Edificando lo que perdura
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Edificando lo que perdura
La Biblia en un año :
Cuando era niño, vivía cerca de varias construcciones. Inspirados en ellas, mis amigos y yo juntamos restos de materiales para construir un fuerte. Con herramientas prestadas, pasamos días intentando hacer que las maderas sirvieran a nuestros propósitos. Fue divertido, pero nuestros intentos apenas reflejaron muy pobremente los edificios bien construidos que nos rodeaban. No duró mucho.
En Génesis 11, encontramos un proyecto de construcción más grande. «Edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo», dijo la gente. El gran problema era que lo emprendían para «[hacerse] un nombre» (v. 4).
Este ha sido un asunto recurrente para los seres humanos: construir monumentos para nosotros mismos y nuestros logros. Más adelante, el relato bíblico contrasta esta historia con la motivación de Salomón para edificar el templo de Dios: «he determinado ahora edificar casa al nombre del Señor mi Dios» (1 Reyes 5:5).
Salomón entendía que lo que iba a edificar debía apuntar a Dios y no a él. Tan importante fue esta lección que la escribió en el Salmo 127, donde dice: «Si el Señor no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican» (v. 1). Lo que construimos nosotros no dura, pero el nombre de Dios y lo que hacemos para Él tienen significado eterno.
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