Dos hombres: dos caras de un mismo mensaje
Por: Luis Caccia Guerra para www.devocionaldiario.com En el cap. 7 del libro de los Hechos, hallamos a dos hombres con fuego en el corazón rendido en apasionado servicio a su Dios. Dos hombres imitadores de su Dios. Saulo y Esteban. Desde la antigua época del éxodo, Dios obró maravillas y prodigios en favor del pueblo de Israel, contra sus enemigos. Derrotó las huestes de Faraón sepultándolas bajo el agua, libró la batalla junto a Gedeón con sólo trescientos hombres, derribó los muros de Jericó al son de las trompetas y no perdonó a los enemigos del pueblo de Israel entregándoles en su mano la Tierra Prometida. No es de extrañarse, entonces, que Saulo tuviera un singular y sincero celo por servir a Dios asolando la iglesia, entrando casa por casa arrastrando fuera a hombres y mujeres creyentes y metiéndoles en la cárcel (Hechos 8:3). En su precario entender, la iglesia representaba una tremenda amenaza para la fe y la nación judía, por lo que honestamente estaba ab