EL DISCÍPULO Y EL SUFRIMIENTO
EL DISCÍPULO Y EL
SUFRIMIENTO
Síntesis del mensaje compartido por el Pr. Diego Brizzio
el 26/11/2017
Iglesia Cristiana
Evangélica “Sígueme”
España 155 – Godoy Cruz –
Mendoza – Argentina
La famosa “Legión
Extranjera” es un cuerpo de elite del ejército francés. Sus hombres son
sometidos al entrenamiento más duro y riguroso del mundo. Están entrenados para
actuar en las condiciones climáticas más extremas, bajo la privación de necesidades
vitales y aún así prestar obediencia absoluta a sus líderes.
En un mismo sentido, un discípulo de Cristo, es una persona que tiene que estar dispuesta
a TODO. En pocas palabras, a pasar por las situaciones que Jesús pasó durante
su ministerio aquí en la tierra.
Desde entonces comenzó
Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer
mucho de los ancianos, de los
principales sacerdotes y de los escribas;
y ser muerto, y resucitar al
tercer día. Entonces Pedro, tomándolo
aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo:
Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca. Pero
él, volviéndose, dijo a Pedro:
¡Quítate de delante de mí, Satanás!;
me eres tropiezo, porque no pones
la mira en las cosas de Dios, sino en
las de los hombres. Entonces Jesús
dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de
mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera
salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida
por causa de mí, la hallará. Porque ¿qué
aprovechará al hombre, si ganare todo el
mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque el Hijo
del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus
ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme
a sus obras. (Mateo 16:21-27 RV60)
I.
El
sufrimiento es parte de seguir a Cristo
Jesús fue muy claro desde el comienzo. El que quiera
seguirle también padecerá.
·
El discípulo sufre de parte de los incrédulos
(Mateo 10:25; Juan 15:19-20; 16:2 y 33).
En su época, muchos no soportaban a Jesús. El que hace el
mal odia la luz. Lo rechazaron, lo hostigaron, hasta que finalmente lo mataron.
Nosotros también vamos a sufrir de parte de los que no creen en Él. Si a Él lo
trataron muy mal, cómo nos van a tratar a nosotros! “En el mundo tendréis aflicción” (Juan 16:33), advirtió Jesús.
·
El discípulo sufre situaciones “naturales” (II
Corintios 11:25-27).
Jesús tenía días sobrecargados enseñando de un lado a otro. Dejó su familia y su casa
cuando emprendió su ministerio y “No
tenía donde recostar su cabeza” (Mateo 8:20) dice la Escritura. Igual, el
discípulo va a sufrir limitaciones, carencias, situaciones complicadas por
causa de la obediencia, como dejar familia, padres, amigos para ir a donde Dios
lo manda.
·
El Padre se glorifica por medio del discípulo
que sufre.
Dios se glorificaba mientras Jesús sufría, porque el
mundo pudo ver en ello cuánto amaba al mundo Jesús y el Padre. Estaba mostrando
misericordia, paciencia, justicia mientras estaba llevando a cabo la gran obra
de la Redención. Ser fiel en medio del sufrimiento demuestra cuán valioso es
Dios para vos. Él quiere que en medio del sufrimiento busques a Dios por
consuelo y fortaleza.
En las arenas del circo romano murieron muchos
cristianos. Alguien escribió que la sangre derramada por los creyentes que
morían en las arenas de los circos romanos, era como semillas que daban por
fruto más cristianos. Los emperadores romanos no lograron más que hacerle un
gran favor a la Iglesia de Cristo, matando a los cristianos. La gente, después
del terrible espectáculo regresaba a su casa pensando cuán valioso debe haber
sido ese tal Jesús, como para que esas personas estuviesen dispuestas a morir
de esa manera por causa de Él.
·
El que no sufre nunca nada, difícilmente sea
discípulo.
Cuando alguien es discípulo de Jesús, los incrédulos que
lo rodean, de manera natural, tienden a rechazarlo. Eso genera un cierto sufrimiento.
Si los que te rodean ni siquiera se enteraron de que sos creyente, no hay
manera de que sufras rechazo alguno.
II.
La
autocompasión nos impide seguir a Cristo.
·
Surge cuando ponemos nuestra mira en las cosas
de los hombres (Mateo 16:23).
