ABRES CAMINOS...
Por: Luis Caccia Guerra Cierta oportunidad tuve un encuentro con alguien a quien no veía hacía muchos años. La conversación, pasada la alegría inicial y café de por medio, pasó desde los temas habituales de dos personas que hace mucho tiempo que no se ven, hasta adentrarse en un oscuro y sombrío camino. Mi interlocutor -pastor de una iglesia- muy a mi pesar se ocupó de que el excelente trabajo que tiene en el ámbito secular, lo mucho que gana, sus superlativos logros personales y la familia que tiene, fueran tema recurrente una y otra vez durante el transcurso de toda la charla. ¡Qué carga tan pesada, resultó ser aquél encuentro para el olvido! Pero lo relevante aquí no es el otro, ni sus “éxitos”, ni su voraz apetito de aprobación; sino el daño que una conversación tan hueca puede hacer en otras personas, en este caso, en mí. Venía de una navidad entre lágrimas a causa de una situación familiar que no era nuestra pero que nos golpeaba directamente y comprometió nuestro futur...