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Resultados del pasado

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Por: Luis Caccia Guerra para www.devocionaldiario.com Recuerdo que cuando era pequeño, mi madre tenía una gran habilidad para tejer con dos agujas. Pasaba mucho de su tiempo tejiendo y sus prendas no sólo resultaban abrigadas para los fríos inviernos de esta parte del planeta, sino también de gran belleza estética y prolijidad en sus terminaciones. A veces, como no podía comprar lana nueva, destejía alguna prenda que ya me quedaba chica para tejer una nueva con la lana así recuperada y reciclada. En alguna oportunidad me tocó ayudarle a desenredar y ovillar alguna complicada madeja de lana. Rara vez ocurría esto, pero a veces se equivocaba y cuando recién se daba cuenta de ello, era a la hora de unir dos partes de tejido terminado que no encajaban o no daban con la medida o forma adecuada. Debía ponerse, entonces, a destejer las porciones mal hechas y reanudar el tejido para hacerlo esta vez, bien. No podía terminar de armar una prenda con partes defectuosas. En ciert

Metí la pata

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Por: Luis Caccia Guerra para www.devocionaldiario.com “Metí la pata”, “metí la gamba”; es una expresión típica de mi país y no significa literalmente “metí la pata de la mesa en su lugar” o “introduje una pierna dentro de algo”. Lo que quiere decir es algo así como “me equivoqué”, “hice algo indebido”, “provoqué un perjuicio” o “no debí haberme comportado así”. Si algún lector   busca a alguien así, estoy disponible, esa es mi “especialidad”, soy experto. Parece que Pablo conocía bien este “oficio” “ Porque lo que hago,   no lo entiendo;   pues no hago lo que quiero,   sino lo que aborrezco,   eso hago.” (Romanos 7:15 RV60) Abraham tuvo temor de hombres y circunstancias e implícitamente cierta desconfianza en Dios cuando hizo pasar a Sara su esposa por su hermana en dos oportunidades, ante Faraón (Gén. 12:13) y más tarde ante Abimelec (Gen. 20:2). Elías se deprimió y quiso morir cuando Jezabel puso precio a su cabeza y creyó que ya todo estaba perdido (I Reye