LO QUE ROBÓ LA MIRADA DE JESÚS

Lo que le robó la mirada a Jesús
Síntesis  del mensaje compartido por el Pastor Abdullah el 17/09/2017
Iglesia Cristiana Evangélica “Sígueme”


Aconteció un día,  que él estaba enseñando,  y estaban sentados los fariseos y doctores de la ley,  los cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea,  y de Judea y Jerusalén;  y el poder del Señor estaba con él para sanar. Y sucedió que unos hombres que traían en un lecho a un hombre que estaba paralítico,  procuraban llevarle adentro y ponerle delante de él. Pero no hallando cómo hacerlo a causa de la multitud,  subieron encima de la casa,  y por el tejado le bajaron con el lecho,  poniéndole en medio,  delante de Jesús. Al ver él la fe de ellos,  le dijo:  Hombre,  tus pecados te son perdonados.
(Lucas 5:17-20 RV60)

Esta es la historia que le roba la mirada a Jesús. Hay algo muy interesante en esta historia. Pero para entenderlo  hay que relatar un poco el contexto. Imagínense que el pastor anuncia que el domingo que viene va a estar Jesús en persona en e esta Iglesia. ¿Qué harían ustedes?

Invitarían a todo el mundo, lo colgarían de las redes sociales… No solamente venbdría gente de esta iglesia, también de las iglesias de alrededor. Hay gente que estaría esperando en la puerta de la Iglesia desde muy temprano para estar entre los primeros lugares.

Tal vez alguna vez te iluminaste y pensaste: “Jesús, ¿qué hubiese sido si hubiese nacido en tus tiempos?” Lo mismo que has respondido ahora, es lo que sucedió en aquella oportunidad. Jesús al principio de su ministerio, estaba en aquella casa. Previo a este relato, Jesús había sanado enfermos,  liberado endemoniados, su fama corrió a las aldeas de alrededor. Y ese día se enteraron todos que Jesús iba a estar en esa casa y personas de diversas aldeas querían escuchar lo que Jesús decía, querían conocer a este hacedor de milagros, a este nuevo profeta de la era, con poder. Dice la palabra de Dios que el poder estaba con Él. Fueron fariseos, maestros, doctores de la ley a escuchar qué mensaje tenía este varón. Un profeta con un mensaje poderoso.

Y cuenta esta historia que varios amigos tomaron a este paralítico y se animaron a traerlo delante de Jesús. Se encontraron  con una multitud y no podían ingresar por las puertas. Tal vez buscaron alternativas antes de ingresar por el techo. Una ventana, una puerta trasera… Pues no tuvieron mejor idea que subir un paralítico al techo. Hicieron un agujero y por él lo bajaron y lo pusieron delante de Jesús. Y, no lo dice el relato, pero Jesús seguramente estaba allí callado mirando esa situación, este acto majestuoso, este acto que roba su mirada. Este acto que está relacionado a lo que hay en su corazón. Cuando Jesús nos mira, Él puede ver lo más profundo de nuestros pensamientos, de lo que está en tu corazón.  

En este acto, Jesús no se quedó solamente en el simple acto de haber hecho un agujero y meter a un enfermo; sino en qué cosa los había motivado, incentivado, en qué cosa los mantenía firmes y permanecían en el propósito de que ese paralítico tenía que estar delante de Jesús.

Acaso esto no es algo especial? A Jesús le había robado su mirada. Jesús estaba enseñando y algo sucedía en el techo y le roba su mirada. Entiendo que Jesús se identificó con esos hombres.

Jesús se identifica con esos hombres, en relación a dos cosas muy importantes.

I.                    Jesús tenía bien en claro en su corazón cuál era su misión.

Pero él les dijo:  Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios;  porque para esto he sido enviado.
(Lucas 4:43 RV60)

Mi pregunta es: ¿Esto no tiene cierta semejanza a Mateo 28 que dice “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio…? ¿Esto no les parece en otras palabras, lo mismo?

