Por: Miguel Nuñez Si no podemos cambiar la voluntad de Dios, ¿para qué oramos? Nosotros hemos sido enseñados, quizás subconscientemente, que la oración es, en esencia, un ejercicio para devengar beneficio. Cuando tenemos una necesidad, vamos a Dios y Él satisface esa necesidad. Pero, en ningún lugar de la Biblia se nos dice que ese es el propósito principal de la oración. El propósito número uno de la oración es intimar con Dios para que Él nos deje ver lo que necesitamos. Santiago 4:1-3 dice, “ ¿De dónde vienen las guerras y los conflictos entre vosotros? ¿No vienen de vuestras pasiones que combaten en vuestros miembros? Codiciáis y no tenéis, por eso cometéis homicidio. Sois envidiosos y no podéis obtener, por eso combatís y hacéis guerra. No tenéis, porque no pedís. Pedís y no recibís, porque pedís con malos propósitos, para gastarlo en vuestros placeres. ” Nuestras peticiones con frecuencias son incluso egocéntricas y pecaminosas. Le pedimos