Religión y Fe. No son lo mismo, pero pueden hacerlo mismo: enfermar o sanar
Por:
Luis Caccia Guerra para www.destellodesugloria.org
Religión
Cuando
en el ámbito secular me preguntan, prefiero responder que escribo
sobre temas relacionados con la fe, no sobre asuntos religiosos.
¿Y
cuál es la diferencia?
Karl
Marx escribió: “La
religión es el opio de los pueblos”.
Jesús
dijo: “la
fe puede mover montañas”.
(Mateo 17:20)
Herschel
Marx, descendiente de sabios rabinos; se convirtió al protestantismo
cuando su hijo Karl tenía apenas seis años de edad. El motivo de su
conversión no fue justamente una cuestión de fe, sino un edicto de
Prusia que prohibía a los abogados judíos ejercer su profesión.
Difícilmente el padre de Karl Marx podría haberse anticipado a los
efectos que esta decisión tendría en el largo plazo sobre su propia
familia y aún sobre millones de personas en el mundo. El pequeño
Karl fue testigo y víctima del trauma que el “conveniente”
cambio
de religión
de su padre causó en el seno de su familia. Hasta tal punto, que el
Karl Marx adulto además de ser un ateo lleno de resentimientos
antisemitas, fue el precursor de la doctrina hoy conocida como
“marxismo”, que generó un intenso, duradero y profundo impacto
en la humanidad.
Cuando
Marx escribió esto, a mediados del siglo XIX, el opio era un
narcótico legalmente permitido. Se lo utilizaba en medicina como
analgésico, anestesia, e inclusive estaba indicado en el tratamiento
de algunos casos de cólera.
La
interpretación más común de la expresión de Marx es que la
religión como el opio, serviría para adormecer conciencias. En ese
caso impide al individuo pensar con claridad y desarrollarse,
aceptando sumisamente dogmas y preceptos establecidos por la religión
como norma de vida y práctica de culto sin importar sus
consecuencias; si proviene del capricho y la arbitrariedad o de bases
serias y confiables; si es para el bien común o el de unos pocos; o
si sirve para manipular, controlar, esclavizar, o para liberar al
creyente.
La
palabra “religión”
proviene del latín “religare”
y significa “re-ligarse,
ligarse nuevamente, volver a ligarse”.
Lo que básicamente nos da a entender que el hecho de que un grupo de
personas se re
- unan
o vuelvan a ligarse en pro de un credo común y afín, es una
religión.
El
Diccionario de la Real Academia Española, define el término
“religión” como: “el
conjunto de creencias o dogmas acerca de la divinidad, de
sentimientos de veneración y temor hacia ella, de normas morales
para la conducta individual y social y de prácticas rituales,
principalmente la oración y el sacrificio para darle culto.”
(Diccionario Usual de la RAE- XXI Edición. Ed. Electrónica
Espasa-Calpe. Barcelona. 1995).
Phyllis
Tickle describe
la religión como una cuerda de tres hilos. Ellos son: materialidad,
espiritualidad y moralidad.
La
materialidad es la parte visible. Los rituales, las acciones, los
templos, lo que hace o no hace la gente. Es la manifestación visible
de la religión. La que -como dice Rafael Pérez- acapara el término
“religión”
justamente por ser la visible, palpable, tangible. (De la religión a
la espiritualidad y viceversa. Rafael Pérez. e-book.
www.amen-amen.net. 2007).
La
espiritualidad, es la que nos pone en contacto con Dios. La que
revela el significado de las palabras de la Biblia. El “canal” a
través del cual se establece la comunicación con el Ser Supremo.
La
moralidad está relacionada con la ética. Lo que es lícito y lo que
no. Lo que es bueno para el bien común o no. El conjunto y escala de
valores aprobados que regulan y limitan la conducta de los individuos
y definen los códigos de convivencia y buenas costumbres.
En
tanto estos tres componentes funcionen en armonía y las bases o
fundamentos procedan de una fuente confiable, la religión muy lejos
de ser opio del pueblo, debería ser parte integral del desarrollo de
las personas y promover el acercamiento hacia Dios de individuos y
sociedad.
