HACIA UNA FAMILIA MEJOR-MJE.3: Cinco pasos que los casados deben dar, conforme al diseño divino de Dios

Por: Diego Brizzio



Todos tenemos una realidad familiar: podemos estar solos y apenas estar pensando en formar una familia; o podemos ya ser muy mayores, y viudos y tal vez tener nietos. Sea cual sea nuestra realidad, tengas la edad que tengas, Dios quiere que todos avancemos… 

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Hacia una familia mejor (III)
[Cinco pasos que los casados deben dar, conforme al diseño divino de Dios]
El domingo pasado vimos 3 pasos que los no-casados deben dar hacia esa meta: vimos el paso de la pureza sexual, de buscar a un convertido como cónyuge, y del pacto matrimonial. Hoy vamos a hablar a los casados. Veremos cinco pasos que deben dar hacia una familia mejor, conforme al diseño de Dios. Pero antes, quiero decir tres cositas: (1) Que lamentablemente no podremos tratar cada paso con la profundidad que quisiéramos; pero de todos modos nos va a ayudar. (2) Los que están solos y quieren casarse, también presten atención, porque hacia ese lugar van. Y (3) saquémonos de la cabeza que estos pasos son fáciles. No lo son. Como casi todo en la vida, cada paso que veremos hoy exige mucho sudor y empeño, propósito y perseverancia. Así que, no seas ingenuo. Hay que sudar. Ahora sí, vamos con el primer paso:
I.          Dice: “Luego Dios bendijo a Adán y Eva con las siguientes palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense. Llenen la tierra y gobiernen sobre ella. Reinen sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que corren por el suelo»” (Gn 1.28). “Esposos, amad a vuestras esposas, así como también Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella, a fin de santificarla” (Ef 5.25-27). “Las esposas deben sujetarse a sus esposos, así como lo hacen con Cristo. Porque el esposo es cabeza de su esposa, así como Cristo es cabeza de su iglesia, y también su Salvador” (Ef 5.22-23). El primer paso de todo matrimonio es el paso de representar bien al Señor.
(1) Dios quiere que el matrimonio represente bien al Dios fecundo o Padre. “Sean fructíferos”. Así como Dios fue fecundo y productivo, así quiere Dios que el matrimonio, salvo que tenga algún problema fisiológico, tenga al menos un hijo, y lo forme. Que traiga a alguien más que tenga la imagen de Dios, y lo forme para que también represente bien a Dios. Todo matrimonio sano debería tener al menos un hijo, y formarlo para que refleje bien a Dios. Aparte
(2) Dios quiere que el matrimonio represente bien al Dios trabajador o benefactor. “Gobiernen sobre la tierra”. Así como Dios trabajó e hizo todo para el bien de este mundo, así quiere Dios que el matrimonio haga un impacto benefactor en este mundo, y que lo haga ayudándose uno con otro, juntos. No es necesario que ambos trabajen en el mismo lugar. Sólo decimos que el esposo debería ayudar a su esposa a hacer mejor su trabajo —sea cual sea—, e igualmente la esposa para con su marido. Ambos deberían apoyarse, estimularse, contenerse, a fin de trabajar mejor.
(3) El rol del esposo es representar a Cristo en relación con su esposa. Así como Cristo conoció la necesidad de la iglesia, y tomó la decisión de entregarse a la muerte por su bien, así el esposo debe conocer las necesidades de su esposa y tomar la iniciativa de beneficiarla, cueste lo que cueste. El esposo debe observar y preguntarle a su esposa por su salud, sus sentimientos, familia, trabajo… Preguntarle cómo puede ayudarla, conversar, y si es necesario, tomar decisiones que conduzcan a su bienestar. Debe ser el líder amoroso y sacrificado que Cristo fue.
(4) El rol de la esposa es representar a la iglesia en relación con su esposo. Así como la iglesia reconoce que Cristo es el líder amoroso que se sacrificó por ella para salvarla, y ahora lo sigue en sus directrices para santificación, así la esposa debe aceptar que Dios ha hecho al esposo el líder responsable, y cooperar con sus directrices benefactoras. Debe ofrecerse voluntariamente para ayudarlo, poner su punto de vista, sus conocimientos, sus fortalezas, su trabajo, pero sin ir al choque, ni competir él. — Así que, los casados deben dar todos los días el paso de representar bien al Señor, en todos estos aspectos.
