LA ÚLTIMA GRAN APOSTASÍA
Por: David Wilkerson
Se publica en este medio en los términos del uso legalmente permitido.
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El
apóstol Pablo habla sobre la gran apostasía que vendrá sobre la tierra en los
últimos días. Pero, ¿qué es apostasía? Es el “rechazo de la verdad habiendo ya
creído y proclamado”. Simplemente significa alejarse de la verdad de Dios.
Pablo escribe sobre la apostasía que vendría:
“Pero con
respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo….os rogamos, hermanos, que no
os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por
espíritu, ni por palabra....en el sentido de que el día del Señor está cerca.
Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la
apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición” (2
Tesalonicenses 2:1-3).
Recientemente
el Espíritu Santo me llamó a estudiar Ezequiel 16 donde habla sobre la iglesia
apóstata. Al leer este capítulo, me sentí abrumado por la aflicción de Dios.
Este pasaje revela su corazón roto por la iglesia que ha olvidado sus
fundamentos y ha dejado atrás sus gloriosos inicios. De acuerdo con Ezequiel,
Israel había aumentado a tal grado su corrupción que se había convertido en una
iglesia ramera, peor que Sodoma. Este pueblo a quien Dios había liberado,
limpiado y bendecido se había puesto en su contra al rechazar la verdad en la
que una vez creyeron y predicaron. Su apostasía los penetró.
El Señor
entonces envió a Ezequiel a Israel para llevarles un mensaje severo, el cual
consistiría en una profecía con doble aplicación, pues se dirigiría tanto a
Israel como a la iglesia actual. Ezequiel inició su mensaje con estas duras
palabras: “Por tanto, ramera, oye palabra de Jehová” (Ezequiel 16:35). He aquí
el mensaje de parte de Dios:
“Cuando
te encontré, no hubo ojo que se compadeciese de ti….sino que fuiste arrojada
sobre la faz del campo, con menosprecio de tu vida…. te vi sucia en tus
sangres. Yo te salvé y te amé. Te limpié con agua pura y creciste para ser una
mujer hermosa. Te sumergí en bendiciones, te vestí, te atavié de adornos… y
entré en pacto contigo y fuiste mía. Te prosperé dándote a conocer y a ser
respetada entre todos los paganos” (Ezequiel 16:5-10, mi paráfrasis).
Medité
acerca de la descripción de Ezequiel sobre Israel en este capítulo. Aquí
observamos a un pueblo que una vez fue liberado de ataduras y muerte, a una
iglesia que fue ataviada de las bendiciones destinadas a una amada y hermosa
novia. ¿Acaso no es este el testimonio de Dios para su gente en la actualidad?
Cuando Jesús nos encontró todos estábamos cubiertos en sangre, en pecado, más
Él nos limpió e hizo completos. Jesús ha liberado a todos los que acuden a Él,
haciéndonos nuevas criaturas y sumergiéndonos en bendiciones y dándonos un
testimonio ante el mundo.
El
mensaje de Ezequiel a Israel refleja el glorioso inicio de la iglesia de
Jesucristo.
Cuando
pienso sobre nuestros padres espirituales de la iglesia del Nuevo Testamento,
vienen a mi mente siervos que dieron su vida para defender el evangelio. Desde
su inicio, los discípulos y apóstoles predicaron el íntegro propósito de Dios,
proclamaron hasta el final de sus vidas a Cristo como el Mesías. El Señor
derramó sus dádivas y bendiciones en esta iglesia del primer siglo, y le dio
crecimiento y prosperidad en espíritu y verdad. De tal forma que la influencia
de estos siervos tuvo un impacto en los gentiles de todo el mundo.
De las
raíces cimentadas por esta primera iglesia brotaron muchas ramas. Nosotros les
llamamos a estas ramas denominaciones, organizaciones, convivencias,
movimientos, las cuales han tomado diferentes expresiones y formas: bautistas,
metodistas, presbiterianos, episcopales, pentecostales, luteranos,
carismáticos, entre otras. Conforme estudiamos los distintos orígenes de estas
ramas encontramos que la mayoría iniciaron por siervos llenos de Cristo. Muchos
de estos hombres de Dios fueron martirizados por su devoción a la Palabra pura
de Dios.
