La felicidad no es cuestión de circunstancias sino de decisiones

Por: Luis Caccia Guerra para www.devocionaldiario.com


He conocido personas con un relativamente buen pasar. “Lo que tocan, lo convierten en oro”, me decía un amigo para graficar la situación. Unas cuantas veces me habría gustado estar en sus zapatos. Afortunadamente, cada vez que esa tentación asomó, tuve oportunidad de reflexionar y aceptar y admitir que esta “es la vida que Dios ha puesto en mi vida”, aún cuando las cartas que me tocaron en esta partida de la vida no hayan sido justamente las mejores de la baraja. Sin embargo, al pasar el tiempo, cuando las dificultades comenzaron a aparecer ¡es como si se hubiesen puesto de acuerdo entre ellas para llegar todas juntas! Con el transcurrir de los años, su relativamente buen pasar fue tiñéndose de tristeza y dolor. La otrora vida que antes les sonreía, hoy más bien parece reírse de ellos. Y esto lo digo con sumo respeto, ya que se trata de personas por quienes tengo un gran afecto. Otras en cambio, a temprana edad de sus vidas, experimentaron toda clase de carencias, desafectos, lamentables pérdidas y no poco dolor. “Dios no me quita nada, me cambia figuritas” suele decirme un amado amigo de Buenos Aires. Puedo asegurar que sabe exactamente de qué habla. Aún siendo muy joven perdió a sus padres y más tarde, en circunstancias trágicas, a su hermana, la única familia que le quedaba. Hoy disfruta de un buen pasar y es padre de una bellísima familia.

¿Cómo podemos decir incluso razonablemente que hemos tenido más problemas que otras personas? Después de todo, no sabemos lo que sucede en las vidas de otras personas. No debemos compararnos con otras personas, de todos modos, pero si quisiéramos intentarlo, tendríamos que comparar toda una vida con toda una vida, y no un acontecimiento comparado con otro.” (Joyce Meyer)

Es que en verdad, vivimos la vida hacia adelante, pero podemos entenderla hacia atrás. En efecto, una rápida mirada hacia atrás a veces nos sirve para darnos cuenta de que gracias a las dificultades hemos logrado entender cosas que creíamos que ya sabíamos, que de no haber sido por las pruebas que Dios nos puso en el camino, no habríamos aprendido importantes lecciones de vida. Tomas Alva Edison, con más de mil inventos en su haber, experimentó muchos atrasos en su trabajo. La escuela del fracaso le enseñó mucho más que la del éxito y hoy todo el mundo disfruta de importantes avances tecnológicos cuyos orígenes fueron inventos de Edison.

Hoy, a pesar de las dificultades por las que me toca pasar descubro que aún puedo disfrutar de lo que el Señor ha traído a mi vida, darme cuenta de que estos han sido los años más felices de mi vida y de que lo mejor aún está por venir.

Es que la felicidad no es una cuestión de circunstancias sino una decisión, toda vez que mientras estemos en tránsito por los caminos de esta vida terrenal, somos obras en construcción y Dios no ha terminado con nosotros todavía.

Somos Su Obra Maestra y El nos ha dado palabra de esto.

El SEÑOR tu Dios está en medio de ti:
¡Es poderoso; él salvará!
Con alegría se regocijará por causa de ti.
Te renovará en su amor;
por causa de ti se regocijará con cánticos.

(Sofonías 3:17 BEMH)

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