UNA PESCA MILAGROSA
UNA PESCA MILAGROSA
Síntesis del mensaje compartido por Joaquín
Ravanelli el 05/02/2017
IGLESIA CRISTIANA EVANGELICA “SIGUEME”
España 155 – Godoy Cruz – Mendoza –
Argentina
Aconteció que estando Jesús junto al lago de
Genesaret, el gentío se agolpaba sobre
él para oír la palabra de Dios. Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla
del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes. Y entrando en una de
aquellas barcas, la cual era de
Simón, le rogó que la apartase de tierra
un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud. Cuando
terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.
Respondiendo Simón, le dijo:
Maestro, toda la noche hemos
estado trabajando, y nada hemos
pescado; mas en tu palabra echaré la
red. Y habiéndolo hecho, encerraron gran
cantidad de peces, y su red se rompía.
Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron,
y llenaron ambas barcas, de tal
manera que se hundían. Viendo esto Simón Pedro,
cayó de rodillas ante Jesús,
diciendo: Apártate de mí, Señor,
porque soy hombre pecador. Porque por la pesca que habían hecho, el temor se había apoderado de él, y de todos los que estaban con él, y asimismo
de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres. Y cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo
todo, le siguieron.
(Lucas 5:1-11 RV60)
Video de
Introducción: Escena de una película donde se
representa este pasaje de las Escrituras.
Vamos a comenzar con el capítulo 5 del libro que venimos
estudiando: Lucas.
El mensaje de hoy: “Una pesca milagrosa”.
Un repaso de lo que vimos la semana pasada:
-Sorprendámonos de la autoridad de Jesús. Enseñaba,
liberaba de demonios, sanaba, hacía milagros.
-Reconozcamos la Popularidad de Jesús. Todos hablaban de
lo que hacía Jesús.
Hoy vamos a ver que estos puntos también van a estar
presentes en la porción del texto que nos toca.
Lo que más salta a la vista es el hecho de la pesca
milagrosa, que el único que podía hacerlo es el Santo de Israel. Pero este
pasaje nos enseña tres puntos:
I.SOLÍCITOS y OBEDIENTES
II.UNA FE MÁS ALLÁ DE LAS CIRCUNSTANCIAS
III.ENTREGA TOTAL A JESUS
I.SOLÍCITOS y
OBEDIENTES (vv. 1-3)
Esta parte del texto dice que el gentío se agolpaba sobre
Él. No era la primera vez que esto pasaba. Como vimos la semana pasada, la
gente le seguía adonde quiera que fuera, procuraba que no se fuera y Él les
enseñaba. Nosotros hemos leído desde que comenzó su ministerio en el cap. 4
(Lucas) siempre habíamos visto enseñando en la sinagoga. Pero ahora, Jesús
amplió su ministerio; lo llevó a las gentes, a donde viven, a donde trabajan.
De este lado, estaba la gente muy animada. No era la
primera vez que se enseñaba la Palabra de Dios. ¿Por qué estaban tan animados?
Estaban sorprendidos por la Autoridad de Jesús.
Del otro lado, estaban los pescadores. Cansados,
frustrados y desanimados. Pescadores expertos, después de toda una noche
trabajando sin éxito. Estaban limpiando las redes. Es el último trabajo que
realizaba el pescador al término de su jornada. Las redes se llenaban de algas,
caracoles, etc. por lo que era necesario llevarlas a la orilla y limpiarlas.
Vemos un Simón exhausto, preocupado,
cuando había que vivir, cumplir con obligaciones, limpiando las redes con
el trabajo terminado y sin obtener nada. Desanimados, frustrados.
De este lado, estaba la multitud. Esperando de Jesús sus
enseñanzas, un milagro de parte de Él.
Del otro lado, los pescadores sin esperanzas. Sólo
querían terminar con su trabajo e irse a casa. Es entonces cuando llega Jesús
le pide que le empuje un poquito la barca (Lucas 5:3), que la apartase de la
orilla un poco. Bien conocido es el mal genio de Pedro (Simón, en ese momento).
