Evita estos impostores expositivos

Sean DeMars
Coalición por el Evangelio
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En más de una ocasión he escuchado predicaciones que decían ser expositivas, pero eran solo una pobre imitación.

La predicación expositiva hace que el punto del texto sea el punto del sermón, nada más y nada menos. Esta definición no excluye puntos adicionales de énfasis, aplicación o ilustraciones creativas. Pero si el sermón no convierte el punto principal del texto en su punto principal, es menos que expositiva.

Destaqué esta realidad en una publicación reciente de Facebook. La respuesta, tanto de pastores como de miembros de iglesias, fue rotunda: «No queremos un impostor. Queremos lo verdadero». Pero ¿cómo reconocemos a un impostor cuando lo vemos?

Aquí hay cuatro ejemplos comunes.

1. Sermones secuenciales

Los sermones secuenciales recorren el texto línea por línea. Ciertamente, esto no está mal y es mil veces mejor que la predicación superficial basada en anécdotas. Sin embargo, no es necesariamente sinónimo de predicación expositiva. Es posible recorrer un texto línea por línea y nunca aclarar su significado.

La predicación expositiva hace que el punto del texto sea el punto del sermón, nada más y nada menos

Los sermones secuenciales pueden ser expositivos. Pero también pueden convertirse en una hora de comentarios continuos. Algunos géneros bíblicos se prestan más fácilmente a la exposición línea por línea (p. ej., las epístolas). Otros (p. ej., la narrativa) hacen que esta forma de predicar sea más difícil y quizás menos útil. Cuando prediqué sobre el libro de Romanos, me resultó fácil seguir el flujo de pensamiento de Pablo de manera lineal. El uso frecuente de «por tanto» por parte de Pablo casi forzó que mi exposición fuera secuencial.

Pero las narrativas, la literatura sapiencial y la poesía no se adaptan bien a una estructura secuencial. Con frecuencia, el predicador debe encontrar el punto principal del texto. Luego debe usar el bosquejo de su sermón para mostrar cómo se conectan los puntos del tema o la trama del pasaje.

Los predicadores no deberíamos aferrarnos demasiado a un solo estilo de exposición. Más bien, debemos considerar cada texto por sí mismo y preguntarnos: ¿Qué estructura homilética, es decir, qué forma de organizar mi sermón, comunicará mejor el mensaje central de este texto a mi congregación?

2. Sermones de “cosas buenas y verdaderas”

Estos sermones usan el texto como un trampolín para que el predicador diga lo que quiera. Este impostor expositivo rara vez surge de un motivo perverso del predicador. Más bien, estos sermones son predicados por aquellos que están entusiasmados con predicar expositivamente, pero están mal equipados y poco entrenados.

Los miembros de la iglesia pueden salir edificados de estos sermones. ¿Por qué? Porque escucharon muchas cosas buenas y verdaderas. Recibieron alimento para el alma. Pero el problema es que la verdad no se extrae del texto. El predicador debe recordar que es simplemente un megáfono para la voz de Dios. Su trabajo es tomar la Palabra de Dios, leerla y explicar claramente el significado (Neh 8:8).

Cuando un predicador no deja que el texto dirija su mensaje, solo predica lo que ya sabe y practica. Pero cuando los sermones de un pastor (y su vida) son moldeados y desafiados por todo el consejo de Dios, su iglesia también es desafiada y transformada.

3. Sermones de “profundizar en los detalles”

Algunos predicadores pasan más tiempo en sus comentarios que en sus bosquejos homiléticos. A estos predicadores les encanta destacar detalles léxicos, históricos, arqueológicos y lingüísticos. Esto puede ser edificante. Pero cuando una congregación escucha más sobre una colina en Judea que sobre el Dios-hombre que estuvo en esa colina, se ha perdido el punto central.

Los pastores solo deben incluir en sus sermones la información extrabíblica que sirva para iluminar, explicar y aplicar el texto

Alabo a Dios por los pastores que desean estudiar la Biblia profundamente y extraer sus riquezas. Pero lo que el pueblo de Dios más necesita es Su evangelio. Por lo tanto, los pastores solo deben incluir en sus sermones la información extrabíblica que sirva para iluminar, explicar y aplicar el texto.

4. Sermón expositivo-temático

Este tipo de imitación expositiva ocurre cuando un pastor avanza tan lentamente a través del texto que toma una sola palabra, frase o concepto y predica un sermón completo sobre ello. Por ejemplo, un pastor que predica sobre Efesios 1:3 podría dedicar un sermón al concepto de «bendición». Podría hacerlo sin explicar qué significa ser bendecido «con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo».

A veces es necesario detenerse y explicar conceptos extensamente. La predestinación es uno de ellos. Puedo imaginar fácilmente a un pastor diciendo: «Necesitamos asegurarnos de entender esta doctrina antes de profundizar en el punto del pasaje». Pero, más a menudo, los sermones expositivo-temáticos surgen cuando un predicador no sabe cómo identificar una perícopa (una unidad de pensamiento única) y explicar su significado de manera coherente.

Aquellos que valoran la predicación expositiva y creen que comunica el significado de la Biblia de manera más clara y consistente a sus congregaciones deben protegerse de estos impostores expositivos. Si sientes una punzada de convicción, déjame animarte. Al Señor le encanta bendecir a los hombres fieles que hacen todo lo posible por dar Su evangelio a Su pueblo. Su bendición no está limitada por la exactitud de tu método expositivo. Así que sigue predicando, hermano pastor, confiando en que el Señor que te llamó es fiel y está obrando para hacernos crecer a todos en el ministerio de la predicación.


Publicado originalmente en The Gospel CoalitionTraducido por Eduardo Fergusson.

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