II.         Vamos con el segundo paso: Dice Génesis 2.24: Por tanto, el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer”. Varios matrimonios —recién casados y no tanto— se van a vivir a casa de alguno de los padres. Pero eso no les permite tener independencia y privacidad oficial y completa, y el matrimonio no se consolida bien como una nueva entidad. Por eso, este texto habla muy claro de El paso de dejar a los padres. El matrimonio debe cortar completamente el cordón umbilical, y comenzar a ser suficientes para sí mismos. (1) Debe dejar la casa de los padres, irse a vivir a otro lugar, para tener privacidad, para que nadie los vea ni los escuche en ninguna situación: ni entradas ni salidas, ni peleas, ni intimidad. Así que, aunque sea un lugar pequeño e incómodo, deben irse a vivir solos. (2) Debe dejar la plata de los padres, vivir con sus propios recursos, aunque no sean muchos, aunque no tengan todo lo que desean. Debe progresar al ritmo de los ingresos propios. (3) Deben dejar la contención emocional de sus padres. El nuevo esposito y la nueva esposita no deben correr a la primera, a mamá y a papá, para que los escuchen y para usarlos de pañuelo. No; deben bastarse emocionalmente a sí mismos, y esforzarse para comprenderse y contenerse entre sí. (4) Deben dejar la influencia de los padres en las decisiones. Ni en la administración económica, nie en la relación, ni en la crianza de los hijos, ni en ninguna otra cosa — El nuevo matrimonio debe dar este paso de dejar a los padres.
III.        Vamos con el tercer paso. Sigamos con Génesis 2.24-25: “…Y se unirá a su mujer y serán una sola carne. Y ambos estaban desnudos, Adán y su mujer, pero no se avergonzaban”. Algo que desintegra a los matrimonios es que los cónyuges sean distantes entre sí, cerrados, individualistas. Pero este texto habla de “unirse”, “ser un solo ser” y “estar desnudos y no avergonzarse”, y eso habla de el paso de ser cada vez más íntimos. Cada día que pasa, el matrimonio debe ser más cercano, comunicarse más, abrirse más, confiar más, compartir más cosas, aceptarse, recibirse, no ocultarse nada… Debe avanzar en cercanía y compenetración personal.
Algunas cosas que ayudan al matrimonio, por ejemplo: (1) que cada cual cuente las cosas que ha vivido, tanto en el pasado como en el día de hoy. Eso acerca. (2) Preguntarse y expresarse lo que sienten ante una situación: si alegría, o miedo, o frustración, o vergüenza, etc. (3) Hacer algunas cosas juntos: jardín, jugar, caminar… (4) Soñar o hacer planes juntos: de trabajo, de vacaciones, de adelantos de la casa, etc. (5) Confesarse y preguntarse por las debilidades. (6) Tener una sola bolsa de dinero, y decidir juntos los gastos, en lugar de hablar de “la plata de cada uno”, y de “yo me compro lo que quiero porque es mi plata”. Y por supuesto, (7) tener intimidad física.Es importante que día a día los casados den el paso de ser más íntimos.
IV.       Vamos con el cuarto paso. Dice Colosenses 3.19: “Maridos… no sean ásperos con sus esposas” (obviamente, no habla de la afeitada, ni de los callos en las manos. Habla del trato). “Ustedes esposos… traten a su esposa con honor, como a un vaso más frágil” (1 P 3.7). “Esposas, que su conducta sea respetuosa… Que su belleza sea más bien la incorruptible, la que procede de lo íntimo del corazón y consiste en un espíritu tierno y sereno” (1 P 2.2, 4). “La mujer pendenciera es gotera constante… Más vale habitar en un rincón de la azotea que compartir el techo con mujer buscapleitos” (Pr 19.13; 21.9). Una de las cosas que más hiere y distancia a los casados es el maltrato: el verbal, el psicológico, y por supuesto, el físico. Y eso es muy habitual, lamentablemente. Por eso es esencial el paso de tratarse bien.
