Hace tiempo que este corazón late fuerte


Por: Luis Caccia Guerra para www.devocionaldiario.com



Hace tiempo que este corazón late fuerte
cuando en tu presencia puede entrar
es difícil explicar, lo sé; es diferente
lo que tu perfecto amor me da.

Y mis manos hacia el cielo te saludan,
te quieren alcanzar y abrazarte.
Y mis pies se van del suelo,
se despegan y comienzan a saltar…
y alabarte… y alabarte… y alabarte… y alabarte… y alabarte!”
(Y Alabarte-Rey de reyes Kids)

La expresiva y bella letra de esta canción cristiana para niños me retrotrajo a la época en que nuestra hija era una niñita. Sus ojitos brillaban de felicidad cuando me veía nuevamente de vuelta del trabajo. Levantaba sus bracitos hacia arriba como dice la canción, con la intención de abrazarme, y sus piecitos se despegaban del suelo y comenzaban a saltar para que la alzara, para saludarme y le hiciera unos mimos, la tomara fuerte entre mis brazos y llenara su dulce carita de besos…

¡Qué emoción, Dios, sentir su corazoncito acelerado entre tanta exuberancia de felicidad! ¡Puedo asegurar que esos minutos eran más que suficientes para dar luz y ahuyentar cualquiera sombra de un mal día en el trabajo! Y estoy seguro que ese encuentro también le llevaba luz y elevaba ese corazoncito tal vez después de un mal día en la escuela.

¿Y acaso con el corazón de Papá Dios no ocurre lo mismo? Una alabanza genuina de un corazón contrito y humillado; lejos de inútiles estridencias, no fingida, ni sólo de labios para afuera, cualquiera sea su expresión es capaz de conmover el corazón de Dios.

Entonces, Dios como papá nos levanta, nos toma en sus brazos. Es sentir ese cálido abrazo cuando nuestros pies se despegan del suelo, pero ya no comienzan a saltar, no importa su posición física; literalmente son elevados hacia el trono de su presencia.

Alaben su nombre con danza;
Con pandero y arpa a él canten. Porque Jehová tiene contentamiento en su pueblo;
Hermoseará a los humildes con la salvación.

(Salmos 149:3-4 RV60)

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