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Mostrando las entradas con la etiqueta Marshall Segal

Embriaguez respetable: Formas sutiles de adormecer tu alma

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MARSHALL SEGAL Coalición por el Evangelio https://www.coalicionporelevangelio.org/ Todos los derechos reservados-Publicado con permiso La embriaguez es un pecado inusualmente  visible . Las personas pueden beber en secreto, por supuesto, pero si se emborrachan en presencia de otras personas (especialmente de quienes las conocen bien), por lo general no es difícil darse cuenta. Los ojos enrojecidos, el rostro ruborizado, la incapacidad para concentrarse, el habla arrastrada, la velocidad de procesamiento lenta, el hablar en voz alta, la dificultad para caminar en línea recta, la risa errática. A diferencia de muchos otros, los borrachos llevan su pecado en la manga y en los pantalones. En ocasiones, también en la persona que tienen al lado. Mi primer año en la universidad fue mi primer encuentro con la embriaguez. Una noche, un jugador de rugby especialmente ebrio arrancó el bebedero de la pared de la residencia. Otra noche, otro chico (sin saberlo) hizo sus necesidades en el cajón del

Las pruebas son tierra fértil para las mentiras: Cómo la gratitud nos guarda contra la tentación

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MARSHALL SEGAL Coalición por el Evangelio https://www.coalicionporelevangelio.org/ Todos los derechos reservados-Publicado con permiso ¿A qué versículos recurres con más frecuencia cuando te detienes a dar gracias a Dios? Tal vez te inclinas ante una comida hecha en casa después de un día especialmente largo y frustrante. Puede que Dios haya obrado en un momento de gran desesperanza o necesidad: en la oficina, con los niños, en el presupuesto familiar. Tal vez tú y tus amigos pudieron hacer eso que tanto les gusta hacer juntos (pero que rara vez tienen la oportunidad de hacer). Puede que simplemente sintieras el calor del sol en la piel después de una semana de cielos nublados. Sabes que esa comida, ese amigo, ese sol vienen de Dios, y por eso quieres darle gracias. ¿Qué versículos vienen a tu mente? Hay uno que viene a mi mente, en el que me he apoyado innumerables veces en oración: Toda buena dádiva y todo don perfecto viene de lo alto, desciende del Padre de las luces, con el cual n

Perdóname y ayúdame a perdonar: El padrenuestro para el pecado cotidiano

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MARSHALL SEGAL Coalición por el Evangelio https://www.coalicionporelevangelio.org/ Todos los derechos reservados-Publicado con permiso Si estuvieras enseñando el padrenuestro a alguien por primera vez —un niño, un vecino, un compañero de trabajo o un amigo—, ¿qué línea sentirías que necesita más explicación? Padre nuestro que estás en los cielos, Santificado sea Tu nombre. Venga Tu reino. Hágase Tu voluntad, Así en la tierra como en el cielo. Danos hoy el pan nuestro de cada día. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores. Y no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del mal ( Mt 6:9-13 ).  Mientras repites esas frases tan conocidas, ¿cuál de ellas pide más explicación? Quizá la primera: ¿Por qué llamamos «Padre» al Dios del universo? O tal vez la segunda: ¿Qué significa «santificar» algo, y mucho más un nombre? ¿Qué hay de la voluntad de Dios? ¿Qué es y cómo la reconoceríamos en la tierra? O esa inquietante línea final: ¿Qué clase de mal

Los peligros de un hombre pasivo

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MARSHALL SEGAL Coalición por el Evangelio https://www.coalicionporelevangelio.org/ Todos los derechos reservados-Publicado con permiso Nunca me había considerado una persona pasiva. Durante la secundaria y la universidad, y a lo largo de mis veintes, había sido el soñador motivado y el triunfador. Me consideraba el organizado, el proactivo, el disciplinado, el visionario. Yo era el que iniciaba los siguientes pasos, las reuniones importantes, los cambios necesarios, los planes de grupo, las conversaciones difíciles. Entonces me casé, y el matrimonio me mostró lados de mí mismo que nunca había tenido que ver. Un hombre no cambia mucho por hacer votos y ponerse un anillo, pero ese día muchas cosas cambian para un hombre. El apóstol Pablo trató de prepararnos: «El soltero se preocupa por las cosas del Señor, cómo puede agradar al Señor. Pero el casado se preocupa por las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer, y sus intereses están divididos» ( 1 Co 7:32-34 ). Mi yo dividido no era t