Hoy,
en la actualidad, el mundo es testigo de la meteórica irrupción de
China en la economía mundial. De una cultura campesina, al poder y
hegemonía económica del mundo, mientras que la nación
supuestamente “más rica del mundo” que aún tiene impresa en su
moneda la leyenda “In
God we trust”
se encuentra en franca decadencia. ¿Cómo es posible?
“…
en
los últimos veinte años, nos hemos dado cuenta que el corazón de
su cultura es su religión: el cristianismo. Esa es la razón por la
que Occidente ha sido tan poderoso. La base de la moral cristiana de
la vida social y cultural fue lo que hizo posible el surgimiento del
capitalismo y luego la exitosa transición a la política
democrática. No tenemos duda de esto.”
(Cita de Philip Yansey. ¿Para qué sirve Dios? Peniel. Buenos Aires.
2012)
Y
es que los perseguidores de la fe en China por fin se están dando
cuenta de que es precisamente el cultivo de valores morales
cimentados sobre bases firmes, auténticas, duraderas, como la Fe
cristiana, son los que han impulsado naciones.
“No
te vengo a vender una religión, te vengo a presentar a Cristo”
escuché decir con acertado criterio a un joven ex colaborador de
nuestro ministerio, durante su sermón. De eso justamente se trata.
Cuando la base espiritual es Dios mismo (Mateo 7:25), cuando en la
asamblea (ekklesia)
se enseña y practica la Palabra de Dios, cuando espiritualidad,
materialidad y moralidad están en armonía y en sintonía con lo
establecido por Dios, entonces hay genuino y sano crecimiento.
“Eppur
si muove...”
(Sin embargo, se mueve...)
Es
la célebre frase pronunciada por Galileo Galilei después de haber
sido obligado a retractarse de haber publicado que la Tierra giraba
alrededor del Sol, refutando así la creencia de que el universo era
geocéntrico como algunos estudiosos de la época creían y los
religiosos arbitrariamente sostenían supuestamente basados en la
Biblia.
(
… ) Se le acusaba de haber propuesto una reinterpretación de la
Biblia en aquellos versículos que, según él, habían quedado
refutados con sus hipótesis astronómicas abandonando así el campo
estrictamente científico, para adentrarse en otro campo que, como
científico, no le correspondía: el teológico.
(Art: “Galielo Gallei”. Enciclopedia en línea Wikipedia.
http://es.wikipedia.org/wiki/Galileo_Galilei)
Su
denominación condenó a Galileo Galilei en junio de 1633 a prisión
perpetua, sentencia que luego fue conmutada a residencia de por vida
por el líder de turno Urbano VIII.
Galileo
hoy es considerado como el padre de la Astronomía. Pero si hay un
mérito de este hombre digno de ser puesto en relieve, es que tuvo el
valor de atreverse a pensar, rompiendo así los esquemas de un
sistema religioso que por aquel entonces controlaba a las personas
con el miedo y la ignorancia por principales aliados.
Conocí
a un ministro que tuvo una gran amistad con un prominente hermano de
la iglesia. Con el correr del tiempo surgieron profundas diferencias
entre ellos y la dulce amistad que en un tiempo habían disfrutado,
terminó haciéndose pedazos. Ignoro cuales fueron los motivos de las
desavenencias, ni a quién asistía la razón. Lo objetivo es que
este amado hermano llegó un momento en que no pudo soportar más las
presiones del ministro y optó por tomar su familia e irse a otra
iglesia. ¡Lo bien que hizo! Yo tampoco lo soporté más e hice lo
mismo. Hoy tengo la certeza de que entendió todo. Está en la
presencia del Señor.
Este
ministro resentido, aún después de varios años continuó
refiriéndose a este hermano en sus sermones desde el púlpito como
“lobo
disfrazado de oveja”.
“Eppur
si muove”
versión doméstica.
Erosión
Cuando la Iglesia, la institución establecida por Dios en la tierra para la transformación y el cambio, hizo las cosas bien, fue de notable beneficio para la humanidad. Desde sus albores y en unos trescientos años, el cristianismo pasó de ser un culto aborrecido y cruelmente reprimido por los romanos, a convertirse en la religión oficial del imperio.