En mi
biblioteca personal existen nueve volúmenes escritos por John Wesley, fundador
de la iglesia metodista. En mi opinión Wesley es uno de los hombres de Dios más
grandes en la historia. Este hombre lloró y oró sin cesar por la condición
espiritual de Inglaterra, Escocia, Irlanda y Gales. Su devoción conllevó a unos
de los avivamientos más grandes en la historia.
Wesley
cabalgaría en la oscuridad para predicarles a los mineros a las seis de la
mañana antes de que éstos iniciaran sus labores. Resistió increíbles penas por
su ministerio, inclusive fue víctima de actos violentos de parte de pandillas.
Aún así Wesley continúo trabajando fielmente hasta que surgió un avivamiento,
el cual transformaría a la sociedad británica desde las prisiones hasta los
niveles más altos del gobierno.
En los
primeros tiempos de América, los predicadores metodistas llevaron a cabo
reuniones al aire libre similares a las de Wesley mejor conocidas como
“reuniones-campamento.” Estos hombres llenos del fuego del Espíritu y con el
mismo sello de Wesley, trabajaron como “cabalgantes de circuito”, es decir
viajaron a caballo por Kentucky, Tennessee y el Medio Oeste. Sus reuniones se
realizaron en provincia, trayendo así a gente de todas partes. El mensaje fue
muy poderoso y con una convicción profunda sobre el pecado. De ahí que los
espectadores cayeran rendidos y clamaran por recibir perdón.
Ahora
consideremos los inicios de movimiento pentecostal moderno. Este movimiento
comenzó a principios del siglo pasado en una pequeña iglesia rural en la calle
de Azuza en Los Ángeles. La congregación consistió en un grupo pequeños de
hombres blancos y negros dedicados a al ayuno y a la oración. En este lugar el
Espíritu Santo se manifestó de manera poderosa. La convicción de este templo
fue tan fuerte que mucha gente caía postrada al momento de entrar. Visitantes
de toda la ciudad iban para experimentar este avivamiento. Inclusive muchas
personas de diversas partes del mundo también la visitaron, lo que produjo un
avivamiento mundial. De una pequeña iglesia emergieron hombres justos y mujeres
llenas del fuego del Espíritu Santo, siervos quienes no se inclinarían a
ninguno de los ídolos de su generación. De este avivamiento surgieron muchas de
las organizaciones pentecostales que conocemos hoy en día, tales como: las
Asambleas de Dios, la Iglesia de Dios, la Iglesia del Evangelio Cuadrangular,
entre otras.
De la
misma manera que el Señor habló sobre la antigua Israel, Él lo hizo con la
mayoría de estos grupos: “Yo te encontré en tu tiempo de necesidad y te
levanté, te vestí en ropas de justicia, te amé y bendecí. Fuiste pobre pero yo
te hice próspera y tu influencia se propagó entre todas las naciones. Pero después
de esto, te inundó el orgullo y te convertiste en ramera. Mal empleaste los
dones que te di. Olvidaste cómo te encontré: desnuda, olvidada y sin
esperanza”. “Y con todas tus abominaciones y tus fornicaciones no te has
acordado de los días de tu juventud, cuando estabas desnuda y descubierta,
cuando estabas envuelta en tu sangre (Ezequiel 16:22, mis itálicas).
He aquí
la apostasía en su manera más clara: cuando el pueblo de Dios abandona la
verdad que lo salvó. En esencia el Señor le estaba diciendo a Israel, “Tú una
vez profesaste y creíste pero te hiciste traidora de la verdad. Abandonaste los
caminos antiguos e inventaste métodos humanos. No me amaste más y dejaste de
confiar en mí. En cambio, seguiste tu propio camino y provocaste en mí furia.
