Buenas obras

Por: Luis Caccia Guerra


BUENAS OBRAS

En nuestro país, si encuentras un bebé abandonado en la vía pública, no puedes llevártelo a tu casa, adoptarlo por tu cuenta y darle una familia que cuide amorosamente de él. Es una buena obra, sin duda alguna, pero para el sistema legal, es SECUESTRO. Tienes que entregarlo inmediatamente a las Autoridades. Un ejemplo de BUENA OBRA POR NUESTRA CUENTA, pero mérito e intención no alcanzan. Es INFRACCIÓN.

Este mismo principio subyace en la doctrina de los méritos humanos para pretender ser acreedor del favor de Dios. En la parábola de Lucas 18:10 al 14 hallamos dos hombres. Uno daba gracias por ser mejor que los demás, se exaltaba a sí mismo y no le pedía nada a Dios porque evidentemente estaba convencido que no necesitaba nada de Él. El otro se sentía tan miserable y culpable que no se atrevía a levantar los ojos al cielo, se golpeaba el pecho avergonzado y clamaba: “Dios, sé propicio a mí pecador”. Éste último resultó justificado, el otro no.

¿Cuál es la diferencia, entonces?

Porque somos hechura suya,  creados en Cristo Jesús para buenas obras,  las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. (Efesios 2:10 RV60)

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