Cuando
las terribles pestes asolaron el Imperio, los romanos dejaban a sus
moribundos abandonados en las calles. Cuando en lugar de un
varoncito, venía una niña no esperada, o el niño tenía síntomas
de alguna discapacidad, arrojaban a los bebés a un sumidero fuera de
las puertas de la ciudad para que alguna fiera los devorara vivos.
Los creyentes se hacían cargo de ellos, los cuidaban (Santiago
1:21-27).
En
cambio, cuando la Iglesia hizo las cosas mal o no las hizo, avanzó
el dolor y la oscuridad. Son conocidos los casos de líderes
religiosos que en nombre de su credo y de ellos mismos, cometieron e
hicieron cometer a sus seguidores verdaderas atrocidades, como
suicidios en masa, pedofilia ritual, monumentales estafas y
asesinatos sacrificiales. Esto sin contar aquellos que amasan
cuantiosas fortunas a costa de las generosas dádivas de sus
creyentes.
Es
la materialidad del cristianismo como religión (lo que la gente hace
o no hace, la parte visible, palpable, tangible, más manipulable),
la que ha sufrido en mayor medida cierto grado de erosión durante el
transcurso de su historia.
Hubo
denominaciones que le dieron excesivo empuje a lo espiritual
descuidando su influencia en el ámbito de su comunidad. Otras por el
contrario, descuidaron los aspectos espirituales y se transformaron
en O.N.G. de ayuda social. Por su parte, ministerios nacidos en el
seno de las iglesias con las mejores intenciones de servir a Dios,
dado su éxito, terminaron convirtiéndose en multinacionales que hoy
facturan millones de dólares al año.
Eliseo
Vila, entonces presidente de Editorial Clie, sintetizó muy bien esta
última realidad en el editorial de la edición número 6 de su
revista Página Abierta titulado La «Industria»:
“…cuando
mutamos de ministros del Evangelio a "mercaderes del Evangelio",
toda nuestra escala de valores se altera, cambia y finalmente se
corrompe.
Entonces,
el mensaje adopta la forma de "mercancía", la Palabra se
hace "producto", las almas permutan en "clientes",
los campos blancos para la siega se vislumbran como "mercados",
la pasión ministerial se diluye en la "estrategia comercial",
las lluvias de bendición se analizan como "cuentas de
resultados" y el ministerio cristiano se convierte, en
definitiva, en un simple y vulgar "negocio", en una manera
como cualquier otra de
ganar
dinero; en una industria: "nuestra industria". A partir de
ahí, todo vale y todo sirve, con tal que venda y dé beneficios”.
(De
la religión a la espiritualidad y viceversa. Rafael Pérez.
www.amen-amen.net. 2007)
El miedo como metodología de persuasión
Cuando era niño, mi familia no concurría a ninguna iglesia. En ese entonces, mi madre decía ser católica pero sólo visitaba una iglesia cuando era invitada a un casamiento, cosa que por cierto, no ocurría muy a menudo. Mi padre, por su parte, tenía resentimientos de vieja data contra los sacerdotes católicos. Frecuentemente recordaba los excesivos castigos y abusos de que había sido objeto durante su infancia en un colegio religioso, por lo cual no quería saber nada con ellos ni con su institución.
La
primera vez que alguien puso una Biblia en mis manos, fue
curiosamente, mi madre. Recuerdo que ese día, a mis jóvenes nueve
años de edad, la abrí en cualquier parte y leí los detalles del
Tabernáculo. ¡No entendí nada!
Como
si esto no fuera suficiente, por la misma época, la primera vez que
alguien me dijo algo serio acerca de Dios, no tuvo mejor idea que
hablarme del Juicio Final. José, un compañerito de la escuela
primaria, hijo de una familia muy religiosa, me habló de lo que le
estaban enseñando. Por lo visto sus maestros tenían una efectiva
forma de lograr que los pequeños discípulos hicieran sus mejores
esfuerzos en comportarse mejor.
