Por: Jonatan Miranda Para acceder al AUDIO de este artículo click AQUÍ Hay un relato chino que dice: “Buena suerte, mala suerte, ¿quién sabe?”. Había un granjero en una pobre aldea que sus vecinos lo consideraban afortunado porque tenía un caballo con el que podía arar su campo. La gente decía: -¡qué buena suerte tener ese caballo para arar el campo! El granjero respondía: - buena suerte, mala suerte, ¿quién sabe? Un día el caballo se marchó a las montañas y el hombre se quedó sin el animal que lo ayudaba a arar su campo. La gente, entonces, decía: -¡qué mala suerte! ¡El caballo se ha ido! Y el granjero respondía nuevamente: - buena suerte, mala suerte, ¿quién sabe? Unos días más tarde, el caballo regresó con otros caballos salvajes con él y se quedaron en la granja. Entonces, la gente decía: ¡Qué buena suerte que el caballo regresó y ahora el granjero tiene más caballos que antes! El hombre decía nuevamente: - buena suerte, mala suerte, ¿quién sabe?