LAS REPARACIONES DE DIOS
Por: Luis Caccia Guerra Publicado con permiso. Nuestra vecinita de 5 años jugaba un día con una pequeña estatuilla de yeso, que otrora había sido la representación de José en un típico pesebre navideño. Pero eso duró hasta que, natural torpeza de la niñita, en un efímero instante la frágil estatuita se estrelló en el suelo y se partió en varios pedazos. Entonces llegó la chiquitita con los trozos del muñequito roto entre sus manitos y con un profundo sentimiento de pesar, a pedirme que se lo arreglara. Saqué de entre mis herramientas un pomo de pegamento y con paciencia y mucho esmero procedí a pegar los pedazos de la estatuilla hasta que quedó finalmente restaurada. ¡Fue conmovedor cómo brillaban de alegría sus ojitos al ver a su “José”, antes roto y ahora como nuevo! En una fugaz mirada entre mi esposa y yo, quedó como suspendido en el aire un mismo mensaje sin palabras: “-Va a volver…”. Y tal cual. No había transcurrido una hora y otra vez el episodio ...