Gafas de sol
Gafas de sol Por: Luis Caccia Guerra para www.devocionaldiario.com Días atrás, noté en mis gafas de sol como un pequeño y molesto pelito de escasos dos o tres milímetros de largo. Cuando examiné detenidamente el cristal con la intención de extraer el pelillo, descubrí que en realidad se trataba de una trizadura. Con el transcurrir de los días y del uso, la pequeña e imperceptible rotura fue extendiendo su longitud hasta que un día fui a extraer los anteojos de su estuche para ponérmelos y el cristal ya se había espontáneamente partido en dos. El técnico dijo que por el tipo de diseño y armado del marco no se podía extraer el cristal para reemplazarlo. ¡Qué pena! ¡Amaba esas gafas! ¡Y cómo las necesitaba! De modo que no hubo más remedio que dejar esos anteojos que me habían acompañado poco menos de quince años y adquirir unos nuevos. Estrenar las gafas de sol nuevas, me hizo recordar la primera vez que usé lentes para sol. Era un niño de unos once, tal vez do