EL DÍA DESPUÉS
Tal vez muchos estén con la ensoñación de que de aquí a un tiempo, van a poder abrir de par en par puertas y ventanas de casas y habitaciones y van a emerger hacia un mundo nuevo, un paraíso con aire limpio y sin virus.
Aire más limpio, sin lugar a dudas. Paraíso… dudo. El panorama mundial no es para nada prometedor.
El impacto económico
Es necesario ser realistas y anticiparse a lo que vendrá cuando pase esta plaga. Vendrán otras, así está profetizado en la Biblia. Pero aquí hablamos de lo que ocurrirá inmediatamente después de la que hoy nos ocupa.
La curva de transmisión del virus, en algún momento tendrá que bajar y en un tiempo más –que no sabemos a ciencia cierta cuánto– todo comenzará a volver a la normalidad. Podremos salir de casa y retomar nuestras actividades normales y habituales. Pero hay temor, hay preocupación y no son para nada infundados.
Para los que todavía estamos en actividad y necesitamos un trabajo para la subsistencia, se viene una recesión a nivel mundial sin precedentes. Ya, en nuestro país, hoy cualquier excusa es suficiente para el despido. De hecho, ya hay unas cuantas empresas que han efectuado despidos masivos de personal y otras que sólo están pagando hasta el 30% los salarios. Muchos aplauden a su presidente por haber parado el país al principio de la pandemia. Y eso está bien. Pero no paró impuestos, alquileres y servicios. Los que de verdad trabajan, viven al día y hoy, gracias a la cuarentena obligatoria “#quedateencasa”, no tienen ingresos para pagar las cuentas.
Hay empresas, fuentes de trabajo, que están cerrando. En opinión de los expertos, recuperarse de la debacle económica llevará fácilmente los próximos dos años. "El día después" luego de esta pandemia no es para nada prometedor. No dudamos del Poder de Dios, pero tampoco de su Soberanía... y las señales indican a las claras que estamos a las puertas de los eventos escatológicos de los últimos tiempos.
El impacto ambiental
Entre científicos y analistas, la preocupación del “día después”, es aún mayor. Si las actividades se reanudaran abruptamente, si las empresas, industrias y países salieran sin control a intentar recuperar su lugar, a competir con el otro, el impacto ambiental súbito sería aún peor que el que ya hemos causado al planeta lentamente durante los últimos 100 años. Es un efecto algo así como aquél que emerge del infierno de las drogas mediante un tratamiento clínico. Si vuelve a caer, es muy probable que aún una pequeña dosis se convierta en la sobre-dosis fatal. Y esto no resulta ser un detalle menor. Esa es la condición del planeta hoy. Con la ralentización de la influencia humana, el agujero de ozono se redujo, las aguas de los canales de Venecia son transparentes, el aire está más limpio de polución de gases en la atmósfera, la temperatura media del planeta bajó del nivel crítico en el que se encontraba. Hasta lo que es posible leer hoy, lo que denominamos “normalidad” es justamente lo que ha estado devastando el planeta.
El día después
“El día después” aún supone para el pueblo de Dios; como sal de la tierra, como luz del mundo que somos; un desafío aún mayor en fe y en oración mundial. Muchos se preguntan dónde está Dios en esta crisis. Pues, para muchos se encuentra justamente donde ellos mismos lo pusieron: fuera de sus vidas. No es de extrañarse que unos cuantos en medio del temor, huyendo de la ira venidera se vuelvan a Dios en oración, sacudan el polvo de sus Biblias, en tanto inconscientemente le dicen a Dios: “si me sacas de ésta, te prometo que no te vuelvo a molestar por otros quince años más”.
Hoy, la iglesia de todo el planeta debería estar sumida de rodillas en un clamor en oración que llegue hasta el Trono de Dios por esto que nos está pasando, sí; pero también por “el día después”, habida cuenta de que en tan sólo unas pocas semanas el planeta cambió dramáticamente.
Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. (2 Crónicas 7:14 RV60)
Fuente documental:
“Filipinas confirma nuevo brote de «gripe aviar H5N6»”
https://www.bibliatodo.com/NoticiasCristianas/filipinas-confirma-nuevo-brote-de-gripe-aviar-h5n6/
“Volcán entra en erupción en Indonesia desatando estado de alerta”
“Nueva oleada de langostas amenaza a África «20 veces mayor que la primera»”
“Aumentan los casos de violencia doméstica y abuso infantil durante la cuarentena”
“ALERTA: Corea del Sur informa que el virus se ha reactivado en pacientes curados”
“500 millones de personas corren riesgo de caer en pobreza por la pandemia”
“Pastores afirman que eventos actuales son señal del regreso de Jesús”
“La radiación en Chernobyl aumenta en incendios forestales”
En mi modesta opinión, Dios ha puesto también a la iglesia en el banquillo de indisciplinados, para recordarnos que a Él no lo impresionamos con templos saturados de creyentes que acuden el fin de semana a cumplir con el ritual de costumbre, y luego retirarse a sus hogares a esconder la biblia en un anaquel, y la adoración en la rutina diaria. Hoy más que nunca necesitamos rodillas dobladas, oídos abiertos y mente receptiva para captar la sabiduría que nos ofrece el Espíritu Santo, y con ella afrontar lo que viene a continuación. "Dios es espíritu, y quienes lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad." (Juan 4:24)
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