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Zanahorias, huevos y café

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Por: Luis Caccia Guerra para www.devocionaldiario.com Cuenta esta historia popular que una madre quiso enseñarle una importante lección a su pequeño hijito. A la hora de la cena, le pidió a su niñito que le buscara en la alacena unas zanahorias, huevos y un par de cucharadas de café recién molido. Colocó entonces, en un recipiente las zanahorias, en otro los huevos y en un jarrito, los granos de café recién molido. Puso todo a calentar en la cocina ante la atenta mirada de su hijito. Cuando todo estuvo listo, mamá sirvió. Las zanahorias estaban blandas y apetecibles. Los huevos, justo a punto, y el café… exquisito. ¿Cómo estaban las zanahorias antes de ponerlas en el agua? Duras. ¿Cómo estaban las zanahorias al sacarlas del agua hirviendo? Blanditas y apetitosas. ¿Cómo estaban los huevos antes de pasar por el agua hirviente? Frágiles y delicados. El niño tuvo que tener mucho cuidado con ellos al alcanzárselos a mamá cuando se los pidió. ¿Cómo estaban los h

Lo que provoca tu alabanza

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Por: Brendaliz Avilés Escrito originalmente para www.devocionaldiario.com/www.destellodesugloria.org Se publica en los términos del uso legalmente permitido. “ Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían”. Hechos 16:25 Ellos estaban encarcelados, pero no se sentían presos. Sus almas se encontrabas en plena libertad. Sus corazones le adoraban con más devoción que nunca. Sus mentes meditaban solo en las grandezas de Dios. Ellos sabían que estaban allí con un propósito específico. Por eso mientras las cadenas trataban de atarlos, ellos podían cantar hermosas melodías para Dios y los demás prisioneros los escuchaban. Ellos no estaban solos, Dios los acompañaba en medio de aquella celda. Cuando la tierra temblaba y se estremeció todo cuanto había en aquella cárcel, no huyeron, ni se intimidaron. Testificaron de las grandezas de Dios con sus actos, permanecieron en total paz, control y seguridad, pues sabían