Falta una pieza en el rompecabezas

Falta una pieza en el rompecabezas
Por Luis Caccia Guerra para www.devocionaldiario.com
Autorizado para ser publicado en: www.laroca-ministerios.com.ar; www.larocaministerios.blogspot.com


Cada domingo, junto con mi Biblia llevo mi cuaderno de notas a la iglesia. Me siento junto a mi familia en alguna de las últimas sillas del amplio salón y desde allí participo, observo, escucho atentamente cada detalle que ocurre adelante en el púlpito, cerca de él y a mi alrededor.  Invariablemente siempre me llega alguna palabra interesante para anotar.

Esto puede ser a través del sermón, de alguna enseñanza de los pastores que oran por las ofrendas; de algún testimonio, de la propia alabanza o tal vez de algún evento que ocurre, que sin importar qué tan pequeño e insignificante sea, el Señor me lo muestra y sirve de fuente de inspiración. Para ser franco, hace mucho tiempo, tanto que ya perdí la cuenta de cuánto; que esto no me ocurría.

Sin embargo, hay “mensajes” que no entiendo. Y esto me preocupaba… hasta que decidí tomar nota también de estos. Uno de ellos es el que nos ocupa en el presente devocional.

“Falta una pieza en el rompecabezas” anoté con mi pluma de tinta en grandes letras en el cuaderno.

Siempre escucho mensajes que versan básicamente sobre lo mismo. El domingo durante el culto todo es victoria, todo es poder. Para los que creen NADA LES SERÁ IMPOSIBLE, “éste es mi año”, Dios tiene grandes bendiciones para Ud., y “oramos a Dios y llegué desde Buenos Aires (1.000 km) con la mitad del combustible y sin dinero para comprar y me sobró...” y cosas por el estilo.

Sin embargo, el lunes, ya con los pies sobre la tierra y en el llano, ha habido semanas que sin contar el cansancio, el agotamiento; cada día ha sido una zozobra, ha habido una derrota, he tenido que lamentar un retroceso. ¡Qué contraste! Encaré el lunes “con poder” y dispuesto a llevarme el mundo por delante tomado de la mano de Dios y terminé la semana derrotado, triste, deprimido, terriblemente dolorido y literalmente revolcado en el piso.
 
¡¿QUÉ PASÓ?! O mejor dicho… ¿QUÉ “NO” PASÓ, Y DEBÍA PASAR? “Quiero ver si todo esto que se dice es cierto, es tal cual” anoté en otras palabras en mi cuaderno. “Me parece que hay una pieza del rompecabezas que a alguien se le perdió”, continué anotando. Y lo mejor de todo es que no me sentí culpable por esto. A propósito dejé el resto de la hoja en blanco con alguna esperanza de poder completarla alguna vez con una respuesta satisfactoria.

Esa semana, particularmente había sido definitivamente mala. Fui tratado como basura toda vez que a quien lo hizo se lo propuso en su corazón; quejas de los clientes por el trabajo mal hecho, y como si esto no fuera suficiente;  una muela que me tuvo a mal traer y finalmente el viernes a la noche cuando llegó el momento de extraerla, la odontóloga, después de una hora y media de intentos, no lo pudo hacer y terminé con una crisis emocional, además del intenso dolor típico de las muelas en mal estado.

TAL PARECE QUE A ALGUIEN SE LE PERDIO UNA VICTORIA, O ALGUNA CLASE DE “PODER” que no siempre funciona o no son las cosas así. Insisto: hay una pieza del rompecabezas que a esta altura de los acontecimientos, no aparece.

“Voy a pescar” dijo Pedro. “Te acompañamos” dijeron sus amigos. Y NO PESCARON NADA en toda la noche (Evangelio de Juan cap. 21).

Al amanecer se presentó Jesús y les pidió algo de comer. Como habían fracasado en todos sus intentos, dijeron que no tenían. Y Pedro, completamente desnudo. “Échenla a la derecha”, dijo Jesús y ya no podían sacar la red de tantos peces que habían capturado. Y salió corriendo Pedro a vestirse.

Días atrás, quien esto escribe, muy temprano a la mañana, se estaba lamentando de haber perdido el transporte público a la hora de irse al trabajo. ¿Qué sucedió? Que no estaba en la posición, en el lugar, ni en el tiempo correcto para abordarlo. 

Igual que Pedro. Completamente desnudo y haciendo lo suyo, por su cuenta. Sin las vestiduras adecuadas y no estaba en el lugar correcto para recibir su bendición.

Para los que creen NADA LES SERÁ IMPOSIBLE, “éste es mi año”, Dios tiene grandes bendiciones para Ud., etc., etc., etc. Esto TAL VEZ SEA PARA TI. TAL VEZ NO. Son bendiciones SELECTIVAS. Para unos SÍ. Para otros NO.

¿Cuál es la diferencia? Estar en la posición, en el lugar, en el momento y en las condiciones CORRECTAS  para poder recibirlas.

¿Me amas? Le preguntó tres veces Jesús a Pedro. “Te amo” respondió la última vez Pedro, con tristeza recordando aquella terrible noche en la que lo había negado tres veces. Jesús hoy los había esperado en la orilla, con pescado cocido y pan.

Ya no te acuerdes de aquella TRISTE NOCHE en que me negaste tres veces antes de que cantare el gallo, Pedro. Acuérdate de este AMANECER amado hermano, en que te bendije y te dí una pesca abundante, era lo que Jesús les estaba comunicando a ellos y hoy te lo está diciendo a ti.

Hoy Jesús está en la otra orilla esperándote en un bellísimo amanecer con un opíparo desayuno. Tiene bendiciones ya previamente acordadas para ti. Permite que te espere a la otra orilla, cédele tu barca y tu red. Permítele que te ame como te ama.

Pero fundamentalmente: Pídele ser esa vasija limpia y apta, y estar en el lugar y tiempo justos para poder recibir sus bendiciones. ESTA ES LA PIEZA DEL ROMPECABEZAS QUE FALTABA.

La FE es una cuestión de ENTRENAMIENTO. Hay que practicar mucho para poder acostumbrarse a depender totalmente de Dios, liberarse de las ataduras de este mundo y aprender a dejar ceder el control total de tu barca y pesca, a Dios.

Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús,  las cuales si se escribieran una por una,  pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir.  Amén.
(Juan 21:25 RV60)

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