Levántate y anda
Levántate y anda
Por Luis Caccia Guerra para www.devocionaldiario.com
Dice la Escritura en el cap 2 del libro de Marcos que cuatro
amigos venían cargando a un paralítico postrado en su lecho. Como a causa de la
multitud no podían llegar a Jesús, hicieron un hueco en el techo de donde Jesús
se encontraba y por allí lo bajaron para que le diese su bendición. Jesús al
ver la fe de ellos, le dijo al paralítico: “Tus
pecados te son perdonados”. Pero conociendo los pensamientos de los
escribas que se encontraban allí, agregó: -¿Qué
es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle:
Levántate, toma tu lecho y anda?
Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para
perdonar pecados (dijo al paralítico): A
ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa. Entonces él se levantó en
seguida, y tomando su lecho, salió delante de todos, de manera que todos se asombraron, y glorificaron a Dios, diciendo:
Nunca hemos visto tal cosa (Marcos 2:9-12).
Me emociona y me llena de esperanza este relato de las
Escrituras. Y no puedo menos que sentirme profundamente identificado con el
paralítico. Durante mucho tiempo estuve aletargado en la comodidad de un relativamente
buen pasar, o por lo menos era eso lo que parecía. Pero sin que quien esto
escribe y familia, nos diéramos cuenta, lentamente la parálisis fue ganando
terreno al letargo, los problemas y las dificultades se fueron sumando primero,
luego multiplicando, cada vez más graves y sin solución.
Es así como un día nos dimos cuenta de que habíamos estado
remando durante años sin llegar a ninguna parte, poniendo denodados esfuerzos a
diversas causas y cosas sin mayores resultados, sembrando y cosechando magros
frutos, bebiendo sin poder aplacar la sed. Nuestro empeño siempre fue el querer agradar
a Dios y hacer las cosas bien, sin embargo las cosas no salían bien. Con
desolación y desesperanza veíamos cómo otros que no aman a Dios ni les importa,
viviendo una vida en forma irresponsable delante de los ojos de Dios,
progresaban mientras nosotros íbamos en franca marcha atrás.
Sembráis
mucho, y recogéis poco; coméis,
y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís,
y no os calentáis; y el que
trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto. Así ha dicho Jehová de los
ejércitos: Meditad sobre vuestros
caminos. Subid al monte, y traed madera, y reedificad la casa; y pondré en ella mi voluntad, y seré glorificado, ha dicho Jehová. Buscáis mucho, y halláis poco; y encerráis en casa, y yo lo disiparé en un soplo. ¿Por qué?
dice Jehová de los ejércitos. Por
cuanto mi casa está desierta, y cada uno
de vosotros corre a su propia casa.
(Hageo 1:6-9 RV60)
Hoy he escuchado la voz del Señor. Me emociona más escuchar:
“Tus pecados te son perdonados” que “toma tu lecho y vete a tu casa” como
dice en otro de los Evangelios. Y es que durante años estuvimos ocupados de
nuestras propias prioridades sin poder reconocer que “nuestras prioridades” no
son ni deben ser “nuestras prioridades”; sino las prioridades del plan de Dios
para nuestras vidas. Durante años creí haber estado ocupado en los negocios del
Padre a través del ministerio que Dios me dio; pero evidentemente no fue así,
toda vez que el resto de mi familia no estaba ocupada, al menos como debe
estarlo, en los asuntos del Padre, y esa es mi responsabilidad.
Hoy he escuchado la voz del Señor que me dice: “Tus pecados
te son perdonados”. Tomar mi lecho y andar sólo ha sido una consecuencia de la
liberación que sobreviene cuando el perdón me ha liberado de la carga. Nada más, tomar
la decisión de volver a la iglesia de mis raíces, cambiar las prioridades en la
dirección de Dios, lentamente las cosas comienzan a retornar a sus causes
normales, un cielo negro y tapado de gruesos nubarrones de tormenta comienza a
despejarse para dejar lugar a unos tímidos rayos del sol.
Mucho camino por recorrer, mucho falta aún por hacer; pero
como dice un viejo proverbio oriental: “Toda travesía, no importa la gran
distancia que haya que recorrer, comienza con un paso” hoy quien esto escribe
toma su lecho, abandona la parálisis y anda.
Que el Señor te dé su bendición y te guíe a encontrar tu
servicio y ministerio, a estar ocupado en las prioridades del Padre. El resto, para
tus necesidades y para que sobreabunde, vendrá en forma de oportunidades que
sabrás discernir, aprovechar y tomar a su debido tiempo.
Porque
somos hechura suya, creados en Cristo
Jesús para buenas obras, las cuales Dios
preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.
(Efesios 2:10 RV60)
Aviso legal: la imagen que ilustra el presente artículo, es propiedad de www.devocionaldiario.com
Todos los derechos reservados
Comentarios
Publicar un comentario
Tu comentario nos interesa