SEÑALES: BAJAS EN EL EJÉRCITO
En tan sólo unas pocas semanas, el mundo tal como lo conocemos, ha experimentado cambios dramáticos. Por causa de la ralentización de las actividades humanas, el agujero de ozono del planeta se redujo, el aire está más limpio de la polución de dióxido de carbono en la atmósfera, las aguas de los canales de Venecia son transparentes, la temperatura global descendió del punto crítico en el que se encontraba y hemos visto increíbles postales de animales caminando libremente por las calles desiertas de importantes ciudades del planeta.
Hay sectores del mundo que aún se hallan bajo amenaza de pandemia. Pero hay personas que no sólo han perdido su salud y lloran la pérdida de seres amados; también hay empleos que se perdieron, empresas en bancarrota, personas que no subsistieron aunque su salud no resultó quebrantada, economías de países sensiblemente deterioradas.
La Iglesia, como luz del mundo, como sal de la tierra; permanece de pie y ofreciendo batalla. De pie, de cara al problema; de rodillas ante el Trono de Dios. No obstante ello, hoy, con espíritu de EMPATÍA, muy lejos de cualquier intención de CRÍTICA, hemos encontrado oportuno y necesario levantar una voz de alerta: LA IGLESIA EXPERIMENTA BAJAS.
“El que piensa estar firme, mire que no caiga”.
(I Corintios 10:12 RVR1960)
En mi país, en la región donde vivo, tenemos ríos de montaña. Cuando el agua baja, se ve el lecho de piedras del río. De ahí una expresión popular que dice algo así como: “Cuando las aguas bajan, se ven las piedras del fondo”. Hace alusión a situaciones como ésta. Cuando las aguas bajan, cuando la prueba expone lo que hay en el fondo, lo que hay en el alma.
En medio de nuestras Iglesias, hay gente angustiada, hay gente atemorizada, hay gente confundida. No es malo que el creyente se angustie, tenga temor. Eso no implica necesariamente carencia de fe. Al fin y al cabo, somos seres humanos inmersos en esta naturaleza caída heredada de nuestro padre natural Adán y son sensaciones y emociones que nunca podremos evitar ni dejar de sentir durante nuestro tránsito por este mundo fuera del ámbito del Paraíso.
Lo que verdaderamente nos preocupa es que hay gente en las Iglesias, que en verdad no ha creído. NO SON HIPÓCRITAS (que los hay, por cierto); los que aquí nos ocupan son aquellos que muy por el contrario, son absolutamente sinceros en cuanto a su conducta y sentimientos. LO QUE REALMENTE OCURRE ES QUE NO SABEN QUE EN VERDAD NO HAN CREÍDO. Se ponen en evidencia en situaciones como ésta. Nadie los tortura, nadie los decapita ni los entierra vivos, ni los ejecuta públicamente por su fe como ocurre en algunos países del mundo. El diablo los expone con artillería de juguete. Sólo basta que perciban las frías alas de la muerte rondando cerca y sus almas se llenan de angustia, temor, como los que no tienen esperanza. Personas de denominación cristiana, que otrora cantaban con fervor en medio de las congregaciones, pero ahora se encuentran sumidas en el temor, confundidas; que ya no encuentran significado a porciones de la Biblia que antes citaban de memoria y que ahora se han tornado en palabras lejanas, sin sentido, incomprensibles. Permanecen años en las iglesias, pero jamás ganaron un alma, jamás le hablaron a nadie de Cristo, jamás tan sólo se identificaron como creyentes en ámbitos de su influencia. Personas que aún no logran entender la diferencia entre TEMPLO CERRADO e IGLESIA ABIERTA. Amados amigos que actúan como Faraón: temen a la plaga pero aún no han experimentado ni comprendido qué es el “temor de Dios”. Que sin saberlo, se encuentran como el hermano mayor del hijo pródigo: más cerca de la casa, que del corazón del padre; más cerca de la Iglesia que del Cielo.
Esto en cualquier ejército, y la Iglesia es uno de ellos; significa: “BAJA”. El enemigo es hábil: no tiene que matarlos, simplemente incapacitarlos para combatir.
-Amigos amados: es necesario y urgente evaluar y revisar con sinceridad de corazón delante del Señor el ESTADO y OBJETO de su fe.
-Líderes eclesiásticos: el mundo de los últimos tiempos cambió. CRISTO VIENE. Hora de cerrar agendas y abrir Biblias, pero esto último no para que los demás vean cuánto saben, sino para ALCANZAR ALMAS. Hora de abandonar estrategias y conductas “políticamente correctas” y humillarse delante de Dios como nunca lo hicieron; hora de INTERESARSE GENUINAMENTE POR LAS ALMAS.
…Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿hallará fe en la tierra?
(RVR1995)
Por: Luis Caccia Guerra
Escrito para: www.devocionaldiario.com
Imagen: horse-4596827_by Devanath https://pixabay.com
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