Como la suave brisa acaricia al árbol
Por: Jésica Andrea para
www.hazdesabiduria.blogspot.com
Estaba parada al lado de un árbol.
Miré su tronco grueso y fuerte. Pasé mi mano por él como
acariciándolo y me pregunté:
-¿Si tiene vida, tendrá sentimientos?
-¿En el fondo, debajo de su corteza,
sentirá algo cuando lo toco?
Hay quienes afirman que las plantas
“escuchan”, tienen ciertas capacidades de responder a los
sonidos. Algunas personas no creen que las plantas hagan esto, es
más, les parece una locura, pero es así. Son seres vivos, las
hojas son suaves y delicadas, frágiles al tacto. Tanto las plantas
como los árboles tienen vida y sentimientos, al igual que los
cactus.
Hay seres humanos que son como las
plantas: fácil de responder a una caricia. Otros como los árboles
que no conoces sus sentimientos. Y otros como los cactus que apenas
puedes tocarlos sin lastimarte con sus agudas púas. Pero todos, sin
excepción de ninguno, tienen sentimientos. Algunos lo expresan con
palabras, otros con gestos, otros en silencio. Somos parte de la
creación de Nuestro Señor y aquello que nos rodea tiene vida, y
tiene sentimientos.
Aceptar la caricia, el abrazo de otras
personas es bueno y nos hace bien, no somos de piedra, sentimos,
vivimos, experimentamos, fuimos creados así.
Los árboles, las plantas, agradecen
el cariño que se les brinda, a su manera.
Como la suave brisa roza las copas u
hojas de los árboles y plantas, así acaricia el Señor nuestra
alma, a veces lo hace a través de personas. Acepta las caricias que
recibes, son un regalo de Dios y nos demuestra cuánto nos ama.
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