Nuestro principal ministerio
Por: Luis Caccia Guerra para
www.devocionaldiario.com
“Al vernos enfrentados al dolor, un poco
de valentía ayuda más que mucho conocimiento; un
poco de comprensión, más que mucha
valentía; y el más leve indicio del amor de Dios, más
que todo lo demás.” (C.S. Lewis)
Sé lo que es sufrir discriminación, rechazo,
provocación, burla o maltrato verbal. Ser calificado por gente a la
que no le ha sido dada autoridad de calificarme, pero se toma la
atribución de descalificarme. Gente que con su evidente y para nada
disimulada animosidad hacia mí, no sólo desaprueba lo que hago o
digo, también cree tener autoridad para desaprobar aún lo que no
hago ni digo; pero que no ha sido aprobada para desaprobarme. ¿Has
pasado por algo así? Si es así, ¡bienvenido al club!
¿Sabes? ¡Hay personitas tan queribles, a las
que es tan lindo y tan fácil amar y bendecir! Pero en cambio, hay
otras que… ¡Ah, Señor…! En nuestro entorno hay gente resentida
y frustrada. Quienes lo tienen todo y a la vez no tienen nada.
Quienes hablan de “convivencia”, cuando ellas mismas generan
situaciones que hacen tan difícil la convivencia… Personas con
heridas en sus almitas, con profundas raíces de amargura.
“Había un hombre que tenía cuatro hijos.
Como parte de su educación, él quería que ellos aprendieran a no
juzgar a las personas y las cosas tan rápidamente como suele
hacerse. Entonces los envió a cada uno, por turnos, a ver un árbol
de peras que estaba a gran distancia de su casa.
En su país había estaciones, así que el
primer hijo fue en invierno; el segundo en primavera; el tercero en
verano y el cuarto en otoño. Cuando todos habían ido y regresado,
el padre los llamó y les pidió que describieran lo que habían
visto.
El primer hijo dijo que el árbol era
horrible, giboso y retorcido, parecía seco y sin vida. El segundo
dijo que no, que el árbol estaba cubierto de brotes verdes y lleno
de retoños que prometían flores. El tercer hijo no estuvo de
acuerdo: él dijo que estaba cargado de flores, que emanaba un aroma
muy dulce y se veía hermoso; era el árbol más lleno de gracia que
jamás había visto. El último de los hijos tampoco estuvo de
acuerdo con ninguno de ellos. Dijo que el árbol estaba cargado de
peras maduras, lleno de savia y bienestar. Como los pájaros acudían
al peral para comer de los frutos que se estaban marchitando, todo a
su alrededor se llenaba de un exquisito aroma.
Entonces el padre les explicó a sus hijos
que todos tenían la razón, porque ellos sólo habían visto una de
las estaciones de la vida del árbol. Y añadió que por eso no se
podía juzgar a una persona por sólo ver una de sus temporadas.”
(La culpa es de la vaca 2ª parte. Jaime Lopera Gutiérrez y
Marta Inés Bernal Trujillo).
Por ello, sabiamente el Señor, que ve mucho
más allá de lo que nosotros podemos ver y aún ve lo que resulta
ser invisible a los ojos, nos exhorta sabiamente “bendecir a los
que os maldicen” (Mateo 5:44; Lucas 6:28; Romanos 12:14).
Ni más ni menos, nuestro principal
ministerio. Amor y pasión por las almas.
“Estoy tan lejos de sentir realmente lo
que digo, que no me queda más que ansiarlo
fervientemente y clamar por misericordia.”
(Walter Hilton)
“La división entre “secular” y
“espiritual” no es bíblica. Suele asociarse lo espiritual con
las actividades que se realizan en el templo y, lo secular con lo
referente al trabajo y quehaceres de la vida diaria. Sin embargo,
los primeros cristianos desarrollaban sus ocupaciones al tiempo que
divulgaban el evangelio del reino.(…) Trabajar en la sociedad y
servir a Dios no son actividades mutuamente excluyentes. ”
(José Luis y Silvia Cinalli. Dios cumple sueños libro II).
El trabajo, la profesión, el estudio, la
familia; también son ámbitos de nuestro ministerio.
“Si una persona jamás ha conocido la
verdadera felicidad, tal como había pasado en mi vida, ¿cómo
podría saber lo que falta?” (Joyce Meyer. El poder del
perdón).
y
conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
(Juan
8:32 RV60)
“He sido rechazada, abandonada,
traicionada y divorciada. Sé lo que significa una herida… y doy
gracias a Dios que Él me ha mostrado cómo recuperarme.”
(Joyce Meyer. El poder del perdón).
Mas
el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad,
bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay
ley.
(Gálatas
5:22-23 RV60)
En un sentido amplio, la lista de Pablo aquí
incluye todas las cosas que nosotros naturalmente deseamos retener de
la gente que nos ha herido. Raras veces deseamos expresar nuestro
amor a un individuo que nos ha herido. En realidad, no tenemos gozo
ni paz cuando nos han perjudicado. Generalmente no somos pacientes ni
bondadosos con las personas que nos han hecho mal. Podríamos
continuar analizando la lista.” (Charles Stanley. La paz del
perdón).
La manera en que tratamos a los demás y lo que
decimos de los demás, revela mucho más acerca de nosotros mismos
que lo que pretendemos decir y demostrar de los demás.
“En el norte de Escocia, la ovejas se
descarrían hacia las rocas, hasta llegar a lugares de donde no
pueden volver. La hierba de esos lugares es muy dulce y a las ovejas
les gusta, de modo que saltan tres o cuatro metros, y cuando no
pueden regresar, el pastor las escucha balando y en peligro. Pueden
estar allí durante días, hasta que se comen toda la hierba. El
pastor espera hasta que están tan débiles que no pueden permanecer
en pie y entonces ata una soga alrededor de él y se lanza a
rescatarlas de las garras de la muerte. ¿Por qué no baja a
buscarlas apenas llegan a ese lugar? Es muy simple: son tan tontas
que sólo verlo al pastor aproximarse, se lanzarían al precipicio y
se matarían.
Lo mismo ocurre con los hombres., no vuelven
a Dios hasta que no tienen más amigos y han perdido todo. Si estás
descarriado, en Buen Pastor te traerá en el momento en que dejes de
tratar de salvarte por ti mismo y estés dispuesto a que El te salve
a Su Manera.” (D.L. Moody)
“Puede ser que el dolor un día se
convierta en amor;
puede ser que al final en vez de angustia
todo sea paz;
cuando venza el bien a la maldad, ¿quién
dejará de creer en ti, de creer en ti?
De rodillas frente a ti, voy a vivir; podrá
todo un día acabar,
pero siempre, pero siempre viviré por ti.”
(Jaci Velasquez. “De creer en ti”)
Alrededor nuestro hay sonrisas pintadas. Hay
personas sin esperanza y con dolor. Hay almas heridas. Hemos sido
puestos aquí para ser luz del mundo, sal de la tierra (Mateo 5:13 y
14). Para llevar esperanza a quienes no la tienen. Para llevar ese
bálsamo del espíritu donde hay tanto dolor.
A Dios gracias, nada pude hacer para evitar que
Cristo muriera en la cruz por mí. A Dios gracias, nada pude hacer
para impedir que Cristo muriera en la cruz por ti.
Hoy ese raudal de gracia, paz y perdón está
disponible para ti, para mí.
Hoy te pregunta a ti: ¿quieres ser sano?
Y
había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba
enfermo. Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho
tiempo así, le dijo: ¿Quieres
ser sano?
(Juan
5:5-6 RV60)
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