La autocompasión es hermana de las “trillizas”
autoindulgencia, autocomplacencia y autoprotección. Es la lástima, pena,
condescendencia, que surge cuando un interés
nuestro entra en conflicto con los intereses de Dios. Surge cuando
tenemos la mira en las cosas de los hombres y no en las cosas de Dios. Cuando
toda nuestra vida gira en torno de las cosas de los hombres, como satisfacción,
familia, comunidad, dinero, trabajo, estudio, amigos, relaciones, intereses,
etc.; cosas que en sí mismas no son malas, pero se anteponen a los intereses de
Dios cuando toda nuestra vida está enfocada en ellas, cuando toda nuestra vida
gira en torno a ellas. Aparecen los problemas cuando alguno de esos intereses entra
en conflicto con los intereses de Dios.
·
Resiste a Dios susurrando: “Que esto no te acontezca” (Mateo 16:22).
Cuando decimos “Esto
no me puede pasar a mí” lo que en realidad estamos haciendo es cuestionar
la sabiduría, la soberanía de Dios. Estamos poniendo en duda lo que Dios ha
determinado como “bueno” para nosotros. Pretendemos decirle nosotros a Dios qué
es bueno y qué es lo que nos conviene.
-Dios dispone que confiese a Jesús en el grupo de amigos,
pero entendemos que esto va a generar rechazo. Este tipo de situaciones no me
conviene, no es buena para mí.
-Dios manda que edifique a mis hermanos y sea edificado
por ellos; pero ello implica quitarle horas al sueño, irme más temprano del
cumpleaños, no ir a la cancha con mis amigos. Esto no es bueno para mí. Dios se
está equivocando. Estamos cuestionando con ello, la soberanía, la sabiduría y la
voluntad de Dios.
-Si soy joven, Dios manda que me case con otro creyente.
Pero eso significa que voy a tener que seguir esperando más de lo debido,
cuando ahora tengo una buena oportunidad. Esto no es bueno para mí. Dios no
está haciendo las cosas bien.
·
Siempre está auspiciada por Satanás (Mateo
16:23).
“Aléjate de mí Satanás” dijo Jesús a
Pedro. Satanás estuvo en Edén cuestionando lo que Dios había dispuesto (Génesis
3:5 y 6). También estuvo cuando Jesús volvía de su ayuno en el desierto al
principio de su Ministerio (Mateo cap.4). Satanás frecuentemente usa a personas
de confianza, que nos rodean para enviar sus mensajes. Profesores, académicos,
amigos… y muchas veces los propios padres comunican inconscientemente a sus
hijos mensajes de desaliento de parte de Satanás.
·
Pierde para siempre lo que quiere salvar para el
presente (Mateo 16: 24-26).
Por autocompasión vive dedicado a salvar sus propios
intereses presentes, pero con ello acabará perdiendo en la Eternidad todo lo
que quiso salvar en esta vida. “El que
quiera salvar su vida, la perderá” dijo Jesús (Mateo 16:25).
III.
La
autonegación es indispensable para seguir a Cristo (Mateo 16:24).
Así como la autocompasión
es hermana de las “trillizas” autoindulgencia, autocomplacencia y autoprotección;
la autonegación es hermana de la autorrenuncia. Es la capacidad, fuerza
o resolución para dejar de lado sus propios intereses cuando entran en
conflicto con los de Dios. La autocompasión dice: “se trata de mí”. La
autonegación dice: “No se trata de mí”.
·
Surge cuando tenemos nuestra mira en las cosas
de Dios (Mateo 16:23).
Ser luz, conocerlo a Él, darlo a conocer, surge de la
autonegación o autorrenuncia, cuando tenemos la mira puesta en las cosas e
intereses de Dios y no en los nuestros o los intereses humanos, a medida que
nuestros pensamientos van llenándose y dejándose formar por Dios.
·
Coincide con lo determinado por Dios (Mateo
16:21).
Es cuando ir cada domingo y congregarse, tener comunión, edificarlos
y ser edificado por mis hermanos, es bueno para mí.
·
Resiste de inmediato al diablo (Mateo 16:23;
Santiago 4:7; I Pedro 5:8 y 9).
“Resistid al diablo”
dice la Escritura, “y huirá de vosotros”
(Santiago 4:7).
·
Es alentada por la reivindicación y la ganancia
(Mateo 16:21, 25 y 27).
Jesús les decía a sus discípulos que le era necesario
padecer mucho y ser resucitado al tercer día (Mateo 16:21), pero Pedro no
reparó en esa parte de la frase. Ser resucitado al tercer día es lo que
alentaba, fortalecía y motivaba en obediencia a Jesús. La gloria venidera.
No pienses a corto plazo ni pongas la mira en las circunstancias
presentes por difíciles que sean. Poné la mirada en la recompensa que Dios te
dará más allá en la Eternidad y aún en parte de este mundo. Habrá recompensa si
resistes autonegándote por la Gloria de Dios y por la Gloria de Su Reino.
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