Él
era un niño bueno, pero parece que eso lo preocupaba. Lo cierto es
que desde el momento en que me habló del Juicio de Dios no pude
hacer otra cosa que pensar en eso y comencé a vivir mis días con
miedo. La sola idea de un Juicio Final donde Dios pasaría revista a
la lista interminable de mis pecados y la consecuencia obvia del
horrendo castigo que me esperaba me agobiaba. Me era muy difícil ser
un nene bueno. Siempre fui muy inquieto. Una honda (gomera,
resortera, para los hermanos centroamericanos que nos leen) colgada
permanentemente del cuello y una creatividad muy particular para
hacer travesuras engrosaba continuamente una lista de pecados ya de
por sí larguísima, pero por sobre todas las cosas, muy fáciles de
cometer. La sola idea de un Dios pendiente de cada uno de mis actos y
pensamientos ya me aterrorizaba y angustiaba sobremanera. Con tan
sólo nueve años de edad vivía creyendo que hoy podría ser el
último día de mi vida en el que vería caer fuego desde el cielo
sobre mí. Tales ideas muy lejos de motivarme a ser mejor no
conseguían otra cosa que abatirme y hundirme más en el temor y la
culpa. Ahora tenía mis propias razones para cruzarme a la vereda de
enfrente cuando pasaba por un templo. Cuando crecí, simplemente le
hice dar un paso al costado a Dios y opté por no creer más en El.
Hoy
comprendo que fue una bendición de Dios no ser parte de ninguna
institución religiosa en ese entonces. En esas condiciones hubiera
sido una criatura extremadamente dependiente y fácilmente
manipulable.
Un
amado amigo y pastor bautista, indudablemente con la mejor de sus
buenas intenciones y celo pastoral, desarrolló la técnica de salir
por los barrios contiguos al templo, con algunos hermanos de la
iglesia y llamar a la puerta de los vecinos. Luego de un breve saludo
y como para “romper el hielo”, encaraban con una pregunta como
ésta: “Si
Ud. muriera en este momento, ¿a dónde iría su alma?”
¡Imagínense
la escena! Un ama de casa, acaba de dejar a los chicos en la escuela.
Está ocupada en sus tareas cuando llaman a la puerta. Atiende y se
encuentra con un hombre que le dedica medio segundo al saludo y
presentación y el resto de lo que le viene a decir es una estocada
que se hunde en lo profundo de su alma. ¡La está enfrentando con la
posibilidad de morir hoy mismo! La joven duda. La realidad es que no
sabe la respuesta con certeza. Aprovechando el titubeo viene la
segunda estocada, y esta es mortal, lapidaria: “Si
Ud. no lo sabe, se
va a ir al infierno.
Dice la Biblia que ... bla… bla… bla…”
Enseguida,
les presentaba el Plan de Dios para la Salvación. Muchos tenían una
actitud de abierto rechazo. Como que se los enfrentaba de súbito y
sin preparación alguna con una realidad bastante difícil de
digerir. La negación y el rechazo son mecanismos psicológicos del
ser humano que se ponen en marcha cuando la realidad a la que nos
enfrentamos nos abruma, nos queda demasiado grande.
En
cambio, otras personas se
apresuraban a adquirir su “póliza
de seguros”
contra la Ira Venidera.
Es así como en el lapso de unos pocos meses, el pastor y su grupo de
evangelistas le habían arrancado una profesión de fe para Salvación
a unas 600 almas, según ellos. No es el propósito ni la oportunidad
del presente artículo emitir opinión alguna sobre este método tan
particular de enseñar las verdades bíblicas. Sólo diremos que la
realidad objetiva es que en ese mismo lapso, y aún durante los
siguientes años, no fue necesario ampliar el pequeño salón de
reuniones del templo. Ni siquiera comprar más sillas. Nunca hubo 600
hermanos ni mucho menos que eso, agolpándose en la puerta del templo
para poder entrar durante los cultos. Si alguno de los visitados hizo
una profesión de fe para Salvación seria, sincera, a conciencia,
sabiendo exactamente lo que hacía y perseveró, la verdad es que no
lo sé ni me consta.
La religión puede curar... y enfermar
Soledad (*) nos dice que asistió durante algunos años a una iglesia donde el líder espiritual ... “se autoproclamaba según la Biblia como el ungido de Dios y única Autoridad en su Iglesia local. Lo que él disponía no estaba sujeto a discusión ni objeción alguna. Si alguien se ponía firme en una posición contraria a su criterio, corría el riesgo de ser puesto bajo disciplina por rebelde, mal creyente, promotor de divisiones o por no saber someterse a la autoridad de su pastor…”
Andrés
(*) por su parte dijo: “El
ministro recientemente le prohibió el ingreso al templo a una pareja
de hermanos que vivían en concubinato, pero que querían presentar a
su bebé en la iglesia”.