Como mujer adúltera, que en lugar de su marido recibe a ajenos” (Ezequiel
16:32). Claramente aquí podemos observar la tendencia del pueblo de Dios. Es
decir, somos proclives a descarriarnos. En nuestro camino con el Señor en algún
momento dado muchos de nosotros nos olvidamos de nuestro origen. Olvidamos lo
que era ser encontrado en pecado, ser limpiado, amado y bendecido por Dios. De
ahí que poco a poco nos convirtamos en seres tibios o fríos en nuestro amor por
él. Permitimos que otros amores entren a nuestra vida.
El
mensaje de Ezequiel es una muestra de la iglesia apóstata de la actualidad.
Usted
puede objetar, “Pero ésta no es la interpretación correcta de Ezequiel 16. El
profeta se refería solamente a Israel”. No obstante, Pablo sostiene que las
verdades del Antiguo Testamento tienen una aplicación doble, para esa época y
para la actual: “Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas
para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos”
(1 Corintios 10:11). Leída en este contexto, la profecía de Ezequiel claramente
es una parábola. Ésta revela el corazón de Dios cuando su pueblo cae en
apostasía.
Permítame
presentarle un ejemplo claro y actual sobre la existencia de la apostasía.
Durante muchos años la iglesia episcopal ha ocupado los encabezados al
respecto. Ésta es una de las denominaciones más antiguas y grandes del mundo.
Era una iglesia cuyos orígenes se encontraban sólidamente fundamentados en la
enseñanza de la Biblia. Predicaba el evangelio de un Salvador resucitado y sus
púlpitos estaban bendecidos por profetas y maestros santos. Inclusive la
bendita influencia de la iglesia episcopal se difundió alrededor del mundo,
desde Europa a África y las Américas.
Actualmente,
sin embargo, esta iglesia devota ha caído en apostasía. Hablamos de gente que
se ha alejado de sus raíces:
- Esta denominación es una de las primeras en ordenar a un obispo homosexual.
- Algunos líderes episcopales están tratando de “desprestigiar” la divinidad de Jesús.
- Recientemente, obispos y los miembros que la lideran a nivel nacional afirmaron que la diócesis de esta iglesia podía interpretar a la Trinidad como ésta quisiera. Así también sostiene que Dios puede ser una “ella,” que Jesús es un pensamiento de amor, y que el Espíritu es una elección individual. ¡Ésta es una gran blasfemia!
- El último obispo electo fue una mujer quien ha adoptado la agenda homosexual. Esta denominación está destinada a la división. Iglesias locales están recortándoles fondos. Durante mucho tiempo, obispos africanos han declarado que las iglesias americanas han caído en apostasía. Mientras que en Estados Unidos un gran número de iglesias están menguando.
En
Inglaterra observamos la misma situación con la iglesia Anglicana. Esta
denominación ha ido perdiendo fuerza. Un pequeño número de iglesias que
predominaron durante siglos ahora están cerrando permanentemente. Este proceso
se conoce como “desantificación”. En un momento dado estas magnas instituciones
se encontraron llenas de fervientes creyentes. No obstante, la condición de los
anglicanos creció de manera tan apóstata que los condujo a su desaparición. De
ahí que muchas iglesias terminaran convirtiéndose en discotecas, museos de
ocultismo e incluso mezquitas.
Considere
a Harvard y Yale, instituciones que en su momento fueron dos de las
universidades en América más fundamentadas en la Biblia.
Tanto
Harvard como Yale fueron fundadas por predicadores llenos de la presencia de
Dios así como respaldadas por escuelas bíblicas. Grandes avivamientos alguna
vez surgieron en estas universidades y poderosos predicadores salieron de
ellas. Hoy estas reconocidas universidades se han convertido en la cuna del
ateismo y opositoras de la divinidad de Cristo. Se han transformado en
instituciones apostatas, apartadas de sus raíces bíblicas.
Lo mismo
sucede con Columbia, en Nueva York, y Princeton, en Nueva Jersey. Ambas
universidades fueron fundadas por hombres de Dios pero hoy han dado lugar a la
apostasía. Dios, por la mayoría de sus miembros es concebido como una deidad
femenina. Mientras que Cristo no es visto como el Hijo de Dios sino como un
hombre bueno o un maestro carismático.
