¿Qué buscas en una iglesia?
¿Qué buscas en una
iglesia?
Por Luis Caccia Guerra para www.devocionaldiario.com
En cierta oportunidad el pastor durante el sermón, bajó
desde el púlpito, se metió en medio de la congregación que lo escuchaba
atentamente y sin prever lo que habría de sobrevenir, preguntó: “-¿Ud., qué viene a buscar a la iglesia?”
Las respuestas que recibió fueron de lo más variadas dentro
de lo que era dable esperarse. Pero algunas fueron francamente tan absurdas
como increíbles. Uno respondió: “-Yo
vengo a buscar vicios” (¿¡!?). Otro, se despachó con un franco, espontáneo
y absolutamente desenfadado: “-Yo vengo a
buscar ERRORES EN LOS LÍDERES DE LA IGLESIA” (¡¡!!). ¡A este pastor no le
quedaron ganas de dirigirse a su congregación en estos términos y mucho menos
de hacer otra vez este tipo de preguntas en público! Pero si hay algo positivo
que se pudo recoger de esta desagradable experiencia, es que la respuesta a la ingenua,
pero bien intencionada pregunta del pastor sirvió para testear el verdadero “pulso”
espiritual de su iglesia.
Philip Yancey en su libro “Gracia Divina vs. condena humana”
(Vida – EUA – 1997) relata, apenas comienza su libro, el testimonio de un amigo
que trabajaba con indigentes y marginales. El hombre, en una ocasión debió
atender el drama de una joven prostituta que le confesó aberrantes situaciones,
pero cuando le ofreció acudir a una iglesia en busca de ayuda, ella exclamó: “-¡Una iglesia!; ¿Para qué habría de ir
allí? Ya me estaba sintiendo muy mal conmigo misma. Todo lo que harían sería
empeorar las cosas.” Tal el concepto
de la iglesia que tenía aquella triste y atormentada chica. Tal el concepto de
iglesia que tienen muchas personas hoy.
En los tiempos de Jesús sobre esta tierra, el desvalido, el
miserable, el marginado, el más bajo de todos los pecadores acudía a refugiarse
en Él y hallaba gracia, amparo, protección y liberación para su pesada carga.
Hoy, personas como éstas, parece que ya no son muy bien vistas ni bienvenidas
en las iglesias. ¿Qué es lo que pasó? Pregunta Philip Yancey. Hoy muchos
piensan en que primero deben mejorar, antes de estar en condiciones de comenzar
a asistir a una iglesia, cuando en realidad es exactamente al revés.
Cuando una persona se
acerca a una iglesia, es porque tiene necesidades espirituales. Cuando esa
misma persona abandona la iglesia, lo hace exactamente por las mismas razones
por la que vino: porque tiene necesidades espirituales.
Todos
los que habían creído estaban juntos, y
tenían en común todas las cosas;
(Hechos 2:44 RV60)
Durante los primeros tiempos de la iglesia, dice la
Escritura que perseveraban juntos y tenían todas las cosas en común.
Si alguien hoy me pregunta: “-¿Usted, qué viene a buscar a una iglesia?” , tengo una respuesta
para darle y se resume en sólo dos palabras: “Gracia” y “contención”.
Sí, eso es exactamente lo que busco en una iglesia. La Gracia Divina que a
pesar de mis errores me ayude a sentirme amado, ser perdonado por Dios y a
reconstruir mi vida no importa cuán destruida esté. Contención en un sentido
integral, en lo físico, en lo mental y en lo espiritual (I Tesalonicenses
5:23).
“Puede pasarse toda
una vida buscando la iglesia perfecta, -dice Rick Warren- pero nunca la encontrará.”
Separarse de su
iglesia cuando ve la primera señal de decepción o desilusión es una marca de
inmadurez. Dios tiene cosas que quiere enseñarle a usted y a otros también.
Después de todo, no hay iglesia perfecta donde se pueda escapar. Cada iglesia
tiene su propio conjunto de debilidades y problemas. Pronto se sentirá otra ves
desilusionado.”
(Rick Warren – La vida conducida por propósitos – 2002 -
Zondervan – EUA)
La iglesia perfecta no existe, claro está. Hoy en día, un
individualismo exacerbado ha hecho estragos en una abrumadora mayoría de las
comunidades cristianas. Ya no sólo, no tienen cosas en común, ¡los hermanos ni
siquiera se conocen entre sí! en algunos sitios.
Pero a pesar de todo esto, aún hoy es posible ser de
bendición para la comunidad donde asistes y para el bien común. Asistí durante
un corto tiempo a un sitio donde el hermano plomero (fontanero en otras regiones
de habla hispana) pasaba factura y cobraba en dinero sus honorarios tan sólo
por cambiar la junta de un grifo de agua en el templo. No nos ocuparemos aquí
de establecer si eso está bien o está mal. En esa comunidad parece que estaba
bien visto. Sí diremos que ya que hoy no tenemos todas las cosas en común como
en la primera iglesia, no sería mala idea brindarlo a título gratuito de vez en
cuando y como ofrenda. En cambio en otra comunidad en donde permanecí más
tiempo había una psicóloga que iba una vez al mes a atender consultas –no
terapias– sin cargo. Estaba compartiendo en comunidad la bendición de la
profesión que el Señor le había dado.
Contención es escuchar, ayudar. Es decir, pasar de la
pasividad a la acción. Y
para esto es necesaria una elevada dosis de compromiso.
En lo físico, hay hermanos que pasan hambre en nuestras
iglesias. La miseria no está dentro de los planes de Dios para sus hijos.
Ayudar a esos hermanos a cambiar sus vidas es poner a su disposición recursos,
conocimientos y muchas horas de trabajo. Personalmente estoy agradecido a Dios
por las valiosas y generosas ofrendas dinerarias que he recibido en difíciles
trances de mi vida, además de la contención, presencia y oraciones.
En lo mental, hay hermanos sumidos en la melancolía, que
creen que no tienen talentos, que no sirven para nada. Pero hay otros con los
suficientes conocimientos profesionales y capacitados para ayudar a que ellos
tengan un cambio de mentalidad.
Finalmente, en el ámbito espiritual, hay hermanos que viven
atados a las cadenas de pecados de los que no pueden liberarse; pero también
hay iluminados capaces y capacitados para ayudarles con empatía, humildad y una
no poca cuota de sacrificio y altruismo, a romper esas cadenas que los
mantienen cautivos. Conocí una comunidad que hacía esto, pero tenías que tener
suficiente dinero para pagarte el “curso”.
He conocido hermanos con conocimientos en informática que
brindaban una hora a la semana para enseñar gratuitamente a los hermanos que
quisieran aprender. Sin duda alguna, alguien salió bendecido con un mejor
trabajo, gracias a esto.
La lista no es taxativa, sólo ejemplificativa. Hay miles de
situaciones y de opciones. No todas las comunidades cristianas son iguales. Hay
excepciones. Hay iglesias que tienen gente capacitada y programas de asistencia,
mas no todas.
En la medida en que aprendamos y practiquemos esto habremos
dado un paso de obediencia a la
gran Agenda de Dios.
La iglesia como una COMUNIDAD DISPENSADORA DE GRACIA, CAPAZ
DE BRINDAR CONTENCION INTEGRAL.
comunidad dispensadora de Gracia capaz de brindar contención
integral.
Absteneos
de toda especie de mal. Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu,
alma y cuerpo, sea guardado
irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.
(1 Tesalonicenses 5:22-23 RV60)
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