FLECHAS LANZADAS HACIA EL CIELO


Flechas lanzadas hacia el cielo
Por: Luis Caccia Guerra
Escrito originalmente para https://larocaministerios.blogspot.com


El Triunfo era una ceremonia civil y un rito religioso de la antigua Roma, que se llevaba a cabo para celebrar y consagrar públicamente el éxito de un comandante militar que había culminado con éxito una campaña militar en el extranjero. Con el tiempo, y después de mucha competencia y abuso entre políticos y aventureros, la festividad  del Triunfo quedó acotada al orden imperial y la preeminencia de la familia real.

Cuenta Thomas Brooks (1608–1680) acerca de César que, habiendo preparado una gran fiesta para sus nobles y amigos, sucedió que el día señalado se presentó con tormentas y no pudo celebrarse ninguno de los festejos preparados al aire libre.

El Emperador sumamente contrariado por esta situación, ordenó a sus soldados disparar flechas hacia el cielo contra el dios Júpiter, por haberles mandado ese mal tiempo. Los soldados lo hicieron, pero las saetas llegaron a cierta altura y comenzaron a caer sobre los invitados, hiriendo a muchos de ellos. Un evento donde debía predominar la alegría y un clima festivo, gracias a la arrogancia e inconducta del líder, terminó en sangre y duelo.

En Números cap. 17 encontramos a un pueblo de Israel profiriendo quejas contra Dios porque las cosas no estaban saliendo como ellos pretendían. Hoy en muchos casos, las cosas no han cambiado demasiado entre el pueblo cristiano. Cuando las cosas se ponen difíciles, cuando agotados por el esfuerzo no podemos conseguir lo que queremos, cuando un barquinazo de la vida da por tierra con nuestros mejores planes y proyectos; en nuestro círculo más íntimo seguimos lanzando quejas contra Dios, murmuraciones, comentarios hirientes. Flechas disparadas hacia el cielo.

Tenemos toda nuestra vida resuelta, todo cuidadosamente planificado y estructuradito, donde no hay margen para intromisiones ni para que nada salga mal. Pero algo nos golpea, algo desequilibra, una tormenta no convocada se presenta. Entonces, derrapamos, nos vamos a la banquina. Lo que tan cuidadosamente teníamos planeado, hace un rato estaba. Ahora, ya no está. No importa qué tan grande o importante haya sido lo que se postergó o se perdió. Ahora, lejos de un ambiente alegre y festivo, hay duelo por la pérdida.

Así es como nuestras quejas y murmuraciones contra Dios resultan ser las flechas del emperador lanzadas hacia el cielo. No llegan hasta Dios, pero sí se vuelven contra nosotros mismos y nos lastiman, a nosotros y los que están en derredor nuestro.

Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú,  para que alterques con Dios?  ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así? (Romanos 9:20 RV60)

Comentarios

  1. Tu mensaje , querido Luis, me lleva a mencionar lo siguiente : es tan NECESARIO tener planes, como INDISPENSABLE no dejar a Dios fuera de ellos. "El corazón humano genera muchos proyectos, pero al final prevalecen los designios del Señor." (Provb 19:21)

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