Inclusive
en universidades cristianas y seminarios evangélicos alrededor del mundo, la
“levadura” de la apostasía ha emergido. Hoy parece ser una batalla perdida para
estas escuelas las cuales están luchando por mantener los caminos antiguos
debido a que cuentan con profesores apostatas que no se apegan más a la verdad
bíblica. El nuevo evangelio que presentan desecha la divinidad de Cristo, la
realidad del infierno y el juicio, y los estándares bíblicos de pureza y
moralidad.
Considere
nuevamente las palabras de Dios dirigidas a Israel en el tiempo de Ezequiel:
Ustedes se han corrompido aún más que Sodoma. “Vivo yo, dice Jehová el Señor,
que Sodoma tu hermana y sus hijas no han hecho como hiciste tú……te corrompiste
más que ellas en todos tus caminos… ellas…más justas son que tú” (Ezequiel
16:48,47,52).
En los
siguientes versos el Señor entonces describe los pecados de Sodoma y el por qué
los destruyó: “He aquí que esta fue la maldad de Sodoma tu hermana: soberbia,
saciedad de pan, y abundancia de ociosidad…y no fortaleció la mano del afligido
y del menesteroso. Y se llenaron de soberbia, e hicieron abominación delante de
mí, y cuando lo vi las quité” (16:49-50).
Note que
los pecados principales de Sodoma fueron: orgullo y arrogancia. Usted
seguramente ha escuchado sobre el “orgullo homosexual”. La Ciudad de Nueva York
tiene un desfile anual del Orgullo Homosexual, el cual cuenta con 400,000
participantes. Sus integrantes portan pancartas que dicen “Dios es homosexual”,
“Cristo era homosexual”, “Soy homosexual y estoy orgulloso de serlo”. Una vez
vi a manifestantes atacar a un pequeño grupo de personas quienes cargaban
letreros que decían “Jesús ama a los homosexuales. Él solamente odia el
pecado”. Este grupo salió solamente a ofrecer amor pero fueron cruelmente
tratados.
A pesar
de ser ésta una absoluta arrogancia, Dios establece en Ezequiel 16: “El orgullo
y arrogancia de la iglesia apóstata es peor que el orgullo de los homosexuales.
Inclusive Sodoma nunca pecó como ustedes”. No obstante, el orgullo total y la
arrogancia extrema son el difamar el nombre de Cristo…llamarle a Dios
“ella”…decir que la iglesia no tiene un Padre celestial. (Si no hay Padre
entonces no puede haber Hijo lo cual es la mentira central del Islam).
¡Qué
orgullo tan profundo debe existir como para remover la divinidad del Único que
murió para salvarnos! Este mismo orgullo es el que esta destruyendo a algunas
organizaciones evangélicas, convirtiendo a la iglesia en contra de la verdad de
sus padres fundadores. Es una ola de apostasía total.
Existe
algo aun peor ante los ojos de Dios que la apostasía del evangelio, esto es el
evangelio diluido.
Dios odia
el evangelio tibio, de medias verdades y el cual está siendo difundido en todo
el mundo. Este evangelio dice, “Solo cree en Jesucristo y serás salvo. No hay
nada más que esto”. Ignora la completa instrucción de Dios la cual habla sobre
el arrepentimiento de nuestros pecados pasados, de tomar tu cruz, de ser
transformado acorde a su imagen por medio de la obra del Espíritu Santo en
nosotros. No menciona nada acerca de la existencia real del infierno y del
juicio después de la muerte.
Isaías
advierte acerca de este evangelio ligero, no ofensivo, y el cual la gente
proclama hoy en día. Su profecía se aplica directamente al tiempo actual pues
Dios le dijo “Ve, pues, ahora, y escribe esta visión… para que quede hasta el
día postrero, eternamente y para siempre” (Isaías 30:8). “Porque este pueblo es
rebelde… hijos que no quisieron oír la ley de Jehová; que dicen a los videntes:
No veáis; y a los profetas: No nos profeticéis lo recto, decidnos cosas
halagüeñas, profetizad mentiras; dejad el camino, apartaos de la senda, quitad
de nuestra presencia al Santo de Israel” (Isaías 30:9-11).
