RESTÁURANOS, SEÑOR!

RESTÁURANOS, SEÑOR!
Mensaje compartido por el Pastor Diego Brizzio el 20/11/2016
IGLESIA CRISTIANA EVANGELICA “SIGUEME”
España 155 – Godoy Cruz – Mendoza – Argentina



¿Quién puede decir que hasta el día de hoy todo en su vida ha sido óptimo? ¿Quién puede decir que nada se le arruinó? … Creo que hoy todos tenemos algo que está peor que ayer, o algo que nunca estuvo bien. Algo de nuestra espiritualidad que nunca ha estado bien; alguna conducta que nunca ha sido buena; alguna emoción fea que antes no sentíamos y ahora sentimos, o una emoción linda que antes sentíamos y ahora no; alguna relación que antes estaba mejor; algún aspecto de la salud. Sí; todos en algún aspecto de nuestra vida y en alguna medida necesitamos que algo vuelva o empiece a estar bien. La buena noticia es que, caminando con Dios, hay esperanza de restauración. Así lo enseña el salmo 80.
Este salmo habla de la restauración de la parte norte de la nación de Israel, la cual estaba en cautiverio, desterrada a causa de su pecado. Restaurar es lo que decíamos recién: es hacer que algo vuelva o empiece a estar bien. Pero no “bien” como nosotros lo imaginamos, sino “bien” como Dios lo quiere. La restauración es un acto de Dios por excelencia. Dios restaura. A él le gusta hacer que algo que antes estaba bien pueda volver a estarlo; o que algo bueno que nunca ha sido realidad, comience a serlo.
La Restauración ES UN ACTO DE DIOS. No es algo que nosotros podamos hacer con nuestras propias fuerzas.
Así que, hoy yo quiero animarte a caminar hacia Dios en busca de restauración. Quiero que hoy podamos exclamar juntos…

¡Restáuranos, Señor!
Tres pasos hacia la restauración - Salmo 80
I.          El primer paso lo veo en estas palabras: “Oh Señor… ¿hasta cuándo seguirás enojado con nuestras oraciones? Nos diste tristeza por comida, y nos hiciste beber lágrimas en abundancia. Nos convertiste en el desprecio de las naciones vecinas. Nuestros enemigos nos tratan como si fuéramos una broma… Pero ahora, ¿por qué has derribado nuestras murallas de modo que todos los que pasan pueden robarse nuestros frutos? Los jabalíes del bosque los devoran, y los animales salvajes se alimentan de ellos… Tu vid [esta nación tuya] está derribada, quemada por el fuego” (4-6, 12-13, 16). Este cantante tenía muy bien identificados los males de la nación:
·         Debilidad, derrota y cautiverio
·         Desprotección, invasión y saqueo
·         Estrechez y vergüenza
·         Lágrimas, angustia, dolor
Sí, este cantante tenía bien identificados los males de la nación. Y eso nos enseña cuál es el primer paso hacia la restauración:

Identificar y describir nuestros males.
Todos tenemos algún tipo de mal. ¿Podemos decir exactamente cuáles son nuestros males? ¿Podemos hacer una lista honesta y franca de los males de cada área de tu vida? ¿Podemos describirlos? Es muy importante que aprendamos a sincerarnos, ser francos y honestos, identificar esas cosas, y a describirlas y a hablar de ellas. Tendemos a hacer silencio, no hablar. Pero debemos aprender a hacer una autoevaluación, a hacernos cargo del mal, ya sea moral, o de lo que nos haya venido sin que nosotros lo hayamos elegido.
NUESTROS MALES:
Area Espiritual
·         Ignorancia, incredulidad, indiferencia, vanagloria, autosuficiencia…
 Conducta
·         Deshonestidad, maltrato, impureza, deslealtad, adicciones…
Emocional
·         Amargura, ira, resentimiento, dolor, angustia, tristeza
 Relacional
·         Desamor, descuido, ruptura, insubordinación, falta de amigos, falta de pareja
 Económica
·         Deudas crónicas, desequilibrio entre entradas y salidas, descontrol en compras, desocupación, carencias
 Ministerial
·         Pasividad o inactividad, irresponsabilidad, frialdad, desorientación

Algunos consejos para aprender a hacerlo:
<Tomate todos los días un buen tiempo solo o sola, con la Biblia, un papel y lápiz.
< Pedile a Dios que al leer, o al vivir, te permita ser honesto, no disimular ni dejar pasar nada que te aparezca un mal, no autojustificarte ni excusarte ni minimizarlo. <Anotá todo, lo pequeño y lo grande, lo muy doloroso y lo no tan doloroso, que te parezca un mal en tu vida.
<Luego, describilo con detalle, definilo.
<Tomá la costumbre de hacer esto. Este es el primer paso hacia la tu restauración. En mi caso, yo nunca he sido restaurado de nada hasta que lo identifiqué y hablé acerca de ello.

