Pequeñas grandes oportunidades
Por: Luis Caccia Guerra para www.devocionaldiario.com
Bill Gates dijo: “Las grandes oportunidades nacen de
haber sabido aprovechar las pequeñas”. Y
sobradas razones tiene para pensar así. Comenzó cuando apenas tenía diecisiete
años con unos cuantos conocimientos de informática, pero por sobre todas las
cosas, con una clara visión y la habilidad, la inteligencia para saber
aprovechar cada una de esas pequeñas puertitas que la vida le fue abriendo a lo
largo de su camino. Ha transformado al mundo. Creo que toda su mega-empresa
está formada de miles y miles de esas pequeñas oportunidades aprovechadas al
máximo con inteligencia.
Muchas veces me he
quejado de recibir bendiciones a cuentagotas... En un mismo sentido, he escuchado decir a un
pastor “hay quienes se conforman con
bendicioncitas” con cierto tono de desprecio. A veces, me parece que son los demás los que están anotados en
las grandes ligas de las bendiciones. Para completar el panorama, nunca falta
el amigo de Job que reprocha la falta de las grandes mega-bendiciones por la
falta de fe.
Sin embargo, lo vemos a Pedro en el capítulo 21 del
Evangelio de Juan preguntando a Jesús “¿y
qué de éste?” y a Jesús respondiéndole:
“Si quiero que él quede hasta que
yo venga, ¿qué a ti? Sígueme tú” (Juan 21:22), dándole a
entender a las claras que los planes que El tenía en su Divina Voluntad para
Pedro no eran los mismos ni tenían por qué serlo, que para el otro discípulo.
Todo lo que tenemos para relacionarnos con Dios es la fe.
Inútil y vano el esfuerzo por tratar de
comprender con nuestra mente racional y finita, los designios y los
pensamientos de una mente infinita como la de Dios. No olvidemos que estamos
tratando nada más ni nada menos que con el Gran Arquitecto Creador y Motor del
Universo.
Pero no puedo olvidar que además de distintos planes para
cada uno de nosotros, también hemos sido hechos administradores de lo que El
nos da (Mateo 25:21). Vivo una vida bastante austera y los recursos son lo
justo cada mes. Sin embargo, El Señor ha puesto en mis manos cosas para el
ministerio que para quien esto escribe, representan un verdadero milagro. No obstante ello, descubro con dolor, que muchas
veces esos elementos lejos de haber sido aprovechados para bendecir y
ministrar, han sido utilizados para fines bastante distantes de los propósitos
de Dios. Difícilmente Dios ponga en mis manos una gran mega-bendición si no he
demostrado ser capaz de administrar esas que con tanto desprecio he escuchado
nombrar “bendicioncitas”. Prefiero
mil “bendicioncitas” de esas bien
chiquitas; pequeñas, pero grandes oportunidades si correctamente administradas
y aprovechadas con sabiduría y dirección de lo alto.
“Amado Señor, perdón hoy te ruego, porque muchas de las
cosas que me diste para ministrar, las usé para ofenderte. Eso incluye no sólo
lo material, sino también mi propia vida. A veces siento que todo lo que me
diste, lo eché a perder, que nada hice bien. Hoy entrego por fe, todo en tus
manos para que tú hagas de ello una bendición, ya no como a mí me plazca, sino como
bien a tí te parezca.”
Mirad, pues,
con diligencia cómo andéis, no
como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del
Señor.
(Efesios 5:15-17
RV60)
Aviso Legal: La imagen que
ilustra el presente artículo es propiedad de www.devocionaldiario.com
Todos los derechos reservados.
Comentarios
Publicar un comentario
Tu comentario nos interesa