CONSTANCIA & PERSEVERANCIA
Por: Luis Caccia Guerra
Escrito originalmente para
www.devocionaldiario.com
Se publica en los términos del uso legalmente
permitido.
Criado en el seno de una familia bautista, sus
padres, de origen inglés, pertenecían a la Iglesia Bautista de
Little Mount, cerca de Elizabethtown en el estado de Kentucky, pero
nunca se unió a ninguna iglesia. Reservado y escéptico acerca de
sus creencias y de las creencias de los demás. Un fracaso
estrepitoso en el mundo de los negocios lo llevó a la bancarrota en
1831. Un año después, en 1832 sufrió la derrota electoral cuando
se postuló como candidato a Legislador. La muerte de Ann Rutledge,
en 1835, una chica a quien amó profundamente, lo sumió en una
severa depresión.
Años más tarde, vendrían aún más derrotas
en el ámbito político, inclusive la disolución del partido Whig en
1854, del cual formaba parte. Tampoco tuvo éxito en las internas
para la Vicepresidencia de EE.UU. en 1856. Sin embargo, opinan los
expertos, la derrota electoral de la fórmula de su partido, que
finalmente se presentó en las elecciones presidenciales de ese año
sin él, le añadió aún más fama y renombre.
Estamos hablando de un hombre obstinado, si los
hay. Del hombre que tiene el reconocimiento de haber liberado a los
esclavos mediante la Proclamación de Emancipación, en la
Confederación, y que al abolir la esclavitud en estos estados,
mediante las XIII y XIV enmiendas a la Constitución de los Estados
Unidos, se aboliera la esclavitud en todo el territorio del país y
se estableciera la imposición federal de Derechos Civiles. Hablamos
de quien finalmente resultó ser el 16° presidente de Estados Unidos
en las elecciones presidenciales de noviembre de 1860. Abraham
Lincoln.
¿Saben? Lincoln no es un prócer de mi país.
Es más, al escribir estas palabras, soy consciente de que hay
aspectos de su vida muy cuestionados y controvertidos. Por lo que sin
el más mínimo ánimo de destacar personas por sobre la Gloria de
Dios, historias de vida como éstas, me alientan, me inspiran. Podría
haber elegido una historia de la Biblia, como las de Elías, Noe,
Job, Josué… Y de hecho, es algo que ya hice en algún artículo
mío. Pero hoy elegí a alguien algo “más cercano” en el tiempo
y en el espacio físico. A alguien que tuvo lo que muchas veces
nosotros los creyentes no tenemos, y si lo tenemos, es muy poco:
CONSTANCIA, RESOLUCIÓN, DETERMINACION, PERSEVERANCIA.
Puedo percibir en esta historia de vida, al
menos dos lecturas:
1-No obstante haberse criado en un hogar
bautista, los datos históricos parecen indicar que su relación con
Dios, si es que la hubo, era distante.
2-Que aún con eso, “instruye al niño en
su camino…” (Proverbios 22:6) algún fruto, finalmente tuvo que
dar.
Hoy hay padres y madres creyentes que luchan y
lloran por sus hijos que se hallan sumidos en su propio infierno,
porque viven sus vidas infelices hundidas en el fracaso del pecado,
en drogas, en malas juntas; algunos de ellos ya privados de libertad
en un penal por causa de sus transgresiones… porque no entregan
sus vidas a Jesús, ni quieren saber nada con Él. No conocí a los
padres de Abraham Lincoln, pero mi corazón como padre, se conmueve
al saber que este muchacho, a sus jóvenes 22 años de edad, decía
de sí mismo “Soy dueño de mi propia vida”. ¿Qué habrá pasado
por la cabeza y por el corazón de esos padres?
Sin embargo, finalmente accedió a la
presidencia de su país y cuando tuvo en sus manos el poder, más
allá de todos sus aciertos y errores, la emancipación de la raza de
color sometida a brutal e inhumana esclavitud me habla de NO
DISCRIMINACION y de altruistas deseos de LIBERTAD. Instruye al niño
en su camino… algún fruto tuvo que dar.
Hoy te aliento a que como papá, como mamá, no
pares de incomodar a tu hijo, no con RELIGION. La religión no
transforma vidas. No pares de incomodar a tu hijo con las enseñanzas
de vida de Jesús y mostrarle la necesidad de entregar su vida a Él.
Que no pares de orar por él o ella, por que Jesús cambie esa
vida, por que el dulce Espíritu de Dios le dé convicción de
pecado. Me lo dio a mí, que a los 18 era ateo y sumido en la
depresión sin otro “proyecto” de vida que juntar coraje para
tirarme debajo de un tren. Hace unos días participé de un evento
muy emotivo, pero no pude dejar de percibir al hombre tratando de
convencer al hombre. Así no funciona. DOBLA TUS RODILLAS E INVOCA LA
OBRA DEL ESPIRITU SANTO de Dios. Él es el que produce la obra y el
milagro, no TU. Errores como padres hemos tenido. Es una buena
oportunidad para reconocerlos delante de nuestros hijos y aún cuando
ellos estén perdidos en el pecado, nosotros mismos pedir perdón a
ellos y a Dios delante de ellos.
Y si eres un Abraham Lincoln de tu barrio, de
tu comunidad, al que nada le salió bien… en vez de llorar por el
fracaso pasado, PONTE DE PIE, capitaliza la experiencia. “La
escuela del fracaso me enseñó mucho más que la del éxito”
dijo Thomas Alva Edison, uno de los mayores inventores de la
humanidad. La única razón que tienes para permanecer postrado, es
DE RODILLAS ANTE JESUS.
No hay peor derrota que la batalla que no se
libra. No hay peor fracaso que la rendición.
Instruye
al niño en su camino,
Y
aun cuando fuere viejo no se apartará de él.
(Proverbios
22:6 RV60)
prosigo
a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo
Jesús.
(Filipenses
3:14 RV60)
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