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Un año después, los cristianos de Ucrania dicen: “No querríamos estar en ningún otro lugar”

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SARAH EEKHOFF ZYLSTRA Coalición por el Evangelio https://www.coalicionporelevangelio.org/ Todos los derechos reservados-Publicado con permiso Cuando Taisiia Lukich no recibió noticias de su novio el pasado octubre, no se preocupó. «No era la primera vez que no me contestaba durante mucho tiempo porque, ya sabes, hay muchas conexiones de internet y telefonía móvil dañadas», dijo Taisiia, quien es editora de TGC Ucrania. Antes de la invasión rusa, ella y su novio, Alex, habían estado pensando en una boda para 2022. En lugar de eso, ella pasó gran parte de 2022 como refugiada, mientras Alex se incorporaba al ejército ucraniano. Tras cuatro días de mensajes sin respuesta, Taisiia recibió noticias de un amigo de Alex. Le dijo que no le escribiera más. Alex había muerto en combate. Taisiia y Alex / Cortesía de Taisiia Lukich Taisiia se desmoronó. Dejó de comer, de dormir. Como el cuerpo de Alex estaba desfigurado, su ataúd estuvo cerrado en el funeral y ella se preguntaba si realmente él est

La transformación de una adolescente transgénero

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SARAH EEKHOFF ZYLSTRA Coalición por el Evangelio https://www.coalicionporelevangelio.org/ Todos los derechos reservados-Publicado con permiso Eva estaba en un almuerzo de la iglesia cuando recibió un correo electrónico de su hija Sofía, de doce años (sus nombres han sido cambiados). Allí leyó: «Mamá y papá, tengo que decirles que en realidad no soy una chica, mi pronombre es ellos». Eva no podía respirar. Se sintió como si le hubieran dado un golpe en el estómago. No lo vio venir; de hecho, unos meses antes, Sofía había compartido en las redes sociales su fe en que Dios había creado a las personas como hombres y mujeres. Por aquel entonces, Eva estaba segura de que esa declaración le iba a acarrear a Sofía —quien asistía a una escuela pública progresista— algunos problemas sociales. Al contrario, pareció que se le olvidó de inmediato. «Me habrían intimidado», dice Sofía, ahora de dieciséis años. «En cambio, decidieron reeducarme. Me invitaron a grupos en los que solo querían hablar del