(1) El esposo debe tratar a su esposa como si fuera de cristal. No debe creer que está tratando con un utensilio metálico y duro; sino con uno cristalino y frágil. El esposo debe tener siempre presente que, por lo general, la mujer es, psicológica y emocionalmente, más sensible o susceptible que él (ojo, no digo “más débil”). Lo que él le dice o le hace le activa muy fácilmente los pensamientos y las emociones, tanto para lo bueno como para lo malo. Así que, apenas veamos algo bueno en ella, elogiémosla con ternura. Y apenas veamos algo malo, corrijámosla, pero con delicadeza y dulzura, no ásperamente. Debemos tratarla como si fuera de cristal.
(2) La esposa debe tratar a su esposo con dulzura y serenidad. No debe abusarse de la supuesta insensibilidad del hombre. Los hombres tienen su sensibilidad. Muchas mujeres esperan delicadeza de sus esposos, pero ellas también son bastante mordaces, sarcásticas, criticonas, ofensivas con ellos; le tiran la lengua para discutir. Cuidado. Estos tratos de ella a él le duelen, lo irritan, ofuscan y distancian. Por eso, Dios le manda a la mujer a que, antes de pensar en su peinado, en su rostro y en su ropa, piense en tratar a su esposo con ternura y serenidadLos casados deben dar todos los días el paso de tratarse bien.
V.         Veamos el quinto paso: “El esposo debe satisfacer las necesidades sexuales de su esposa, y la esposa debe satisfacer las necesidades sexuales de su marido… No se priven el uno al otro de tener relaciones sexuales… a fin de que Satanás no pueda tentarlos por la falta de control propio” (1 Co 7.3-5). “El esposo y la esposa deben ser fieles el uno al otro, porque Dios castigará a los que tengan relaciones sexuales prohibidas y sean infieles en el matrimonio” (Heb 13.4, BLS). Muchos cónyuges caen en uno de dos pecados, o en los dos: en no satisfacer sexualmente al otro, o en serle infiel. Estas dos cosas acaban desintegrando a los matrimonios y a las familias. Es fundamental que los cónyuges vivan dando el paso de satisfacerse sexualmente y ser fieles.
(1) Primero, deben recordar que se comprometieron a satisfacerse sexualmente. Según la Palabra de Dios, ese compromiso está incluido en el pacto matrimonial. Si alguien lo desatiende injustificadamente, está faltando al pacto.
(2) Segundo, cada uno debe conocer las necesidades del otro, y esforzarse para satisfacerlo. El esposo debe conocer —aunque le cueste— que lo primero que espera su mujer de él sexualmente es que tenga un estilo de vida con, por lo menos, los tres puntos que hemos visto hasta aquí: privacidad, comunicación profunda, un trato dulce permanente. La necesidad femenina comienza con ese estilo de vida, y el esposo debe conocerla, y debe enfocarse primero allí. Luego sí, vendrá lo de la cama misma, y a eso deberá aprenderlo y atenderlo. La esposa, por su parte, debe conocer —aunque le cueste— que lo primero que espera su marido es dulzura, estimulación o provocación visual, y mayor periodicidad. La necesidad masculina comienza por eso, y la esposa debe conocerla, y enfocarse allí. ¡Ojo! Ninguno de los dos está mal diseñado, ni enfermo. Dios ha diseñado así a cada uno, y ahora les ordena que se satisfagan mutuamente.
(3) Tercero, la insatisfacción hace susceptible de caer en pecado sexual. Cuando el marido no satisface a su esposa, ella es más susceptible de que algún varón caballero y atento la seduzca, y así termine siendo emocional, y hasta físicamente infiel. Y lo mismo el esposo: cuando la esposa no satisface a su marido, él es más susceptible de que alguna mujer dulce, provocadora y atrevida lo seduzca, y acabe siendo infiel de alguna manera. Y sabemos que la infidelidad emocional o física es pecado, y el pecado destruye a las personas, y atrae el juicio de Dios.  Así que, los casados deben dar siempre este paso de satisfacerse sexualmente y ser fieles.
Estos cinco pasos son parte del diseño de Dios para una familia mejor. Si nosotros le pedimos al Espíritu Santo que nos dé el poder, y nos ponemos en las manos del Señor, él nos ayudará. Trabajemos todos los días, sudemos, por dar estos cinco pasos, y así avanzar hacia una familia mejor. Amén.





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