Tal vez un buen consejo sabio y amoroso hubiera logrado restauración
y su unión en matrimonio de acuerdo a lo establecido por la Palabra
de Dios. Hoy ignoramos si concurren a una iglesia y si quieren saber
algo de Dios o no.
Juan
(*), nos cuenta:
“Fui
hijo de madre soltera y padre ausente. Desde muy joven acepté a
Jesús como mi Salvador y me uní a una pequeña congregación. Los
jóvenes como yo éramos el blanco predilecto del ministro, ya que
nuestra situación familiar precaria nos hacía vulnerables,
fácilmente dependientes y manipulables. Una mañana, la esposa del
ministro utilizó datos privados que alguien le había proporcionado
sobre mi situación familiar para quebrarme emocionalmente y doblegar
mi voluntad”.
(*):
Los datos provienen de gente que conozco personalmente. El nombre de
los testigos ha sido sustituido por uno ficticio a fin de
salvaguardar su privacidad.
Sören
Kierkegaard (1813-1855) describe
los conflictos del alma cuando el hombre busca llegar a ser ante
Dios. La desesperación de no haber llegado nunca a ser lo que Dios
intentó que él fuera, la desesperación de haber intentado
convertirse en este ser y de haber fracasado, y la desesperación de
haber alcanzado esa libertad y esa unidad , sin todavía conocer cómo
sobrellevar esa responsabilidad sobre sí.
(La religión a la luz de la sicología. Wayne E. Oates. Mundo
Hispano. 1970. pg.32)
Esta
debilidad ha sido amplia y profusamente explotada por religiosos e
instituciones religiosas en su beneficio propio. Asimismo ha provisto
la llave para toda clase de excesos, manipulaciones y abusos por
parte de ministros, pastores y líderes. Cuando Bernardo Stamateas
realizaba la investigación previa para su libro “Intoxicados
por la fe”,
dice que recibió mil quinientos e-mails relatándole experiencias de
mala praxis por parte de líderes espirituales de diversas
denominaciones.
Le
asistía la razón a Erich Fromm cuando afirmaba: “la
religión puede curar… y enfermar.”
Yo no soy religioso, soy creyente
Para
la teología de Paul Tillich Dios no es una cosa ni un ser. Está más
allá de ser y estar. Según Tillich, “Es
tan ateo afirmar la existencia de Dios como negarla, porque el ser
mismo trasciende la existencia. Dios es la respuesta simbólica del
hombre en la búsqueda de valor para superar la angustia de su
situación límite entre el ser o no ser”.
(Sin
Jesucristo todo es carroña. Santos Olabarrieta. Ediciones B.P.I.W.
Fort Lauderdale. Florida. 1982. pg. 94)
Indudablemente
todas estas cosas han conseguido que el término “religión” haya
sufrido un notable desgaste. Al punto tal que a lo “religioso” se
lo asocie con lo hipócrita, pusilánime, hueco e inclusive “opio
del pueblo”; aunque no sea ese su significado real. Lo que es peor
aún, que el término “religión” se confunda con “fe”.
“Yo
no soy religioso, soy creyente”
fue la respuesta que un amado hermano y amigo tuvo que darle una
noche a alguien a quien pretendíamos presentarle el Evangelio.
Santiago
define en su Epístola con suma claridad lo que es religión:
“La
religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta:
Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y
guardarse sin mancha del mundo.”
(Santiago
1:27 RV60)
Un
canto en la oscuridad
Jesús
dijo:
“
...
porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de
mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se
pasará; y nada os será imposible.”
(Mateo
17:20 RV60)
“…
Si
tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais decir a este
sicómoro: Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecería”.
(Lucas
17:6 RV60)
Evidentemente
fe no es lo mismo que religión. La fe puede hacer en nuestras vidas
lo que la religión no puede. La Fe es ese formidable motor que
trasciende rituales y métodos con su poder transformador.