Jesús descendiendo aquí en la tierra y cumpliendo su misión y como una posta, cuando asciende a los cielos, se la traspasa a los discípulos. “Ahora, ustedes hagan los mismo”. Esta es la misión por la cual yo vine, ahora es tu misión.

Tu misión, es anunciar el Evangelio del Reino de los Cielos. En Hebreos 11 dice que muchos murieron esperando el cumplimiento de la Palabra. Por su fe, creyendo ellos iban a tener una Patria Celestial. Fallecieron esperando y es por eso que les fue tomada en justicia esa palabra. Fueron justificados por causa de su fe.

Ese Reino hoy se hace presente en nuestro presente, en nuestro hoy. Dios está buscando héroes generacionales. Y no tiene que ver con hombres de una determinada edad, sino de hombres que vivan significativamente los años que les quedan. Pueden ser héroes de tu generación proclamando tu misión: anunciar el Evangelio del Reino a los de tu generación.

Tu trabajo, tu oficio, tu estudio, ya tiene una proyección. No sólo naciste simplemente para concluir una carrera, simplemente para tener una casa, sino que tu misión en esta tierra, es anunciar el Reino de los Cielos. Lo demás, es añadido por la Gracia de Dios. Metas a corto plazo que suman a la misión por la cual Dios te ha puesto en esta tierra.

Y las circunstancias son las situaciones que Dios utiliza para que cumplas tu misión.  Todo tiene su tiempo (Eclesiastés cap 3). He aprendido a vivir en escasez y en abundancia (Filipenses 4:12), dijo Pablo; pero todo lo puedo en Cristo que me fortalece (Filipenses 4:13). Esto tiene que ver con circunstancias. Te va a tocar llorar… ¡y llora con ganas! ¡Pero no te olvides de cuál es la misión por la cual viniste! Vas a reír. Pero no te olvides de cuál es la misión por la cual has sido enviado, la misión por la cual has sido puesto en este tiempo en la tierra. Señor, me hubiese encantado conocerte cara a cara, haber nacido en tu tiempo. Haber visto la pesca milagrosa, haber visto a ese leproso sanar; pero me hiciste nacer en este tiempo y es allí donde encuentro mi propósito de vida. Si me sacan de allí, no sé para dónde ir ni qué hacer. Si lo que hago está bien o está mal. Pero cuando nuestras raíces están en Dios, nuestra misión está a cumplir.

II.                  Lo segundo: Una Palabra

Una palabra que te mantenga firme y sólido frente a las decisiones, frente a las circunstancias. Jesús al iniciar su ministerio, primero entró en la sinagoga, leyó una Proción de la Palabra y dijo “esto se ha cumplido hoy” (Isaías 61:1-2).

Espíritu del Señor está sobre mí,
 Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres;
 Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;
 A pregonar libertad a los cautivos,
 Y vista a los ciegos;
 A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor. (Lucas 4:18-19 RV60)

Una palabra que lo iba a sostener en su camino por la vida. Una palabra que iba asostener claramente cuál es su misión.

Cuando tenía 12 años, Dios marcó una palabra muy fuerte en mi vida. Señor, a donde tú me lleves, esta palabra se va a cumplir en mi vida.

y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.
(Génesis 12:3 RV60)

 Yo no sabía hasta dónde iba a llegar cuando oí esa palabra. Pero sí sabía que si Dios permitía que me iba a quedar allí en Buenos Aires, en mi Iglesia, o en alguna ciudad en Argentina, mi vida iba a ser un canal de bendición a las familias aquí en la tierra. Que mi vida iba a cumplir la misión por la cual Dios me había enviado a este lugar. Más allá de las circunstancias que me iban a enseñar a creer en Dios. Más allá de las crisis que me iban a enseñar a madurar, yo sabía que Dios me iba a utilizar para ser de bendición a las familias de la tierra.

