SANTIDAD: QUÉ, POR QUÉ, CÓMO
SANTIDAD: ¿Qué? ¿Por qué? ¿Cómo?
Síntesis del mensaje compartido por Ricardo
Palacio el 15/01/2017
IGLESIA CRISTIANA EVANGELICA “SIGUEME”
España 155 – Godoy Cruz – Mendoza –
Argentina
Video de introducción: Un niño realiza
un sencillo experimento en casa. Vierte en un vaso tres líquidos de
distinta densidad, razón por la cual quedan contenidos en el mismo
vaso pero no se mezclan entre sí.
Podemos ver en este video que les mostré que
había tres líquidos. Todos eran líquidos, estaban en un mismo
vaso, pero eran diferentes, no se mezclaban entre sí.
Acompáñenme en I Pedro cap. 1:
Por
eso, dispónganse para actuar con
inteligencia; tengan dominio propio; pongan su esperanza
completamente en la gracia que se les dará cuando se revele
Jesucristo. Como hijos obedientes, no se amolden a los malos deseos
que tenían antes, cuando vivían en la ignorancia. Más bien, sean
ustedes santos en todo lo que hagan, como también es santo quien
los llamó; pues está escrito: "Sean santos, porque yo soy
santo." Ya que invocan como Padre al que juzga con imparcialidad
las obras de cada uno, vivan con temor reverente mientras sean
peregrinos en este mundo. Como bien saben, ustedes fueron rescatados
de la vida absurda que heredaron de sus antepasados. El precio de su
rescate no se pagó con cosas perecederas, como el oro o la plata,
sino con la preciosa sangre de Cristo, como de un cordero sin mancha
y sin defecto.
(1
Pedro 1:13-19 NVI)
Hoy vamos a hablar sobre la Santidad. Qué es
la Santidad. Por qué hemos de buscar la Santidad. Y cómo buscar esa
Santidad.
I. ¿QUÉ ES LA SANTIDAD?
Pedro citaba las escrituras. “Sed Santos
porque yo soy santo”(Lev. 20:7). Aquí la palabra empleada para
“santo” es “jágios” ( ̓͂̔γιὀ͂) y el sentido de esa
palabra es “diferentes porque pertenecemos a Dios”. Sean
diferentes, sean apartados, sean distintos, porque pertenecemos a
Dios. Recuerden que Pedro toma esta escritura del Antiguo Testamento
y ¿a quién se lo dijo esto Dios? Al pueblo de Israel. Él quería
que su pueblo fuera apartado. Que marcara la diferencia ante las
naciones. Por eso el ejemplo de los líquidos que no se mezclaban.
Contenidos en un mismo vaso, pero mantenían su separación del resto
de los otros.
1. Somos Santos. No sé si sabías, que
vos sos “SANTO”. ¿Desde qué momento sos “santo”? Desde el
momento en que recibiste a Cristo como tu Salvador. ¿Por tus propios
méritos? Por supuesto que no. Por la sangre de Cristo.
2. Hay un PROCESO DE SANTIFICACION. A
partir de que creo en Cristo, y hasta que me vaya con Cristo cuando
me muera, dura el proceso de santificación. Cuando Pedro habla de
santidad, habla de “busquen el proceso de santificación” todo el
tiempo. Soy santo a partir de que Cristo me salvó y comienzo ese
proceso a partir de ese momento. La santidad es un proceso que
comienza el cristiano desde el día en el que obtuvo la Salvación.
Invita a ser diferentes para bien y para edificar, para marcar la
diferencia, para impactar positivamente a todo el que te rodea. No es
“marcar la diferencia” para decir: “yo tengo esta aureolita y
vos, no”. Es marcar la diferencia para que las personas lleguen a
Cristo. Ese es el objetivo que Dios tenía para Israel y ya sabemos
que no lo pudo lograr. Ese es nuestro mismo objetivo de hoy:
santidad, marcar la diferencia para traer a otros a Cristo.
La Santidad sugiere “pureza”. La Santidad
sugiere “apartado del mal”. La Santidad sugiere “apartado para
Cristo”. La Santidad comienza en el interior. No se trata de actos
meramente externos. Los actos o la santidad meramente externa,
puramente externa, tiene otro nombre y ya lo vamos a ver más
adelante. El orden: primero por dentro y después se empieza a ver
afuera.
Muchas veces vemos la Santidad, como los “No”
de Dios. “No puedo”, “No” debo… Y la verdad es que la
santidad se trata mucho más de los “Sí” puedo, que de los “No”
puedo. Tratamos de hacer lo que hacía Jesús, ponernos a ver todo lo
que no puedo hacer, cuál es la lista de lo que no debo hacer. Pero
si nosotros nos podemos a hacer todo lo que sí debemos hacer, o lo
que hacía Cristo, VAMOS A TENER MENOS TIEMPO PARA HACER LO QUE NO
DEBEMOS HACER.
