MI MENTE - MI ESPIRITU

Por: Fernando Alfredo Campeotto
Escrito originalmente para “Palabras Transformadoras”
Se publica en este medio con permiso.


Hay cambios que no dependen de vos, pero otros sólo se producirán por tu decisión”.



Somos el producto de nuestros pensamientos. Nos hemos preguntado en algún momento ¿Porque es tan importante lo que pensamos?
Si la mentalidad de una persona no es transformada por el poder de Dios, ningún cambio será duradero ni significativo.

“No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta”. (Romanos 12:2)

Vivimos un bombardeo constante sobre nuestros pensamientos…, para generar una verdadera transformación social, debemos primero transformar nuestra manera de pensar. El Consejo de Pablo traducido sería: “…cambia tu manera de pensar, para que cambie tu manera de Vivir”.

Los pensamientos son como el timón de un barco, dan dirección a las decisiones, es por eso que debemos renovarlos continuamente en nuestra mente, para desarrollar un pensamiento que esté en armonía con la manera en que Dios piensa. Los pensamientos de Dios están revelados en su palabra, por lo tanto, al exponernos a ella con fe, permitiremos que sus pensamientos moldeen los nuestros. El poder de una mente rendida totalmente a Dios, es que si podemos pensar como Dios piensa, entonces podremos hablar como Él habla y actuar como Él actúa. El mundo en que vivimos, todo lo que nos rodea como personas, está construida por nuestros pensamientos y palabras. Nuestros pensamientos son muy importantes, realmente cuentan, porque lo que nosotros pensamos determina lo que somos. Dice la Palabra de Dios: “Porque cuál es su pensamiento en su corazón, tal es él”. (Proverbios 23:7). Desgraciadamente, la mayoría de nosotros tendemos a estar cautivos por nuestros propios pensamientos tóxicos. ¿Cómo han afectado de manera negativa estos pensamientos a nuestra vida y a nuestras relaciones? Dice la Palabra de Dios: “Del fruto de la boca del hombre se llenará su vientre; Se saciará del producto de sus labios. La muerte y la vida están en poder de la lengua, Y el que la ama comerá de sus frutos”. (Prov. 18:20-21)

Si la mente es como un timón, debe estar gobernada y dirigida por el mejor piloto, este piloto es Dios.
¿Cómo mantener nuestra mente rendida Dios?

1° Presentando nuestros problemas al Señor y Él nos dará su paz y esta paz gobernará nuestra mente.
2° Debemos obedecer a la Palabra de Dios, no podemos permitir que las aflicciones y la queja gobiernen nuestra vida.
3° Debemos concentrarnos en el cielo y no dejar que las cosas terrenales nos cautiven el corazón.
4° Debemos instruir a otras personas, nuestros pensamientos se renuevan cuando ayudamos y damos la Palabra de Dios a otras personas.

De nada sirve cambiar las leyes si no cambia nuestra mente, es allí donde la transformación comienza y si no vivimos con una mente transformada, nuestras acciones no serán más que el reflejo de lo que nuestro entorno espera. Debemos volver al consejo divino y hacer como los sacerdotes de Israel: “Grabar estas palabras en nuestro corazón y en nuestra mente; atarlas en nuestras manos como un signo, y llevarlas en nuestra frente como una marca”.

¿Qué cosas debo comenzar hacer para mantener mi mente en sujeción a Dios?
¿Cómo puedo renovar mi manera de pensar cada día?

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