De
acuerdo con Isaías no había ninguna predicación acerca de la santidad y el
arrepentimiento, ¿por qué? El pueblo no quería ser corregido ni reprendido. Se
rehusaban a escuchar cualquier cosa excepto a un evangelio ligero. Pero un
evangelio ligero no es evangelio.
Ezequiel
describe este evangelio como: “Sus sacerdotes violaron mi ley, y contaminaron
mis santuarios; entre lo santo y lo profano no hicieron diferencia, ni
distinguieron entre inmundo y limpio; y de mis días de reposo apartaron sus
ojos, y yo he sido profanado en medio de ellos” (Ezequiel 22:26). Llamó al
evangelio diluido como meramente encubierto o “lodo suelto” (Ezequiel 22:28).
En otras palabras: “Están construyendo sus muros con lodo suelto. Esos muros
lucirán imponentes, fuertes por ahora, pero el Señor enviará lluvia torrencial
y piedras de granizo que la harán caer, y un viento tempestuoso la romperá”.
(Ezequiel 13:11).
De esta
manera, Ezequiel enumeró en una lista los grandes juicios a través de los
cuales Dios le diría a su pueblo: “Yo expondré su desnudez. Juicios severos
están por venir, ellos llegarán. Su evangelio blasfemo será expuesto como vacío
y sin esperanza”.
Isaías
profesó en ese día, “La altivez de la mirada del hombre será abatida; la
soberbia humana será humillada. Sólo Jehová será exaltado en aquel día…”
(Isaías 2:11,15,17).
Ahora
mismo, creo que estamos enfrentando Armagedón. Alrededor de nosotros observamos
naciones sacudiéndose y corazones de hombres estremecerse de miedo. Sostengo
que hoy no es tiempo para un evangelio diluido. Ese evangelio es absolutamente
falso y se colapsará tan pronto como los vientos del juicio fluyan. Dios
advierte que el juzgará a aquellos que prediquen un evangelio sin vida:
“Por
cuanto entristecisteis con mentiras el corazón del justo, al cual yo no
entristecí, y fortalecisteis las manos del impío para que no se apartara de su
mal camino, infundiéndole ánimo, por eso, no veréis más visión vana ni
practicaréis más la adivinación. Yo libraré a mi pueblo de vuestras manos. Y
sabréis que yo soy Jehová" (Ezequiel 13:22-23).
“Yo te
juzgaré por las leyes de las adúlteras y de las que derraman sangre, y traeré
sobre ti sangre de ira y de celos…. Por cuanto no te acordaste de los días de
tu juventud y me provocaste a ira en todo esto, por eso, yo también traeré tu
conducta sobre tu propia cabeza, dice Jehová, el Señor; pues ni aun has pensado
sobre toda tu lujuria” (16:38,43, mis itálicas).
Cuando el
juicio venga, ¿qué sucederá con aquellos quienes pusieron su seguridad en un
evangelio diluido? Ellos buscarán en toda dirección una palabra verdadera de
parte del Señor pero no serán capaces de encontrarla. Sus predicadores
apostatas dirán, “No se preocupen. El mundo ha padecido estos problemas
anteriormente. Hemos visto guerras mundiales. Todas las cosas continúan como
desde el principio. Ellas desaparecerán.”
¡No, no
es así! Nunca ha habido un tiempo como este. Hoy existen armas nucleares en
manos de hombres malvados, misiles mortales que pueden viajar miles de millas,
bombas, guerras biológicas que pueden afectar a gran parte de la humanidad.
Justamente
como Sodoma y Gomorra intentaron ignorar las advertencias de Dios y fueron
juzgadas, el Señor así también juzgará a la generación de los últimos tiempos.
Pero la diferencia es que muchos de estos juicios cuentan con la redención,
mientras que aquellos que cayeron sobre Sodoma fueron ejemplo para cada
generación: “También Sodoma y Gomorra… fueron puestas por ejemplo” (Judas 7).
Al final
de Ezequiel 16 algo increíble sucede.