Cada
amanecer escucho el canto de los pajaritos aún cuando todavía está
completamente oscuro. Su canto anuncia la luz del alba inminente. Los
entusiastas trinos están dando la bienvenida a la luz que aún no se
ve, pero que en contados minutos se hará presente con toda su
majestuosidad en el firmamento. Fanny Crosby, autora de numerosos
himnos del evangelio fue un canto en la oscuridad. Desde su temprana
infancia quedó ciega. Sin embargo sus himnos hablan de aquella
mañana de sol radiante y eterna en que el Salvador brillará por la
eternidad. Ella supo anticipar desde su oscuridad la Gloria venidera.
“Es,
pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo
que no se ve.”
(Hebreos
11:1 RV60)
Durante
los primeros años de mi juventud, alguien tuvo a bien presentarme un
Dios completamente diferente del que me había mostrado la religión.
Un Dios que con inmenso amor se interesaba personalmente por mí y en
lugar de condenarme se acercaba con dulce compasión ofreciéndome el
perdón de todos y cada uno de mis pecados por el sacrificio de Jesús
en la cruz.
Fue
en ese momento cuando para mí cobró sentido la cruz de Jesús. La
opresión, la culpa y el miedo terminaron. ¡Menuda carga me quitaba!
Hoy, habiendo transcurrido más de 30 años de ese momento, alcanzo a
comprender que si algo disparó mi conversión, que si algo motivó
al joven ateo que moraba en mí a volverse a Dios, fue justamente el
conocerlo tal cual era.
La
religión mal administrada me dio una niñez signada por el miedo. La
fe me liberó.
“...
y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”.
(Juan
8:32 RV60)
Una
fe auténtica produce libertad del individuo, responsabilidad moral,
decisión personal, autonomía espiritual, honestidad intelectual y
claridad racional, entre otras cosas; elementos que por otra parte,
se hallan presentes en una religión sana y basada en los
mandamientos de Dios.
Una
fe auténtica lucha contra la dependencia espiritual, la sumisión al
autoritarismo, el sometimiento a poderes ajenos que impiden el
desarrollo de los individuos, el conformismo y el colectivismo nocivo
y mal administrado. Proporciona las fuerzas para levantarnos
triunfantes una y otra vez sobre las contingencias de la vida.
Una
fe sana produce discernimiento y habilidad. Es simple y sencilla.
“Solamente
cree”
y sabe en quien ha creído.
“...
porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso
para guardar mi depósito para aquel día”.
(2
Timoteo 1:12 RV60)
Una
fe sana es pilar, soporte; no carga
Un
amado hermano de La Habana, Cuba;
Juan
Carlos Rodríguez, me describió muy acertadamente como funciona y se
aplica esto en nuestras vidas. Dice, hablando de los héroes de la fe
del capítulo 11 de la carta escrita por Pablo a los Hebreos:
“Su
fe no fue un puente entre ellos y lo que ellos esperaban que Dios
hiciera, sino
un puente entre ellos y Dios mismo.
Allí el autor dice en los versos 13-16 que mientras caminaron acá
ellos mantuvieron en su corazón seis actitudes sólidas, firmes y
profundas en relación a lo prometido por Dios: lo
creyeron,
lo
saludaron,
lo
confesaron,
lo
demostraron,
lo
pensaron
y lo
anhelaron.
¡Qué gran ejemplo para mí hoy!. Si quiero caminar hoy con la
frente en alto, necesito mantener estas seis cosas en lo profundo de
mi ser en relación a las promesas de Dios para mí.
Necesito
primero creerlo,
y esto es estar persuadido y convencido de lo que Dios ha prometido.
Luego, saludar
las promesas, que es como abrazarlas, como abrazaría a un ser amado
y hacerlas parte de mí; luego confesarlas
con mi boca o sea, decir lo mismo que Dios ha dicho; después,
demostrarlo
con mi vida.
Sí,
de nada me serviría confesarlo si con mi manera de vivir dijera otra
cosa.
Hermanos,
hoy quiero vivir acorde con lo que confieso
con mi boca. Entonces estaré preparado para pensarlo.