Sin embargo sorprende su actitud hacia Jesús, que sin importar su cansancio,
accede al pedido de Jesús. Es la primera vez que se lo menciona a Pedro en el
Evangelio. Hay una vez anterior, pero se habla del milagro de sanidad de Jesús
de la suegra de él (Lucas 4:38 y 39). Simón en algún momento se ha enterado que
un tal Jesús hizo esto. Ahora ese mismo Jesús era el que le estaba pidiendo
retirar la barca un poco para que Él pudiera enseñar a la multitud. Sin
importar el cansancio, Simón solícito y obediente accede al pedido de Jesús.
¿Cuántas veces accedemos a los pedidos de Jesús
sin colocar nuestra situación como excusa? “Vayamos a visitar”. “No puedo, soy
tímido, soy de pocas palabras, no tengo tiempo”.
Simón, estando en una condición frustrante,
desanimado, cansado, sin recursos, no importó. Él accedió al pedido de Jesús.
II.UNA
FE MÁS ALLÁ DE LAS CIRCUNSTANCIAS (vv.4-7)
Este fue el segundo acto de obediencia en fe de
Simón. Cansado y frustrado Simón, Jesús le pide que navegue mar adentro. Simón,
experimentado pescador, podría haber dicho “si yo de esto sé”, “conozco mi
trabajo”, “si yo sé a dónde ir”. Dejémonos GUIAR por Jesús. “Pero si yo sé
hacerlo”.
-Tenían
sobradas razones para decirle que “NO” a Jesús. Se estaban yendo a la casa a dormir.
Frustrados. Lo que le pedía Jesús no sólo era para Simón, también estaba
involucrando en ello a Juan y a Jacobo. Implicaba también tirar las redes de
nuevo y al término volver a lavar las redes.
-Obedecer
estaba fuera de toda lógica.
Es que hay veces que OBEDECER A JESUS está fuera de toda lógica. Los pescadores
estaban lavando sus redes, guardando sus cosas para irse. El sentido común de
Pedro (Simón) le decía que no había razón para tratar una vez más. Debe haber
pensado más de una vez que usar de nuevo las redes no iba a hacer más que
generar más trabajo. Jesús no le dio explicaciones, simplemente lo miró. Y
Pedro (Simón) con esa mirada, sólo dijo, “en
tu palabra, en tu nombre voy a echar la red” (v.5). La fe y la obediencia
producen el milagro. Como el episodio del centurión que viene y le pide por su
criado. “Solamente dí la palabra y mi
siervo sanará”, le dijo a Jesús. A
lo que Jesús responde: “no he hallado en
Israel tanta fe” (Mateo 8:8 y 10).
-La
FE y la OBEDIENCIA produjo el milagro.
Fue este acto de fe y de obediencia frente a la duda lo que abrió la puerta a
un milagro de abundancia. Particularmente, este es un milagro de abundancia
como el maná en el desierto (Exodo 16), como la viuda de Sarepta (I Reyes cap.
17), como las bodas de Caná (Juan cap.2). Todos los milagros de abundancia
tienen dos características en común: satisfacer las necesidades humanas y
demostrar el abundante poder de Dios para proveer mucho más abundantemente que
la necesidad. ¿Pero, qué produce ese milagro? La fe y la obediencia. Obedecer
más allá de toda lógica.
III.ENTREGA
TOTAL A JESUS (vv.8-11)
Simón no era la primera vez que escuchaba de un
milagro. Escuchaba que Jesús había hecho milagros. Pero todo en los otros. Pero
esta vez se sorprendió. Le tocó estar …
-FRENTE
A FRENTE CON EL SANTO DE ISRAEL.