“Cuanto más tiempo paso haciendo lo
que Cristo hacía, menos tiempo tengo para hacer lo que no debo”.
(Lucas Leys)
Esa es la santidad: ocuparme más de los “sí”
de Dios que de los “no” de Dios.
II. ¿POR QUÉ DEBEMOS SER SANTOS?
¿Por qué buscar la santidad?
Por dos motivos: Por Necesidad y por
Beneficios.
1. Necesidad. Porque es un mandato de
Dios. “Sean santos porque yo soy santo”(I Pedro 1:16). ¿Se
trata de una sugerencia? ES UNA ORDEN. No es una sugerencia, no es
una recomendación, no es “si te parece”… Es imperativo. Es
ORDEN.
Dios
no nos llamó a la impureza sino a
la santidad;
(1
Tesalonicenses 4:7 NVI)
El único atributo de Dios que se repite tres
veces, es justamente “SANTO, SANTO, SANTO”. A Dios no se le dice:
“amor, amor, amor”; “justicia, justicia, justicia”. Pero sí
“SANTO, SANTO, SANTO”. Es como si fuera “santisisísimo”.
Agregarle énfasis a la palabra “santo”. Por eso Dios le da tanta
importancia a esto. Para Él es muy, muy, muy importante la santidad.
Busquen
la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá
al Señor. (Hebreos
12:14 NVI)
Son
tan puros tus ojos que no puedes ver el mal; …
(Habacuc
1:13 NVI)
Es tan puro el Señor, que no puede ver el mal.
Lo importante que es para Dios la santidad. El Santo busca que sus
hijos sean Santos.
2. Beneficios. El segundo motivo por el
cual debemos buscar la santidad, es porque NOS ACERCA A DIOS.
Como vimos recién en Hebreos 12:14 “Busquen la paz con
todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor”. Un
proceso de santificación que nos acerca al Señor. Crea un vínculo
más fuerte. Crea un vínculo más cercano.
Hay momentos de baches espirituales, en los que
no tenemos ganas de orar, no tenemos ganas de leer la Biblia, no
queremos hacer nada que tenga que ver con Dios. Por eso el proceso de
santidad nos acerca a Dios. No es que Dios se aleje de nosotros, el
problema es que somos nosotros los que nos alejamos de Él. Cuando
estamos bajos de espíritu, ¿cuánto me va a guiar el Espíritu
Santo? ¿Cuánto me va a hablar el Espíritu Santo? Leo la Biblia si
es que la leo y no entiendo nada y si no la leo no crezco. Si no
estamos activos en el proceso de santidad estamos lejos de Dios y de
lo que Dios quiere para nosotros. Ocuparnos de la santidad, nos
permite ver a Dios más claramente.
a. Sequimos el Plan de Dios. La voluntad
de Dios es que seamos santificados cada día. Y te pregunto: ¿Qué
mayor beneficio que estar haciendo la voluntad de Dios?
La
voluntad de Dios es que sean santificados;…
(1
Tesalonicenses 4:3 NVI)
Con
respecto a la vida que antes llevaban, se les enseñó
que debían quitarse el ropaje de la vieja naturaleza, la cual está
corrompida por los deseos engañosos; ser renovados en la actitud de
su mente; y ponerse el ropaje de la nueva naturaleza, creada a
imagen de Dios, en verdadera justicia y santidad.
(Efesios
4:22-24 NVI)
b. Se opone a la hipocresía. Otro de
los beneficios es que la santidad nos aleja de la hipocresía. Es lo
que mencionamos al principio, que la santidad puramente exterior se
llama HIPOCRESÍA. La santidad que Dios quiere para nuestra vida, es
una santidad de corazón. A veces nos pasa que sin importar cuánto
tiempo llevamos como cristianos, queremos mostrar cosas que buscamos
que pasen, pero en realidad no están pasando en nuestro interior. La
santidad se opone a la hipocresía.
Jesús hacía la diferencia con los fariseos.
Seguramente los amaba como pecadores, pero reprobaba enérgicamente
su hipocresía. En cambio tenía otra actitud muy diferente con los
pecadores arrepentidos que se acercaban a Él.
En Apocalipsis 3:16 Dios habla de creyentes
fríos y calientes, pero a los tibios los vomitará de su boca. Puede
ser que a Dios lo que más le duele es un cristiano hipócrita, mucho
más que un cristiano frío. La santidad produce cambios internos y
duraderos que se verán en lo externo.
Y por último…
III. CÓMO BUSCAR LA SANTIDAD.
Al menos tres puntos desde lo espiritual y
otros cuatro más desde el punto de vista de lo práctico:
1. Espiritual.
a. Arrepentimiento. No hay santidad si
no hay arrepentimiento.
Rásguense
el corazón y no las vestiduras. Vuélvanse al Señor su Dios,
porque él es bondadoso y compasivo, lento para la ira y lleno de
amor, cambia de parecer y no castiga. (Joel
2:13 NVI)
Otra vez hablando de santidad interior.
