Deja de rechazar la bondad de Dios
ANA ÁVILA Coalición por el Evangelio https://www.coalicionporelevangelio.org/ Todos los derechos reservados-Publicado con permiso Esta es una historia real. No le sucedió al amigo de un amigo, sino a mí. Una amiga y yo tomábamos café en el comedor de mi casa, mientras nuestros hijos estaban ocupados en un juego de mesa. La dinámica era simple: gana el primero en llegar al centro del tablero. El tablero tiene varios caminos de colores que apuntan al centro. Para que el juego fuera más interesante, colocamos tres dulces en el centro del tablero. El ganador se quedaría con ellos. Los chicos jugaron un buen rato entre carcajadas hasta que Dani, la hija de mi amiga, llegó al centro. El menor de mis hijos nunca ha sido un buen perdedor (estamos trabajando en eso), así que no me sorprendió que se cruzara de brazos y frunciera el ceño refunfuñando: «Pero yo quería ganar». Lo que me sorprendió fue lo que pasó después. Dani repartió su premio: un dulce para cada uno. Mi hijo mayor no hizo p...