El anillo

Por: Luis Caccia Guerra
Escrito originalmente para www.hazdesabiduria.blogspot.com
Se publica en los términos del uso legalmente permitido.



Cuenta esta historia popular que un maestro le dio a uno de sus jóvenes aprendices, su anillo para que lo vendiera en la plaza del pueblo.

-Pide por él una moneda de oro. Le dijo al joven.
-No aceptes menos de eso. Agregó.

Muchos se interesaron en la joya. Pero cuando el joven les pedía el precio de una moneda de oro, algunos se reían en su propia cara, otros se iban sin decir nada y otros ofrecían bien poco y nada. Es así como el joven regresó triste y abatido por el fracaso de la venta.

-Maestro. Es imposible vender el anillo por ese precio. Nadie quiere pagar una moneda de oro por él. Es más, el precio que me ofrecen, es tan poco…

-No te preocupes. Dijo, muy sereno el maestro.
-Llévaselo al joyero del pueblo. Que él lo vea y te diga cuánto vale. No importa lo que te ofrezca; no se lo vendas, sólo tráelo de vuelta.

Cuando el joyero tuvo el anillo en sus manos, no pudo disimular una expresión de asombro ante la pieza. Tras examinarlo cuidadosamente, le dijo al joven:

-Si estás tan necesitado y urgido de venderlo, ahora no puedo ofrecerte más que cincuenta monedas de oro por él. Seguramente vale más, tal vez unas setenta monedas de oro, pero es todo lo que tengo para darte ahora.

El joven no podía creer lo que, EL QUE SABE, EL EXPERTO, le decía.

Así suele ser: mediocres pretenden darnos valor y no hacen otra cosa que manifestar su desprecio, frustración y fracaso. ¿Te has sentido así alguna vez?

Es que conocer el valor de las personas (no importa si en el grupo de trabajo, estudio, iglesia, o la comunidad que sea) y tener la sabiduría de sacar lo mejor de ellas, NO ES PARA MEDIOCRES. ES PARA ESPIRITUS SUPERIORES.

Ponte en las manos de Dios. Ponte en las manos DEL GRAN ORFEBRE. ENTREGA TODO A ÉL. EL SÍ SABE LO QUE VALES y tiene el poder para poner las cosas en su lugar.

Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal.
(Juan 17:14-15 RV60)

Imagen: William Brayanes. www.hazdesabiduria.blogspot.com Todos los derechos reservados.

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