II.         El segundo paso lo encuentro aquí: “De Egipto trajiste una vid; expulsaste a los pueblos paganos, y la plantaste. Le limpiaste el terreno, y ella echó raíces y llenó la tierra. Su sombra se extendía hasta las montañas, su follaje cubría los más altos cedros. Sus ramas se extendieron hasta el Mediterráneo y sus renuevos hasta el Éufrates” (8-11). El salmista también tenía muy bien identificados los bienes que Dios quería darle al pueblo, los bienes que deberían estar en lugar de los males que vivía.
El mal que estaba viviendo
El bien que Dios quería que viviera
Debilidad, derrota y cautiverio
Poder, victoria y libertad
Desprotección, invasión y saqueo
Protección, firmeza y prosperidad
Estrechez y vergüenza
Extensión e influencia
Lágrimas, angustia, dolor
Bienestar, gozo, paz
Esto es el segundo paso que debemos dar hacia la restauración:

Conocer y desear el bien que Dios quiere para nosotros.
La mayoría de nuestros males no son voluntad de Dios. Por el contrario, como él es un Dios de restauración, quiere que nuestras cosas vuelvan o comiencen a estar bien, al menos la mayoría de las cosas. La pregunta es: ¿Conocemos el bien que Dios quiere para las áreas de nuestra vida, el bien con que Dios quiere reemplazar nuestro mal? ¿Lo deseamos? Tenemos que ir a la Biblia, conocer esos bienes bien, y desearlos.  
Area
Nuestros males
Los bienes que Dios quiere
Espiritual
Ignorancia, incredulidad, indiferencia, vanagloria, autosuficiencia…
Conocimiento, fe, fervor, humildad, dependencia…
Conducta
Deshonestidad, maltrato, impureza, deslealtad, adicciones…
Sinceridad, ternura, pureza, lealtad, dominio propio…
Emocional
Amargura, ira, resentimiento, dolor, angustia, tristeza
Templanza, sanidad, libertad, gozo, valentía, paz
Relacional
Desamor, descuido, ruptura, insubordinación, falta de amigos, falta de pareja
Amor, cuidado, cercanía, vinculación, subordinación, amistad, matrimonio (?)
Económica
Deudas crónicas, desequilibrio entre entradas y salidas, descontrol en compras, desocupación, carencias
Cumplir con deudas, equilibrio, control, trabajo, satisfacción de necesidades básicas
Ministerial
Desorientación, pasividad o inactividad, irresponsabilidad, frialdad
Orientación, actividad, diligencia, fervor
Queridos, tenemos que ejercitarnos en buscar, conocer y desear el bien que Dios quiere para nosotros, el bien con que Dios quiere reemplazar el mal de cada área de nuestra vida. Tenemos que clarificarlo en nuestra mente. Habida cuenta de que tal vez el BIEN que Dios quiere darte no necesariamente deba ser EL QUE VOS QUISIERAS. Hay personas hartas de su matrimonio y qué más quisieran que Dios les cambie la pareja. ¡ESA NO ES LA CLASE DE “BIEN” QUE DIOS QUIERE EN TU VIDA! Lo que Él quiere es que lo defectuoso ¡FUNCIONE!
III.        El tercer paso lo encuentro aquí: “Pastor de Israel, tú que guías a José como a un rebaño, tú que reinas entre los querubines, ¡escúchanos! ¡Resplandece delante de Efraín, Benjamín y Manasés! ¡Muestra tu poder, y ven a salvarnos! Restáuranos, oh Dios; haz resplandecer tu rostro sobre nosotros, y sálvanos… Restáuranos, oh Dios Todopoderoso; haz resplandecer tu rostro sobre nosotros, y sálvanos… ¡Vuélvete a nosotros, oh Dios Todopoderoso! ¡Asómate a vernos desde el cielo y brinda tus cuidados a esta vid! ¡Es la raíz que plantaste con tu diestra! ¡Es el vástago que has criado para ti! …Restáuranos, Señor, Dios Todopoderoso; haz resplandecer tu rostro sobre nosotros, y sálvanos” (1-3; 7, 14-15, 19). Aparte de conocer su mal y el bien divino con que Dios quiere reemplazarlo, este autor invoca a Dios para que intervenga y haga realidad ese bien. Y aquí tenemos el tercer paso para nuestra restauración:

Clamar a Dios que haga realidad sus bienes.
<Clamemos arrepintiéndonos de nuestros pecados. Si tenemos alguna responsabilidad por el mal que estamos viviendo, tenemos que arrepentirnos.
<Clamemos que nos restaure. Roguémosle que cada cosa que hemos identificado como un mal en nuestra vida vuelva o comience a estar bien…
<Clamemos confiando en su pastoreo glorioso. Él es un pastor que busca el bien de sus ovejas; pero no es cualquier pastor, sino uno que está lleno de atributos admirables. Es uno que está entronizado, es un pastor-rey, un pastor soberano, uno todopoderoso, con pleno control sobre todas las circunstancias. ¡No hay ningún mal que él no pueda volver a bien!
<Clamemos recordando que somos sus vástagos. No somos personas desvinculadas de Dios. Tenemos que tener presente que ya tenemos una relación con él. “—Mirá, Señor; yo soy tu hijo. Vos me hiciste tu hijo. Soy parte de tu familia. Vos me hiciste parte de tu familia. No te desentiendas de esta relación.
<Clamemos insistiendo. El salmista clama tres veces en este salmo. Nosotros también debemos ser insistentes, y clamar todos los días para nuestra restauración espiritual, moral, emocional, económica, relacional… Dios puede tardar en responder, pero no dejemos de clamar.
<Clamemos resolviendo obedecer a Dios. En particular si el mal que queremos desterrar nos ha venido por responsabilidad nuestra, al clamar debemos resolver obedecer a Dios, depender de él para no volver a caer en el mismo pecado.

Dios puede tornar VICTORIA donde había DERROTA. ¡DALE DURO AL SEÑOR! Insistile en la mañana cuando te levantás; en la tarde cuando estás en tu trabajo; en la noche cuando te vas a dormir; pero no dejés de INSISTIR delante del Señor.
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Comentarios

  1. Una vez más , te felicito por tan excelente resumen. Que Dios te bendiga Luis.

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  2. Gracias Joaquin. Pero esta vez es mérito del Pastor Brizzio que me pasó los papeles de trabajo!

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