"Salir del closet"
“Salir del closet”
Por: Luis Caccia Guerra para www.devocionaldiario.com
“Salir del closet” es una expresión últimamente muy de moda
en mi país. Generalmente se aplica a aquellas personas que por alguna razón, en
un momento de su vida de repente deciden confesar públicamente alguna situación
de naturaleza muy privada y personal que durante mucho tiempo -tal vez toda una
vida- han estado llevando en lo secreto, o por lo menos contenido dentro de sus
círculos más íntimos.
Son muchas las causas por las que alguien decide “salir del
closet”, toda vez que para algunos puede ser una liberación, en tanto que para
otros tal vez signifique todo un suicidio social, dependiendo de qué clase de
confesión estemos hablando, en qué círculos se mueva la persona y qué tan
conocida sea. Tal vez acorralados, presiones, amenazas de extorsión, en el peor
de los casos; o tal vez sencillamente hartos de la pesada carga de una vida
actuada, de vivir lo que no es para los ojos y la aprobación de los demás. En
este último caso, cansados de vivir una doble vida, un día deciden simplemente
liberarse y exteriorizar públicamente su más íntimo secreto enterrado en lo
profundo de su alma.
No hemos de detenernos aquí para emitir opinión alguna sobre
este tipo de confesiones, si lo que revelan es lícito o no, si estamos o no de
acuerdo, si aprobamos o rechazamos o si es el medio adecuado para hacerlo o no;
ese no es el punto del presente devocional. Sí en cambio, consideramos oportuno
y necesario poner de relieve de que más allá de las circunstancias, contenidos
y eventos que desembocaron en la cruda
confesión pública de algo íntimo y personal, se necesita de una dosis
considerablemente generosa de valentía para aventurarse en semejante acto, toda
vez que el resultado puede ser una liberación o el comienzo de un doloroso
proceso aún más devastador que el de la pesada carga que soportaban.
En un sentido amplio de la expresión, todos los cristianos
en alguna medida tenemos la imperiosa necesidad de “salir del closet”. Aún el
creyente más fiel lleva dentro de su humilde y devoto corazoncito cosas
enterradas en lo más íntimo de su ser, las cuales es necesario que las alumbre
la luz de Cristo. No olvidemos que todo nos ha sido perdonado por la hermosa Gracia de
Dios, mas no todo ha sido sanado en nuestro interior. Y es que por ser creyentes,
no podemos escapar a la naturaleza corrupta heredada de nuestro padre natural
Adán y la obra transformadora de Cristo no estará completa sino hasta que
seamos llamados a Su presencia (Filipenses 1:6).
Confesaos
vuestras ofensas unos a otros, y orad
unos por otros, para que seáis
sanados. La oración eficaz del justo
puede mucho.
(Santiago 5:16 RV60)
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