Sólo por Gracia
Sólo por Gracia
Por: Luis Caccia Guerra para
www.devocionaldiario.com
“Querido Paco: Por favor reúnete conmigo
mañana a las 9:00 frente al periódico del pueblo. Todo está
perdonado. Te quiero. Tu padre. Decía la nota que había publicado
un padre buscando reconciliarse con su hijo.
Al día siguiente temprano en la mañana,
había 800 “Paco” esperando reunirse con su padre.”
Ernest Heminguay
“Cuando las personas se alejan del fuego,
el fuego sigue dando su calor, pero ellas tienen frío.”
San Agustín
“Señor, cuando temprano en la mañana yo
no te busque; por favor, búscame tú, ven tú a mi encuentro, porque
yo estoy perdido.”
L.C.G.
Así es Dios. Así es la Gracia de Dios; así
funciona.
Muchas personas afirman con soberbia y orgullo:
“Yo nunca haría eso”, “¡Ah, No! ¡Yo eso jamás!”, o
inclusive “Gracias Dios porque no soy como aquél o como este
otro.” No se conocen a sí mismas. Es hasta que una prueba nos
revela lo que realmente somos y de lo que somos capaces de hacer y
decir cuando se nos pone suficiente presión.
“Cuando fui probada por mis circunstancias
descubrí que tenía debilidades que no sabía que tenía.”
Joyce Meyer
Y es que:
El
hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el
hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de
la abundancia del corazón habla la boca.
(Lucas
6:45 RV60)
Cada día suelo ver a un papá con su hijo de
camino a la escuela. Caminan abrazados y su paso es algo irregular y
zigzagueante. El niño habla con su padre con voz grave y empuja a
éste con fuerza hacia el costado, como si pretendiera ser igual a él
e imponerle su paso y su presencia. Cuando ese mismo niño viene con
su madre, es una personita completamente diferente, se comporta como
niño y habla como niño.
“Sentirse cómodo con Dios, requiere
caminar al ritmo de Él y no empujar contra Él. Requiere rendición,
no resistencia.”
Joyce Meyer
Casi toda mi vida estuve haciendo las cosas
como ese niñito. Caminando abrazado a Dios, sí, pero con paso
irregular y zigzagueante, con un esfuerzo sobrehumano pretendiendo
agradar al Padre con mis propios méritos y sin conseguir otra cosa
que cansarme, caminar por la vida empujando y resistiendo.
“La justicia más dulce que Jesús hizo
por mí, fue perdonar todos mis pecados.”
L.C.G.
El Diccionario Espasa-Calpe de la Lengua
Española, define entre varias acepciones, Gracia:
- Don gratuito de Dios que eleva sobrenaturalmente la criatura racional en orden a la bienaventuranza eterna.
- Beneficio, don y favor que se hace sin merecimiento particular; concesión gratuita.
Años de mi vida, aún después de haber
conocido a Jesús como Salvador, me costó ver y aprender que ese
raudal de puro amor, ese torrente de gracia estaba disponible para mí
gratuitamente. Aprender a caminar con Dios, abrazado a Dios sin
empujar ni resistir me permitió sanar viejas heridas del corazón
que hasta hace poco dolían y sangraban todavía.
En Génesis cap. 15 vemos a Abraham poniendo
las quejas a Dios de que no tenía hijo para la descendencia
prometida. Abraham metido en su carpa y enfrascado en sus propias
circunstancias.
¿Qué hizo entonces, Dios?
Lo sacó afuera.
Entonces
lo llevó fuera y le dijo:
—Mira, por favor, al cielo y cuenta las estrellas, si acaso las puedes contar. —Y añadió—: Así será tu descendencia.
—Mira, por favor, al cielo y cuenta las estrellas, si acaso las puedes contar. —Y añadió—: Así será tu descendencia.
(Génesis
15:5 BEMH)
Aprender a verse como Dios lo ve. Salir de la
zona de confort, salir de la carpa, dejar de estar pendiente de sus
propias circunstancias, para darse un respiro, levantar la mirada al
cielo, ya no con actitud demandante ni acreedora, sino suplicante, y
mirar las estrellas que Dios hizo.
Aprender a mirarnos como Dios nos ve. Toda vez
que no importa lo que fuimos, no importa lo que hayas hecho ni qué
ha sido hasta ahora de tu vida. No importa tu pasado, por más
retorcido y tenebroso que sea. Si hay un genuino arrepentimiento más
allá del pesar, la culpa, el cargo de conciencia sin resolver por el
perjuicio ocasionado; sino la DECISIÓN DE ARREPENTIRSE, Dios no
desprecia ni pasa por alto un corazón arrepentido, contrito y
humillado. Aprender a dejar de mirar las propias circunstancias, y
simplemente recibir UNA VIDA NUEVA, de gracia como un niñito que
recibe un regalo de mamá o papá.
Todos
nosotros somos como cosa impura, y todas nuestras obras justas son
como trapo de inmundicia. Todos nosotros nos hemos marchitado como
hojas, y nuestras iniquidades nos han llevado como el viento.
(Isaías
64:6 BEMH)
Porque
por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros,
pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.
(Efesios
2:8-9 RV60)
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