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SERIE "SÓLO A ÉL SERVIRÁS" - Mensaje 2: EL DINERO Y LAS POSESIONES

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Por: Pastor Diego Brizzio Para descargar el AUDIO de este artículo, click AQUÍ El domingo pasado vimos que Dios de ninguna manera acepta ídolos en nuestra vida. Vimos que un ídolo es algo que reemplaza a Dios o compite con él en nuestro pensamiento, sentimientos y comportamiento. Hoy vamos a ver uno de esos ídolos. Leamos Lucas 12.13 al 21: “Le dijo uno de la multitud: Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia. Mas él le dijo: Hombre, ¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor? Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee [la frase “no consiste en” significa “no depende de” ]. También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mi...

SERIE "SÓLO A ÉL SERVIRÁS" - Mensaje 1: ABRE TU BOCA Y YO LA LLENARÉ

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Por: Pastor Diego Brizzio Para acceder al AUDIO de este artículo click AQUÍ Escúchenme, ¿alguna vez has escuchado que Dios te dice: “Abre tu boca”? … ¿Para qué puede Dios querer que alguien abra su boca? … Hoy comenzamos la serie que lleva como título general “Sólo a él servirás”. Pero el título del mensaje de hoy en particular es, precisamente: Abre tu boca, y YO la llenaré (Sólo a él servirás I) - Sal 81.8-16 El Señor no está mandándonos a hablar ni a predicar, está invitándonos a buscar en él nuestra satisfacción, una satisfacción abundante. Leamos el Salmo 81.8-16: “Oye, pueblo mío, y te amonestaré. Israel, si me oyeres., No habrá en ti dios ajeno, ni te inclinarás a dios extraño. Yo soy Jehová tu Dios, que te hice subir de la tierra de Egipto; abre tu boca, y yo la llenaré. Pero mi pueblo no oyó mi voz, e Israel no me quiso a mí. Los dejé, por tanto, a la dureza de su corazón; caminaron en sus propios consejos. ¡Oh, si me hubiera oído mi pueblo, si en mis cami...