Entradas

Lides de la fe

Imagen
Por Luis Caccia Guerra para www.devocionaldiario.com Días atrás caminaba en dirección a “mi santuario” cuando ví una chica haciendo señas a un taxi. El conductor la vio y paró, pero se detuvo del lado del carril de enfrente. No podía cambiarse sin cometer una imprudencia o causar un incidente, dado el denso tránsito que hay en esa zona y a una hora pico. La chica sin prestar mínima atención, lo dejó pasar, no miró hacia enfrente ni hacia delante. Inmersa en sí misma, desconectada del exterior, abstraída en su propio mundito, no pudo ver al taxi detenerse ni al conductor esperándola. En cambio, bajó la mano y siguió caminando en su propia dirección buscando otro taxi, que a esa hora, por cierto, son muy escasos. Entonces pensé: “cuántos taxis me habrá enviado Dios para sacarme del pantano, para llevarme a destino y no tuve la visión para verlos detenerse y esperarme a tan sólo unos pocos metros de mí, por mi falta de visión, miopía espiritual, falta de atención

Las lágrimas de Pedro

Imagen
Las lágrimas de Pedro Por Luis Caccia Guerra para www.devocionaldiario.com Jesús le dijo: De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces. (Mateo 26:34 RV60) Entonces Pedro se acordó de las palabras de Jesús, que le había dicho: Antes que cante el gallo, me negarás tres veces. Y saliendo fuera, lloró amargamente. (Mateo 26:75 RV60) Amargas lágrimas brotaron de los ojos de aquél rudo y viejo pescador, que tan sólo unas pocas horas antes había jurado ir con Jesús hasta la muerte. “ Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré” (Mateo 26:33), “ Aunque me sea necesario morir contigo, no te negaré” (Mateo 26:35); había proclamado con vehemencia ante Jesús. Sin embargo, el auxilio no tardó mucho en llegar. Un mensaje para los discípulos, pero especialmente dirigido a Pedro: “decid a sus discípulos, y a Pedro , que él va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis” (Marcos 16:7). Evident