Acá es cuando Jesús nos confronta, Jesús nos quiere hablar. Y cuando nos
confronta en esa condición, Jesús nos mira, nos dirige esa palabra alentadora: “NO TEMAS”. Y hoy te lo dice a vos: “No tengas miedo”. Cuando estás pidiendo
algún milagro en tu vida, ¿lo estás pidiendo con esa fe y esa obediencia? En este caso Jesús respondió
inmediatamente. Hay veces que Dios tiene sus tiempos y esos tiempos son
perfectos. Fíjense Abraham, cuánto tiempo tuvo que esperar. Que tengas fe, no
significa que se haga ya.
-Pescador
de hombres. ¿Qué otra cosa le dijo? “Pescador de hombres te haré”. Y a
cuántos “pescó”? A TRES MIL (Hechos 2:41). ¿Y después? A CINCO MIL (Hechos
4:4). Y gracias a Dios, hoy podemos conocer lo que Jesús hizo.
Cuando Jesús toca tu vida y hace un milagro en
tu vida, es cuando vas a experimentar su amor, cuando te vas a encontrar frente
a frente con Él. Quizás en ese momento caigas de rodillas, quizás en ese
momento haya lágrimas. Es un momento íntimo, especial. Y Jesús quiere eso.
Quiere intimidad con vos. No dejando de congregarnos como iglesia, pero quiere
ese momento especial de intimidad a solas con vos.
-Dejaron
todo y le siguieron. Nuestras acciones afectan e
involucran a otros, generalmente los más cercanos. Sea para bien o sea para
mal, las acciones que nosotros tomamos afectan a otros, los más cercanos. En
este caso, quiénes estaban junto a Simón, sus dos grandes compañeros, Jacobo y
Juan. Siempre han sido los más cercanos a Jesús, Pedro Jacobo y Juan, siempre
los tres juntos (la Transfiguración, Marcos 9:2).
La pregunta es: ¿Has entregado tu vida a Jesús?
¿Has dejado todo para seguirle?
¿Qué significa “dejar todo”? DEJAR TODO
SIGNIFICA DEJAR A JESUS EN PRIMER LUGAR. Dejar todo en las manos de Jesús.
Después Dios ordena las prioridades. No es olvidarte de tu trabajo, de tu
familia… Es dejar todas esas cosas en sus manos. Que Dios gobierne tu carácter,
tu vida, tus relaciones, tu trabajo, dejarlo TODO en sus manos. Pedro dejó todo
en sus manos.
Repasemos:
Solícitos
y obedientes
Muchas veces vamos entregando nuestras cosas a
Jesús “en cuotas”. Jesús sabe lo que no has entregado todavía. Dejá que Jesús
maneje esa área. ¿Cuál fue la última vez que experimentaste este milagro?
¿Cuántas veces nos maravillamos con su Palabra? ¿Cuál fue la última vez que te
maravillaste, como esa gente por su Palabra? ¿Cuántas veces estamos solícitos
en oración, apurados por encontrarnos con mi Jesús amado sin importar el
cansancio, la frustración, el desánimo? Te invito a que sigamos ese ejemplo,
esa enseñanza.
Fe
más allá de las circunstancias.
Esto es imposible. No se puede. Ya lo probé.
Muchas veces cuesta creer y tener fe, pero experiméntenla.
Y
por último: Entregá todo.
No dejes una cuota. Y si todavía no has
entregado tu vida, ENTREGALA TODA, COMPLETA!!
Pero si has hecho entrega parcial, acordate que hay áreas que las están
manejando vos. Si entregás todo nos va a ir mejor.
“El
peor lugar donde puede estar un cristiano, es fuera de la voluntad de Jesús”, me dijo un pastor cierto día. Podés estar en
valle de sombra de muerte; podés estar en zona de guerra, donde hay bombas;
pero si es la Voluntad de Dios que estés ahí, ese es el mejor lugar donde podés
estar. No dejes nada a tu gobierno, porque seguramente lo vas a hacer mal.
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