La banda del Titanic


La banda del Titanic
Por: Luis Caccia Guerra originalmente escrito para: www.mensajesdeanimo.com

Relatos de testigos sobrevivientes del hundimiento del “Titanic” dicen que la orquesta continuó tocando aún cuando la embarcación había comenzado a anegase, para finalmente acabar en el fondo de las heladas aguas del Atlántico Norte.

Parece que hasta ese momento nadie tenía intenciones de asumir que lo que había comenzado no era otra cosa que el principio del fin… Negar, desconocer deliberadamente una inexorable realidad.

En el mundo, desde que el hombre aprendió a andar sobre los mares, han habido miles y miles de naufragios. Muchos de ellos conocidos, otros, perdidos en el más absoluto anonimato. Pero ¿por qué el hundimiento del Titanic fue tan escandaloso? ¿Por qué, a prácticamente un siglo de esa terrible tragedia, todavía se sigue escribiendo y hablando sobre él?

Es que todos los seres humanos tenemos algo del “Titanic” incorporado a nuestro ser. Conciente o inconcientemente, todos no podemos menos que sentirnos identificados con él. Es por ello que tiene tanta vigencia.

Los constructores de la embarcación de principios del siglo XX se vanagloriaban de “inundible”. Como todos, o al menos la mayoría de los proyectos con que nos lanzamos en nuestras vidas; el fracaso, el naufragio no está previsto.

Cuando los errores de cálculo, las decisiones mal tomadas, se hacen evidentes; es cuando un iceberg ya le abrió una brecha a nuestro proyecto y éste tiene sus horas, o tal vez sus días contados. Pero todos tenemos “una orquesta” tocando a bordo que nos entretiene y no nos deja ver ni oír las advertencias de que algo no está saliendo bien.

Cuando por fin calló la orquesta, cundió el pánico y la desesperación. Fue la muestra más evidente de que la suerte de su buque insignia ya estaba echada.

A veces las voces de advertencia que recibimos de Nuestro Amado Dios son mucho más sutiles y aún más desagradables que la placentera música de la banda de a bordo. Pero es preciso callarla para poder escuchar, ver, permanecer atentos a los avisos y conectados con la realidad.

El hundimiento del Titanic pudo haberse evitado. El fracaso de tu emprendimiento también, si sólo permaneces atent@ a las señales que vas recibiendo. 

Comentarios

  1. Verdaderamente... todos tenemos un Titanic dentro nuestro.
    Gracias por esta palabra de reflexión, hno. Dios le bendiga. P.P.

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