Si
confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los
perdonará y nos limpiará de toda
maldad.
(1
Juan 1:9 NVI)
Suelo decirles a los chicos que no permanezcan
ni cinco minutos con un pecado en el corazón. No importa las veces y
más veces que lo hagas. Volvé a Dios con arrepentimiento verdadero,
sincero de corazón, todas las veces que sean necesarias. Más allá
de que Dios es justo, no soporta el pecado, siempre está disponible,
al alcance, el perdón de Dios. Jesús murió por todos tus pecados…
todos, todos, TODOS, TODOS, TODOS…
Dios no podría pedirnos que seamos santos si
no nos pone el perdón al alcance de la mano, pues sabe que vamos a
caer muchas veces.
b. Obediencia y Reverencia. Dice II
Corintios 7:1
Como
tenemos estas promesas, queridos hermanos, purifiquémonos
de todo lo que contamina el cuerpo y el espíritu, para completar en
el temor de Dios la obra de nuestra santificación.
(2
Corintios 7:1 NVI)
Se trata de buscar la santidad de Dios mediante
la obediencia y un temor, respeto reverente. Si yo no tengo un temor
de Dios, no un temor de miedo, sino de supremo respeto, respecto de
la obediencia me va a dar exactamente lo mismo romper sus
mandamientos que no romper sus mandamientos. Por eso es tan
importante el temor de Dios reverente y la obediencia a la hora de
buscar la santidad. ¿Dios tiene todo tu respeto que se merece? Sos
consciente de que Dios te mira todo el tiempo y de que si estás
pecando, lo estás haciendo en la misma cara de Dios. Ese es el temor
reverente hacia Dios. Estar conscientes de que estamos fallando a ese
Dios que nos ha dado la vida.
c. Por la Obra del Espíritu Santo. Dice
Romanos 15:16
… Yo
tengo el deber sacerdotal de proclamar el evangelio de Dios, a fin
de que los gentiles lleguen a ser una ofrenda aceptable a Dios,
santificada por el Espíritu Santo. (Romanos
15:16 NVI)
Sin el Espíritu Santo es imposible crecer en
la santificación. El Espíritu Santo es el que te guía. El Espíritu
Santo es por decirlo así: “el Dios que te dejó Dios” para que
te guíe, para que te acompañe, para que te hable, para que te
recuerde cosas, para que te de fuerzas en las pruebas, en las
tentaciones. Sin el Espíritu de Dios podés saber muchos versículos
de memoria pero es imposible que tu vida esté activa en el proceso
de santidad. El Espíritu de Dios es el que puede hacer que esa
SANTIDAD INTERIOR sea verdadera.
Cuando lo Eterno toca lo interno produce
cambios externos. Dios no está tan interesado en cambiar tu
fachada exterior. A Él le interesa cambiar tu fachada interior.
2. Cuatro Pasos prácticos.
a. Tomar la decisión de buscar la santidad.
Es una decisión radical, decidir no seguir siendo más del montón.
Estar donde estás, pero no mezclarse con lo que hay. Es una decisión
personal. La santidad no se produce espontáneamente o que cada
tantos años de cristiano vas a adquirir una cuotita de santidad. Si
no tomás esa decisión no pasa nada. Vas a ir al cielo, sí, pero te
mantuviste estancado durante muchos años.
b. Buscar la aprobación de Dios y no de los
hombres. La santidad es marcar la diferencia. ¿En tu trabajo
querés ser popular? ¿No querés que se burlen de vos? Una de las
cosas prácticas que podemos hacer es buscar siempre la aprobación
de Dios. Buscar el aplauso de Dios, antes que el aplauso de los
hombres.
c. Con mis hermanos. No existe el
cristiano aislado, el que dice que no necesita de sus hermanos.
d. Abandonando malos hábitos. Hábitos
que interrumpen la santidad. El hábito de la crítica, el que
critica al ministerio, al líder, al participante y critica a todos.
Ser negativo, ser desagradecido. No escuchar y sermonear al otro. Yo
soy así, si te gusta, bien; si no, también. No reconocer errores.
Son todos hábitos que interrumpen la santidad, son todos hábitos
que no hacen bien. No te hacen bien a vos, no me hacen bien a mí.
Y por último, para cerrar, para lograr cambios
importantes, a largo plazo; debemos imponernos compromisos prácticos.
¿Qué voy a hacer de diferente hoy? ¿Qué voy a hacer de diferente
hoy –no mañana– para ponerme activo en mi proceso de santidad.
Los santos no son perfectos. Son santos porque
son amigos del Santo, y porque han creído en Él (Juan 15:14 y 15).
Además, éstos buscan la santidad que el Santo tiene planeada para
ellos.
¿DESEO QUE MI VIDA SEA SANTIFICADA?
Como siempre Luis... te felicito por tu trabajo. Es una bendición poder repasar los mensajes. Dios te siga bendiciendo.
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