, es bueno que en nuestros descansos busquemos a Dios en sus favores, porque ellos nos hablan de su bondad gratuita, y así podemos disfrutarlo. ¿De que bendición te gusta disfrutar en tus descansos?
En la naturaleza. El Salmo 19 dice que “los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos”. Así que, la naturaleza, la creación, nos revela el poder de Dios, su belleza, su provisión, y otras cosas. En nuestros descansos podemos pensar, considerar y disfrutar esa creación. Algunos tienen un hermoso jardín con flores: pasen un rato en el jardín. En la ciudad tenemos parques: pasemos un rato allí; cerca tenemos la montaña, algunos ríos y algunos espejos de agua, caminos llenos de álamos; si estamos de vacaciones y tenemos plata, vayamos a la playa, a ver y jugar con el mar; o a la nieve; o a los bosques del sur; o a las selvas del norte, o a las cataratas. ¡Son impresionantes! ¿Y qué me dice de los cielos estrellados, o con nubarrones y tormentas? …Hermanos, en nuestros descansos podemos buscar más a Dios en la naturaleza, y ver su poder, belleza, bondad y provisión, y disfrutarlo.   
En la renovación de nuestras fuerzas. Dice Isaías 40.29: “El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas”. Cada vez que nuestra fuerza física y emocional se renueva, Dios se revela también como bondadoso y poderoso. Por tanto, en nuestro descanso deberíamos también procurar esa renovación de fuerzas, esa vitalidad: dormir un poco de más, despejarnos … Y en esas cosas ver al Señor y disfrutarlo.
En el servicio al prójimo. Cristo sanó a enfermos varias veces en días de descanso (Mr 3.1-6; Lc 13.10-16; Lc 14.1-5; Jn 5.8-9; Jn 9). De modo que servir de alguna manera al prójimo no es un trabajo que en los descansos no podamos hacer. Es un trabajo que debemos hacer. Y en ese trabajo Dios se revela; se revela a los otros por medio de nosotros. Estamos mostrando a los otros algo de Dios (su amor y compasión), y así lo disfrutamos a Dios. Por eso Cristo dijo: “Más bienaventurado es dar que recibir” (Hch 20).
Queridos hermanos, glorificamos a Dios en nuestros descansos cuando lo buscamos expresa e intencionalmente en estas cosas, o en algunas de ellas, y lo disfrutamos. De lo contrario, no glorificamos a Dios en nuestros descansos.  
III.        Manteniendo cosas esenciales. Para parar efectivamente de trabajar, y en el descanso buscar y disfrutar a Dios, debemos mantener algunas actitudes esenciales (atención los que les cuesta parar, en especial los que trabajan de modo independiente):
La libertad espiritual. Debemos entender una cosa muy seria: Satanás y sus demonios no quieren que busquemos a Dios para verlo, disfrutarlo y admirarlo. Entonces, tratan de esclavizarnos al trabajo, para que no tengamos ningún tiempo de calidad en esa búsqueda, ningún momento significativo, ni en el día ni en la semana. Así que, lo que nosotros tenemos que mantener, hermanos, es una actitud de libertad espiritual. No permita que el trabajo lo domine a usted, y decida por usted, y lo invada indefectiblemente. En el nombre de Dios, pida sabiduría y poder, y retenga el control de su vida, y cuando sea el momento, pare de trabajar.
La confianza en Dios. Otra cosa que Satanás hace es susurrarnos: “—Ojo, si parás, tarde o temprano te va a faltar la plata. Pero Dios nos dice que lo que él nos provee normalmente, sin ser esclavos del trabajo, es suficiente para todas nuestras necesidades (Éx 16.29). Así que, confiemos en Dios.
La salud física y psicológica. El exceso en el tiempo y los días de trabajo conduce a problemas gástricos, musculares, de memoria, riesgos de ACV, depresión, ansiedad, pánico, etc. Puede generar varias enfermedades crónicas. Tenemos que procurar mantener una salud física aceptable.
La previsión y la organización. Para poder parar de trabajar para buscar y disfrutar a Dios, también es necesario que seamos un poco previsores y organizados. Quizá uno o dos días antes, preguntarnos qué debemos tener hecho para el día de descanso, para liberarlo, y organizar nuestros horarios y tareas, para anticiparnos y hacerlo.
IV.       No descansando de más.
Aquí hablamos en particular de los días laborables. No debemos dormir más de 8 o 9 horas, ni tomarnos más horas de reposo que las necesarias. Proverbios habla de eso como de pereza. Antes de descansar de más, debemos ponernos en actividad; y si no tenemos nada para hacer, buscar algo útil.

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