JESUS PERDONA Y SANA A UN PARALITICO



Síntesis del mensaje compartido por Raúl Blasco el 02/07/2017
Iglesia Cristiana Evangélica “Sígueme”
España 155 – Godoy Cruz – Mendoza – Argentina


Después de varios domingos continuamos con el estudio de Lucas. Cinco lecciones que encontramos en esta porción de las Escrituras.

Aconteció un día,  que él estaba enseñando,  y estaban sentados los fariseos y doctores de la ley,  los cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea,  y de Judea y Jerusalén;  y el poder del Señor estaba con él para sanar. Y sucedió que unos hombres que traían en un lecho a un hombre que estaba paralítico,  procuraban llevarle adentro y ponerle delante de él. Pero no hallando cómo hacerlo a causa de la multitud,  subieron encima de la casa,  y por el tejado le bajaron con el lecho,  poniéndole en medio,  delante de Jesús. Al ver él la fe de ellos,  le dijo:  Hombre,  tus pecados te son perdonados. Entonces los escribas y los fariseos comenzaron a cavilar,  diciendo:  ¿Quién es éste que habla blasfemias?  ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios? Jesús entonces,  conociendo los pensamientos de ellos,  respondiendo les dijo:  ¿Qué caviláis en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil,  decir:  Tus pecados te son perdonados,  o decir:  Levántate y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados  (dijo al paralítico):  A ti te digo:  Levántate,  toma tu lecho,  y vete a tu casa. Al instante,  levantándose en presencia de ellos,  y tomando el lecho en que estaba acostado,  se fue a su casa,  glorificando a Dios. Y todos,  sobrecogidos de asombro,  glorificaban a Dios;  y llenos de temor,  decían:  Hoy hemos visto maravillas.
(Lucas 5:17-26 RV60)

I.                    El poder del Señor estaba con Él para sanar (v.17)

Jesús estaba enseñando ante un buen número de personas provenientes, inclusive de varias aldeas.  Al ver el esfuerzo y la fe de los amigos, Jesús les dijo que para que sepan que Él tiene Autoridad para perdonar pecados y sanar, le dijo “levántate, toma tu lecho y vete a tu casa.” Al instante, se levantó, tomó su lecho y se fue delante de todos glorificando a Dios, y todos glorificaban a Dios. Y estaban allí los fariseos y doctores de la ley. Algunos buscando aprender algo, otros buscando en qué errores sorprender a Jesús. La casa estaba llena, de tal modo que cuando llegan estos hombres cargando al paralítico, no pueden entrar.  El pasaje paralelo en el Evangelio de Marcos, dice que eran cuatro (Marcos 2:3). ¡Cuánto esfuerzo hicieron!

II.                  Viendo la fe de ellos
¿Se puede ver la fe? El Señor la vio. El Señor podía verla. La fe se manifiesta en acciones. La fe verdadera nos impulsa a actuar y eso es lo que se ve. Habían vencido obstáculos. Tuvieron que ponerse de acuerdo cinco personas para concretar este hecho: el mismo paralítico y sus cuatro amigos. Pero… ¡sorpresa! Llegaron tarde, había mucha gente y no podían entrar. No podían volver a casa otra vez con el paralítico a cuestas. Además, intercedieron ante Jesús, porque habiendo roto el techo, lo bajaron y se lo presentaron a Jesús. “Viendo la fe de ellos…” Jesús lo perdonó y lo sanó.

¿Cuánto es lo que estamos dispuestos hoy a sacrificar para darle una bendición a un hermano?

Pero alguno dirá:  Tú tienes fe,  y yo tengo obras.  Muéstrame tu fe sin tus obras,  y yo te mostraré mi fe por mis obras.
(Santiago 2:18 RV60)

 No se trata de las obras para JUSTIFICACION. Sino de las obras como fruto de la fe, de una vida nueva. Una fe que demuestra lo que creo. Hay piedras en el camino, hay dificultades. Muchas veces cedemos ante ellas. Nuestra fe se desvanece ante el primer obstáculo.

Además de fe, AMOR POR EL PROJIMO. ¡Cuánto nos falta demostrar ese amor! Decimos que somos hijos de Dios, que amamos a Dios, pero nos cuesta amar al hermano a quien podemos ver (I Juan 4:20).

III.                Tus pecados te son perdonados
En la antigüedad se creía que muchas enfermedades tenían origen en el pecado, aunque no todas eran así. En el Evangelio de Juan 9:1-3 Jesús se encuentra con un ciego de nacimiento y los discípulos le preguntan quién pecó, si él o sus padres. Jesús les responde que ni él ni sus padres. Que esa enfermedad era para que la Gloria de Dios fuese manifestada y lo sanó. Con esa idea generalizada, el Señor ataca la base la raíz del problema. No sólo le dijo “levántate y anda estás sano”, sino también, “tus pecados te son perdonados”. Si había alguna causa de pecado en su enfermedad, el Señor ataca eso primero y dice: “estás perdonado”. ¡Qué alivio sentimos cuando hemos ofendido a alguien y sentimos su perdón!

Necesitamos del perdón de Dios. Y el perdón de Dios no procede sin fe ni sin arrepentimiento.

por cuanto todos pecaron,  y están destituidos de la gloria de Dios,
(Romanos 3:23 RV60)

Justificados,  pues,  por la fe,  tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo;
(Romanos 5:1 RV60)

Porque la paga del pecado es muerte,  mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
(Romanos 6:23 RV60)

Hay personas que van por la sanidad física, pero el Señor quiere primero sanar primero tus pecados. La enfermedad pasa. La sanidad es temporal. Jesús hace la obra completa. El perdón de tus pecados.

IV.                Actitud y pensamiento de los escribas y fariseos.
Ellos adjudicaban al diablo las obras de Jesús. No obstante hoy hay personas que usan el poder del diablo para hacer “milagros”. Ellos trataban de poner al Señor en ese nivel de “curandero”. Pero… ¡sorpresa! Jesús no sólo tenía poder para perdonar y sanar pecados, sino que también podía leer sus pensamientos. Los dejó al descubierto de sus malos pensamientos.
¡Cuántas veces pensamos mal del que está sirviendo, del que está trabajando, murmuramos y decimos que está haciendo mal las cosas, pero no vamos a ayudar, a colaborar. ¿Qué pasaría si el Señor en modo audible, hoy te dijera: por qué estás pensando así? ¡Qué sorpresa! ¿no? El Señor conoce nuestros pensamientos. No sólo los de los fariseos. También los nuestros, tengámoslo muy presente.

V.                  La autoridad de Jesús para perdonar pecados y para sanar (vv. 17; 24)
Los escribas, fariseos y doctores de la Ley sabían que sólo Dios tiene autoridad para perdonar pecados. Sabían que Jesús tenía autoridad para perdonar pecados, pero no querían reconocerlo. Pero Jesús, para que sepan, se los demuestra. Hizo la obra completa y el paralítico volvió glorificando a Dios.
¡Cuán grande es nuestro Señor!

Tú crees que Dios es uno;  bien haces.  También los demonios creen,  y tiemblan.
(Santiago 2:19 RV60)

Los demonios también creen y tiemblan… ¿qué clase de fe es la que nosotros tenemos?

Que estas cinco lecciones que encontramos en esta porción de las Escrituras, nos sirvan para tener una mejor calidad de vida cristiana.

VI.                El paralítico se fue a su casa glorificando a Dios y todos glorificaba  a Dios con él.
Que todos nosotros podamos ser instrumentos para glorificar a Dios.

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