TU PRESENCIA
Por: Luis Caccia Guerra
Publicado con permiso.
Por: Luis Caccia Guerra
Escrito para www.devocionaldiario.com
Publicado con permiso.
Bien sabemos que apartados de la
presencia y el poder del Espíritu Santo nada somos. Podemos asistir a
cada servicio de la iglesia, dedicarnos con pasión a enseñar, a
predicar, a mostrar el Evangelio a las personas; inclusive ser
excelentes en nuestro trabajo, profesión, ministerio y familia, pero
apartados del poder del Espíritu Santo, todo es en vano.
Y es que la presencia de Dios es
absolutamente todo para quienes hemos creído. Podemos encontrar libros,
artículos, instructivos, con estrategias y “recetas” acerca de cómo
obtener éxito en la vida. Pero una RELACIÓN sana y genuina con Dios, la
MISMA PRESENCIA DE DIOS EN NUESTRAS VIDAS es mucho más que las fórmulas.
Y hay unas cuantas clases de
“presencias”. La presencia del que simplemente reconoce que Dios existe,
pero no tiene una relación personal e íntima con Él. Sólo el
conocimiento y reconocimiento de uno de los atributos de Dios, la
omnipresencia, que Dios está en todas partes.
Esto es bien cierto. Pero como
creyentes, nosotros podemos experimentar otros tipos de “presencia”, más
allá de los sentimientos y conocimientos. Las emociones humanas son
variables y fundamentalmente engañosas. Menos mal que la presencia de
Dios no depende de lo que podamos llegar a “sentir”. Hablamos aquí de
una presencia de Dios INVOCADA, buscada, provocada si se quiere. Y una
vez más, es Él quien así lo afirma:
Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros.
(Santiago 4:8 RVR1960).
(Santiago 4:8 RVR1960).
¿Cómo es esto? Podemos cultivar una
relación íntima con Dios Padre cuando nos reconocemos pecadores,
buscamos el sincero y genuino arrepentimiento delante de Dios y
aceptamos a Jesús como único y suficiente Salvador. Podemos experimentar
la presencia de Dios en nuestras vidas, en la medida en que nos
dedicamos más a leer y meditar en su Palabra. Alguien dijo que las
personas que leen la Biblia son más seguras, toman mejores decisiones y
tienen una vida más tranquila que las que no lo hacen. Podemos cultivar y
fortalecer una comunión con Dios en la medida en que dejamos de ser
simplemente oidores y lectores y aplicamos y obedecemos principios y
normas de vida escritos en su Palabra para nuestro bien. Y también
cultivamos, provocamos, buscamos, invocamos esa presencia en donde dos o
más se reúnen en Su Nombre, ya que ahí está Él en medio de ellos (Mateo
18:20).
También hay una “presencia” de Dios
MANIFIESTA. Es hermoso saber que pasan cosas en tu vida y sabes que Dios
estuvo ahí. O esos instantes en que las puertas de los cielos se abren y
dejan caer lluvias de bendiciones a raudales sobre tu cabeza. O
aquellos otros momentos en que sabes positivamente que no fue suerte,
fue Dios. Ese tipo de manifestación extraordinaria de Su Presencia en
los que sabes más allá de tus sentimientos que Dios está ahí aunque no
lo puedas ver, tan evidente y tangible como que hasta te parece que nada
más cerrar tus ojos y alargar tu mano, lo vas a tocar.
Son privilegios que sólo nos han sido
dados a los que hemos creído, y no por el bien que hayamos hecho ni por
lo merecido que lo tengamos, sino 100% GRACIA y nada más que GRACIA.
Dios no nos prometió una vida de
abundancia. Dios nunca nos prometió una vida tranquila y protegida de
todo peligro o ajena a la adversidad. Pero sí nos prometió que estaría
con nosotros todos los días hasta el fin del mundo.
Es por ello, que es tan importante
buscar y fortalecer una conciencia de la presencia de Dios en nuestras
vidas en TODO MOMENTO, más allá de su conocida omnipresencia.
¿Qué es lo que a los creyentes nos hace diferentes del resto de los pecadores?
La presencia de Dios en nuestras vidas.
… porque separados de mí nada podéis hacer.
(Juan 15:5 RVR1960)
…y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
(Mateo 28:19-20 RVR60)
Por: Luis Caccia Guerra
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