Este capítulo
es una de las expresiones más grandes de la misericordia y gracia de Dios en
las Escrituras. El Señor dice que mientras los juicios caen por todas partes
con fuego y furia, “Así haré que dejes de ser una prostituta y que ceses de
prodigar tus favores” (Ezequiel 16:41). Una vez más la humanidad se conduce a
un destino infernal. Y nuevamente Dios hará una obra sobrenatural en el Corazón
de su pueblo, trayéndolo de vuelta de sus ídolos y dioses falsos.
Conforme
a Apocalipsis, dos cosas suceden cuando la terrible ira es derramada. Primero,
muchos corazones endurecidos se rehúsan a arrepentirse: “Los hombres fueron
quemados con el gran calor y blasfemaron el nombre de Dios, que tiene poder
sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle Gloria…y blasfemaron
contra el Dios del cielo por sus dolores y por sus úlceras, y no se
arrepintieron de sus obras….Y los hombres blasfemaron contra Dios por la plaga
del granizo, porque su plaga fue sumamente grande” (Apocalipsis 16:9,11,21).
La
Escritura dice que en medio de tiempos terroríficos, otros regresarán con
arrepentimiento ante el Señor. Los descarriados y tibios, aquellos quienes
probaron en algún momento la Palabra de Dios, se arrepentirán y lo buscarán.
Entonces la profecía de Ezequiel se cumple: “Te traeré de tu soberbia
apostasía”.
“Incendiarán
tus casas, y harán en ti juicios en presencia de muchas mujeres. Así haré que
dejes de ser una prostituta y que ceses de prodigar tus favores” (Ezequiel
16:41, mis itálicas). Los juicios en ese tiempo serán terrenalmente
estremecedores. Toda la humanidad sabrá que es el tiempo de “hacer o morir”. En
ese momento, Dios hará temblar y estremecer a cada descarriado a quien conoció
y mostró la apostasía en su corazón. Muchos pastores apostatas serán traídos de
nueva cuenta a la Cruz, dejando a un lado su indolencia para predicar sobre el
arrepentimiento y la justicia. Esto será una obra sobrenatural, una
manifestación de la gracia de Dios que será evidente en todo el mundo.
Por lo
pronto, Alá fallará para liberar a sus adoradores de la ira de Dios. Mientras
que masas de adoradores hindúes serán aplastados al ser sus millones de
deidades incapaces de rescatarlos. Inclusive, el mundo entero dirá, “Estos
juicios son sobrenaturales”, y multitudes clamaran a Cristo. (Ya hemos visto
esto tras el devastador tsunami en Asia).
“Sino por
mi pacto que confirmaré contigo. Y sabrás que yo soy Jehová; para que te
acuerdes y te avergüences, y nunca más abras la boca, a causa de tu vergüenza,
cuando yo perdoné todo lo que hiciste, dice Jehová, el Señor” (Ezequiel
16:62-63).
En suma
Dios nos dice: “En lugar de todas tus apostasías, todos tus rechazos hacia mí,
todos tus descarríos, – en el momento de la dificultad que vendrá a la tierra,
yo recordaré el pacto que hice contigo en tu juventud”. En otras palabras, ello
sucederá gracias a su misericordia sobrenatural.
Amados,
en esto consiste el Nuevo Pacto hecho en el Calvario. Piense en esto: Jesús
vino a un mundo en total apostasía, muerto en ritualismo, atado a la
corrupción. Él no vino como respuesta a las oraciones del hombre debido a que
eran pocos quienes le buscaban. El mundo en ese tiempo adoraba a ídolos y a
dioses falsos, justamente como la humanidad de hoy en día. Israel era apóstata.
La venida de Cristo fue un mero acto de misericordia, no merecedor de nadie.
Creo que una gran cosecha de almas aún está por
venir a la Sodoma moderna. En todo el mundo, muchas iglesias serán bendecidas y
sorprendidas por una heredad de creyentes hambrientos quienes emergerán en cada
nación. Ellos reconocerán la voz del Señor decir, “Te traigo de regreso a tus
primeros tiempos conmigo”. Y sus corazones despertarán, responderán, “Señor
tráeme de regreso a mi primer amor por ti”.https://worldchallenge.org/es/content/la-gran-y-última-apostasía
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