De esta misma manera, Jesús confesó este versículo . Después de su caminata en el desierto, entró en la sinagoga, lo compartió y salió de allí casi empujado casi a un abismo. ¿Se amedrentó? Tal vez le hubiera ido mejor como carpintero. Pero… ¿qué hizo? Muchos sanados al ponerse el sol… (Lucas 4:40). No se detuvo frente a las circunstancias frente al miedo que le quería meter la gente. Ese mensaje lo llevó a la cruz.

Y a través de estos dos principios, volvemos a la historia inicial (Lucas 5:17-20). Dios se conectó con esas personas. Porque esas personas, sin entender que Jesús venía a anunciar el Reino,  DEJARON TODO.

Esos amigos pudieron haber venido a esa casa mucho antes para estar en las primeras filas. Pudieron haber acudido a esa casa para solucionar sus propias necesidades, buscando la solución de sus propios problemas. Pero cargaron a su amigo el paralítico y perseveraron sabiendo que si esa persona estaba delante de Jesús, “yo sé que te vas a ir caminando con la camilla en las manos”. ¡Dicho y hecho! Por esa convicción hasta el final, Jesús lo vio.

YO VINE A MORIR POR CADA UNO DE USTEDES. YO VINE A ENTREGAR MI VIDA, PORQUE SI NO TU VIDA VA DIRECTO AL INFIERNO.

Yo estoy aquí como el cordero que va al matadero sin decir nada. Entregando mi tiempo, entregando mi Gloria, despojándome de todo vengo aquí a sustituirte a ti.

Justificados,  pues,  por la fe,  tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo;
(Romanos 5:1 RV60)

¡Cuántas personas necesitan ser tomadas como ese paralítico y tener un encuentro con el Reino de los Cielos!

III.                PERO ESTA GRAN NOTICIA, TIENE UNA GRAN ADVERTENCIA.

Cuando Jesús confiesa su misión, en el contexto histórico, se lo está diciendo a un grupo de personas.

Cuando ya era de día,  salió y se fue a un lugar desierto;  y la gente le buscaba,  y llegando a donde estaba,  le detenían para que no se fuera de ellos. (Lucas 4:42 RV60)

Esas personas buscaban retenerlo, quedarse con Jesús. Buscaban hacerlo su santo, su profeta, su curador. Le deben haber ofrecido de todo, mientras sane y libere endemoniados.

Van a haber situaciones que van a distraerte y desenfocarte de cuál es tu misión. Enfermedad, bienes materiales, la muerte de un ser amado, el diablo mismo vestido de oportunidades. Cosas que te pueden llevar a decir no lo entiendo a Jesús, no lo entiendo a Dios, ¡RENUNCIO! Esta verdad no es verdad, esta fe no es clara. Van a venir a distraerte y a desenfocarte de tu misión.

Pablo decía: he aprendido a vivir con la abundancia  y con la escasez, y todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Van a tocarte tiempos en los que vas a estar en un hospital en una camilla postrado y tiempos en los que vas a estar en tu cama mirando tele. En cualquiera de esas dos circunstancias, vas a estar rodeado de personas, donde allí tienes que cumplir tu misión.

Jesús se identificó con estos hombres, hombres copartícipes del Reino de los Cielos.

Puedes estar en el Reino de los Cielos y ser un ESPECTADOR o PARTÍCIPE del Reino de los Cielos.

En un cine puedes meterte dentro de la película con toda la adrenalida que te transmite, pero lo lamentable es que  cuando termina la película y  sales del cine, te das cuenta de que sólo has sido simplemente un espectador de una historia que pasó frente a tus ojos. Y esto es lo que te puede pasar. Puedes estar siendo un espectador de lo que Dios está haciendo aquí en la tierra hoy con tu generación.