Si cuando lo creo, lo abrazo, lo confieso y lo demuestro con mi vida,
entonces podré pensar en ello y lo que pienso termina formando mi
vida.
Finalmente
lo anhelaré,
y el anhelo es el deseo profundo de mi alma. Cuando los hombres y
mujeres de Hebreos 11 mantuvieron estas seis cosas en su corazón,
entonces el verso 16 dice que Dios no se avergüenza de llamarse Dios
de ellos. Quiero que Dios hoy no se avergüence de llamarse mi Dios”.
No
te vengo a vender una religión. Te vengo a presentar a Jesús
Amado/a:
si has leído hasta este punto, una vez más transcribo las acertadas
palabras de un joven ex colaborador en las lides de la fe: “no
te vengo a vender una religión, te vengo a presentar a Jesús”.
Por
favor: No
cambies de religión.
Pide
a Dios que cambie TU VIDA hoy.
Allí donde te encuentres, entrega tu vida a Jesús en una sencilla
oración donde reconoces tus pecados, pides perdón por ellos y le
dices que le aceptas como tu Salvador. Pero cree. Fundamentalmente
deposita tu fe en El y sólo en El.
Hace
poco, alguien se había ubicado en el “Km. 0” de nuestra ciudad
con un enorme cartel amarillo y grandes letras en negro que
expresaba: “Las
IGLESIAS SON una ESTAFA. CREE
EN JESUS
y aprende de Él”.
Ignoro a qué iglesias concretamente se refería y por cierto, no
todas las iglesias tienen por qué ser lo mismo. Pero el concepto
base, sí es válido: No es una religión ni una iglesia la que va a
salvar tu alma, sino sólo JESÚS, y nadie más que JESÚS.
“Porque
hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres,
Jesucristo hombre”
(1
Timoteo 2:5 RV60)
Finalizamos
con un pensamiento de Bernardo Stamateas en su libro “Intoxicados
por la fe”:
“Una
fe sana cambia el miedo por la fe. Miedo es fe en reversa: fe en lo
negativo, en lo malo,
y funciona porque es
fe.
TODO
LO QUE ES FE FUNCIONA”.
El
Señor tenga a bien bendecir, sostener y prosperar tu vida, familia y
ministerio. Hoy y cada uno de los días de tu vida.
Bibliografía:
Biblia
de Estudio Mundo Hispano. Editorial Mundo Hispano. Buenos Aires.
1978.
Intoxicados
por la fe. Bernardo Stamateas. Grijalbo. Buenos Aires. 2010.
Nuestro
Pan Diario. “Un pájaro cantor en la oscuridad”. H.
Dennis Fisher. RBC
Ministries. Michigan.
U.S.A. 2008.
Sin
Jesucristo todo es carroña. Santos Olabarrieta. Ediciones B.P.I.W.
Fort Lauderdale. Florida. 1982.
La
religión a la luz de la sicología. Wayne E. Oates. Ed. Mundo
Hispano. 1970.
Las
sectas y la juventud. Ronald
Enroth. Clie. Barcelona. 1980.
Erich
Fromm. Miedo
a la libertad. Planeta-Agostini. Barcelona. 1985.
Pastores
que abusan. Jorge Ederly. e-book. 2002.
Un
análisis a las doctrinas falsas. Pabel Bermudez Garro. e-book.
De
la religión a la espiritualidad y viceversa. Rafael
Pérez. e-book. 2007.
¿Para
qué sirve Dios?. Philip Yansey. Peniel. Buenos Aires. 2012.
Diccionario
Usual RAE-XXI Ed.-Edición Electrónica v.1.0-Espasa-Calpe.
Barcelona. 1995
Art.:
“El
opio
de los pueblos”. Paulina
Gamus.
http://www.analitica.com/va/internacionales/opinion/2035389.asp.
28/07/2005
Art.:
“Opio del pueblo”. Enciclopedia en línea Wikipedia.
http://es.wikipedia.org/wiki/Opio_del_pueblo
Art.:
“Karl Marx”. Enciclopedia en línea Wikipedia.
http://es.wikipedia.org/wiki/Karl_Marx
Art.:
“Galileo Galilei”.
Enciclopedia en línea Wikipedia.
http://es.wikipedia.org/wiki/Galileo_Galilei
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