Por: Luis Caccia Guerra Alguien dijo: “el río no bebe de su propia agua, la fragancia de las flores no es para sí mismas, el árbol no come de sus propios frutos…” SERVICIO, es la palabra subyacente que encuentro como común denominador de estas expresiones. Se secaría el río si fuese capaz de beberse su propia agua, se marchitarían las flores si su fragancia fuese consumida por ellas mismas, moriría el árbol si se comiese sus propios frutos. “¿Separarás tus propios intereses de los de tu pueblo y tu Dios? ¿Te atreverás a decir: yo tengo que mirar por mi propia salvación, pero no ha de pedírseme que trate de salvar a los demás? Si tienes tal espíritu no digo que serás perdido, sino que estás ya perdido” (Charles Spurgeon). Muere el creyente que no sirve. Se seca el manantial de vida que mana del que se bebe su propia agua. La pequeña llamita de una vela alumbra a los que están a su alrededor; y es fuego, como también es fuego una gran hoguera. No impor