Pero Dios abre la puerta de lo Eterno y te dice: “Ven y sé copartícipe de este Reino. Deja que el Reino de los Cielos se manifieste a través de tu vida”. Señales, prodigios seguirán a aquellos que creen.  Una familia, una casa, un auto… ¿cuántos años pueden durar? El trabajo que tienes… ¿cuánto puede perdurar? No digo que no lo tengas, que no estudies, lo que digo es que ¡esa no es tu misión! Sólo es parte de lo que va a añadir a tu misión.

TU MISIÓN ES ANUNCIAR EL EVANGELIO DEL REINO. Y cada paso que tomes, tómate de la promesa de Dios. No te tomes promesas de personas, de charlatanes. Las promesas que vienen de la Palabra de Dios son Eternas. Son las que te sostienen a través de los años. La Palabra de Dios dice: “Cielo y tierra pasarán, pero mi palabra no pasará” (Mateo 24:35; Marcos 13:31;  Lucas 21:33). Dos mil años pasaron y la palabra de Dios sigue siendo la misma.  Nuestra Constitución ha sido modificada,  pero la Palabra de Dios no ha sido modificada ni en una tilde a pesar de los intentos de muchas personas.

Hasta los 20 años, tuve miedo a la oscuridad. Sentía esa sensación de que alguien me quería agarrar, que me estaba observando. Un día cansado de esto, dije: “En el Nombre de Jesús, no me metés más miedo”.

Paralelamente a esto, es lo que nos acontece muchas veces a nosotros. ¿Cuánto tiempo más vas a dejar que las tinieblas te persigan, metan miedo en tu vida, prejuicios, temores? ¿Cuánto tiempo más vas a dejar que las tinieblas te hagan ser un simple cristiano dominguero sentado en una banca y no seas COPARTÍCIPE del Reino de los Cielos?

Es el momento que nos levantemos como Iglesia, nos demos vuelta, miremos a las tinieblas y le diga: “AHORA YO, TE PERSIGO A TI”. En donde hay luz, las tinieblas no prevalecen. En donde están los hijos de luz hay libertad.

Te quiero invitar a ti, mi hermano, a tomar esta decisión. Una decisión ESPIRITUAL. No emocional ni racional. Un compromiso en tu corazón y decirle: “Señor, en donde tú estés involucrado yo quiero ser parte. En donde tú estés obrando yo quiero estar con mis pies, mis manos, mis rodillas. Si tú iniciaste esta obra aquí y permanece esto, es porque tú estás aquí”.

Aquí viene el DESAFÍO para ti:
¿QUIERES SEGUIR SIENDO UN ESPECTADOR DEL REINO DE LOS CIELOS? CUMPLIENDO UN RITO, UNA RELIGIÓN.
O, decir: “NO, YO QUIERO SER PARTE DEL REINO DE LOS CIELOS, QUIERO IMPLICARME, QUIERO SER PARTE DE ESA OBRA”.

Los creyentes de ciertos credos todos los días a las 4 de la mañana son llamados a orar.  Desfiladero de hombres, mujeres, familias enteras. Y de la misma manera que entran, salen. Buscan la presencia de Dios y de la misma manera que entran, salen: vacíos.

PARA ESO ESTAMOS: PARA QUE MOSTREMOS EL REINO DE DIOS. Estamos aquí porque Dios nos pidió que viniéramos aquí. El mundo buscando a Dios y a nosotros Dios nos dijo que viniéramos aquí. A las 4 de la mañana nos levantamos a orar con mi esposa. El miedo nos esclaviza, simplemente nos encarcela. Y Dios nos trae LIBERTAD.

TE INVITO A TOMAR ESA DECISION. TE INVITO A DAR ESE PASO.   


“Señor hasta aquí he sido espectador. Quiero ser copartícipe. Hacia donde tú me pongas, con quien tú me pongas en el camino, a las personas que tengo que recibir, pon tus palabras llenas de tu presencia para traer libertad. En el Nombre de tu Hijo Amado, Cristo Jesús, AMÉN.”

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