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Hoy elevo mi rostro a tí, Señor

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Por Luis Caccia Guerra para www.devocionaldiario.com A veces los fantasmas del remordimiento y la culpa se hacen presentes sin ser llamados ni invitados. Otras, el espíritu de orfandad entra en escena sin importar si estoy rodeado de una multitud de personas. Y es que muchas veces entro en convicción de pecado y es cuando el Espíritu habla a mi alma adormecida, la saca de su aparente zona de confort y la pone a caminar. Es cuando caigo en la cuenta de lo mucho que estoy apartado de mi Señor y Dios, cuando lo que yo creía tan sólo “una pequeña licencia”, un sendero de rosas y placer, resulta ser en mi pobre humanidad, un camino sin retorno. Es entonces, cuando caigo rendido ante el Altísimo sin más alternativa que enfrentar mi propio pecado con sus devastadoras consecuencias y rogar con tristeza y dolor su perdón. En este contexto, hoy elevo mi rostro ante ti, Señor. Nada tengo para elevar delante de tu presencia, sino en sacrificio santo, agradable a Dios, ta

Necesario Perdón

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Por: Luis Caccia Guerra para www.mensajesdeanimo.com Días atrás, revisando el archivo de películas que la tecnología digital del siglo XXI nos permite, dí justo –no importa en este caso de qué película se trata– con la escena en la que el enorme y malhumorado mamut lleva junto a sus amigos, un perezoso y un tigre dientes de sable, a un niño pequeñito perdido para devolverlo a su padre humano. El mamut ve en una pintura rupestre en una cueva una cacería de mamuts y revive intensamente el recuerdo de la matanza de su pareja y su bebé a manos de los despiadados seres humanos. En ese momento, el bebé humano extiende sus bracitos y dulcemente lo abraza con ternura. Con lágrimas en los ojos, el mamut alarga su trompa y con mucho cuidado y delicadeza toma al bebé y lo monta sobre su lomo para continuar con la marcha. Podría haberlo matado al niño y la dificultosa travesía se terminaba allí. Después de todo, el nenito pertenecía a la especie que cruelmente ultimó a su pareja, su