Dulce abandono
Dulce
abandono
Por: Luis Caccia
Guerra para www.devocionaldiario.com,
www.larocaministerios.blogspot.com
Existen perfumes tal que unas pocas aplicaciones
son suficientes para perfumar todo el cuerpo. Accionar la valvulita de la
botellita varias veces más, puede cambiar todo el entorno de la habitación. Si el
frasco por alguna razón se derramara, cambiaría la atmósfera de toda la casa
por varios días. En una oportunidad mi pequeña hijita le puso un costoso
perfume a sus cincuenta y cuatro peluches. Inclusive el perro salió beneficiado
con el exquisito convite. Por un par de días toda la casa estuvo oliendo a la
costosa fragancia…
Cuenta la Biblia que una mujer vino a Jesús
con una vasija de alabastro conteniendo perfume de nardo puro valuado en unos
trescientos denarios, el salario de un jornalero de casi todo un año. Rompió el
vaso y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús (Marcos 14:3-5).
¿Por qué romperlo? Simplemente podría haberlo
destapado y derramado la costosa fragancia sobre la cabeza del Señor…
Steve Green en su tema “Quebrantado y
derramado” traza un conmovedor paralelo entre esa vasija y nosotros a partir de
esta escena de la Biblia.
El perfume se liberó “como
un preso ya sin cadenas, como un alma que del mal se libró. Fui quebrantado por
amor a ti, Cristo” expresa la bellísima canción.
Había que romper el vaso. Era imperiosamente
necesario un quebranto. No funciona de otra manera. No hubiera sido lo mismo vertir
el perfume de a chorritos y quedarse entero, en una sola pieza. Seguir siendo
lo mismo, como a nosotros nos gusta.
Cada vez que pienso en esto me emociono hasta
las lágrimas. Cada vez que pienso en esto, también pienso que para que la grata
fragancia de mi servicio rendido a los pies de mi amado Señor llene la casa,
sea de bendición; es necesario que éste “yo” dé un paso al costado, se niegue a
sí mismo, rinda toda su voluntad al Señor, deje de ser para que sea el Señor…
en una palabra: quebrantado.
Cada vez que pienso en esto es cuando recuerdo
y reconozco que mis mejores y más profundos escritos provienen de un valle de
lágrimas. Cada vez que pienso en esto, veo en otros hermanos y hermanas que más
bendición han sido o están siendo, mientras más profundo ha sido o está siendo su
valle de lágrimas.
Esto no pretende que para ser de bendición hay
que vivir llorando, de ninguna manera. Lo que destaco es un denominador común
en estas situaciones en particular: el quebranto visto como un dulce abandono.
Dulce abandono en las manos de mi Señor, de mi
vida, de mis deseos, de mis pensamientos, de mi voluntad… absolutamente de todo
mi ser.
Así que, hermanos,
os ruego por las misericordias de Dios,
que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo,
agradable a Dios, que es vuestro
culto racional. No os conforméis a este siglo,
sino transformaos por medio de la renovación de vuestro
entendimiento, para que comprobéis cuál
sea la buena voluntad de Dios, agradable
y perfecta.
(Romanos 12:1-2
RV60)
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