Reflexionar sentado frente al mar
La Catapulta
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Hay lugares que me hacen reflexionar sobre la vida, sobre el ayer, el ahora, el mañana y tanto más. Pero debemos aprender a reflexionar sobre nuestra vida, diariamente.
Esta vida es ajetreada. El que no trabaja, no come. Pero si sólo trabaja, no vive. Solemos vivir sin reflexionar. Y el que no reflexiona, no se da cuenta, no aprende, no extrae lecciones y por lo tanto no brilla como debe.
Recuerdo siendo y un adolescente y de viaje con mi familia en la playa. Era de noche y decidí alejarme un rato a donde ya no había luz artificial. El cielo era iluminado por la luna y las estrellas. Se escuchaba el delicioso sonido de las olas del mar cuando reventaban en la playa, la brisa y solo por un instante pensaba. Pensaba y pensaba sobre distintos temas. Pensar sobre nuestra vida nos hace evaluar, aprender lo bueno y lo malo en nosotros y cambiar.
Recuerdo a este joven que no pasaba los 15 años edad y que yo no conocía. Era un viernes, él estaba junto a uno de mis vecinos. Los saludé y me dirigí a mi carro cuando este joven exclamó: “Ya listo para echarse las cervecitas”. En lugar de responderle le pregunté: Y vos ¿Por qué tomás? Después de un breve silencio me dijo: “Qué buena pregunta. Nunca me había hecho esa pregunta”. No le respondí, lo invité a reflexionar. ¿Cuál fue su conclusión? No lo sé. Pero reflexionar, pensar atenta y detenidamente sobre algo, crea consciencia. Y el que es consciente, siente, evalúa, aprende y cambia.
Muchos en las sociedades más poderosas y que prosperan, suelen alejarse de Dios. Sí, los principios cristianos quedan en cierta medida implícitos en la cultura, más no el evangelio. Y tampoco, una relación y compromiso con el Creador. Su bendición, se convierte en su destrucción.
El sabio Salomón, quien fue el tercer rey de Israel y quien lo tuvo todo de todo, dijo: “Esto es lo que he comprobado: que en esta vida lo mejor es comer y beber, y disfrutar del fruto de nuestros afanes. Es lo que Dios nos ha concedido; es lo que nos ha tocado. Además, a quien Dios le concede abundancia y riquezas, también le concede comer de ellas, y tomar su parte y disfrutar de sus afanes, pues esto es don de Dios. Y, como Dios le llena de alegría el corazón, muy poco reflexiona el hombre en cuanto a su vida.” La Biblia en Eclesiastés 5:19 y 20.
Dios da y da el disfrute de lo que da. Pero en medio de ese disfrute, muy poco reflexiona sobre su vida, quien recibe de Dios esas bendiciones. Disfruta de ellas, pero no piensa detenidamente sobre la vida. Todos vamos al hoyo, todos vamos a morir, vivamos de manera reflexiva y pidamos al Espíritu Santo que nos muestre todo lo que no debe reinar en nuestro corazón. Para que, en el disfrute de la vida, Dios sea nuestro mayor deleite y razón de vivir y compartir su mensaje de salvación en Jesús para otros.
Me he encontrado a personas que después de 2 años, aún no han asistido a su iglesia. Van al trabajo, al supermercado, al barbero, al médico, a reuniones sociales, pero no a la iglesia y están desconectados de su comunidad. ¿Ya asiste a su congregación?, ¿Qué puede extraer de reflexionar sobre esta situación? Y ¿Sus amigos o hijos?
Reflexionar sobre el día y extraer las lecciones para todas las áreas de nuestra vida diariamente, nos hará más sabios, más humildes al ver nuestro pecado delante de Dios y más gozosos al ver como el Espíritu Santo también sigue obrando en nosotros.
¿Por qué es bueno reflexionar diariamente sobre nuestro día? Y ¿Cómo pudiera implementarlo en su vida? Reflexionar sentado frente al mar es más fácil, pero en todo lugar, debo hacerlo. ¿Y usted?
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