Solitos... ¿y sin apuro?

Por: Lic. Diego A. Brizzio
Escrito originalmente para “I.C.E. Sígueme”
Se publica con permiso.


Continuamos con la serie: “Sexo a la luz de la verdad”. El tema que toca hoy es:

Solitos… ¿y sin apuro?
La sexualidad de los que están sin cónyuge — 1 Co 7.7-9, 32-40
Si leemos 1 Co 7 en tres o cuatro versiones diferentes de la Biblia, nos vamos a dar cuenta de que hay pequeñas diferencias en algunas palabras o expresiones. Eso es así porque hay ciertos términos y frases del griego original que son ambiguos u oscuros, y los traductores no se ponen de acuerdo en cómo traducirlas. Nosotros lo vamos a leer en la versión NVI, que según los entendidos capta bastante bien el sentido.
  1. Lo primero que resalta de ese pasaje es que la relación sexual exige matrimonio. Dice el v. 9: “Si no se controlan entonces deberían casarse” (ver también el v. 36 en NTV). A los que están sin cónyuge, el Señor no les dice: “Bueno, si las necesidades sexuales de ustedes son muy intensas, entonces satisfáganlas como puedan. Si los impulsos sexuales son muy fuertes, entonces busquen la manera de descargarlos. Tengan relaciones casuales. Búsquense algún amigo o amiga que les haga el favor. Usen la imaginación. Satisfáganse solos…” No; el Señor no dice eso; porque a él lo ofende toda actividad sexual fuera del matrimonio. Él la llama “inmoralidad”, o más técnicamente “fornicación”. A los que están sin cónyuge, el Señor les dice: “Si alguno tiene necesidades sexuales muy intensas, impulsos muy fuertes, entonces debería casarse”. Para el Señor, el binomio “actividad sexual” y “matrimonio” es inseparables. El que quiere relaciones, debe casarse; el que está casado, debe tener relaciones.
Todo eso está muy de acuerdo con lo que vimos el mensaje pasado en Génesis 1-2. Ahora lo vamos a repetir brevemente, no sólo para recordarlo, sino también para los que no estuvieron: Dios creó las relaciones sexuales para que fuesen practicadas en una relación:
heterosexual (varón-mujer);
amorosa (una relación en la que haya un profundo deseo de hacerle bien al otro), 
formal (una relación iniciada mediante pacto socio-jurídico que solemnice la intención de cumplir las cláusulas de la relación),
exclusiva (una relación de uno con una, fiel, emocional y sexualmente hermética) y
perpetua (una relación con perspectiva de ser para siempre). Si la relación no cumple esos 5 requisitos —todos ellos—, entonces no debiera haber actividad sexual. La práctica sexual exige matrimonio.
En nuestra sociedad, un enorme porcentaje de la gente que está sin cónyuge tiene, como es natural, fuertes necesidades sexuales. Necesita a alguien con quien tener intimidad, con quien intercambiar placer. Sin embargo, no quiere casarse. Quiere disfrutar de las relaciones, sin haber contraído obligaciones, quiere el placer sin el deber. Quiere tenerlo todo sin la intención de nada. Las causas son muchas: falta de madurez, malas experiencias, malos ejemplos, proyectos personales. Pero a los que están sin cónyuge Dios les dice: ¡La relación sexual exige matrimonio! La iglesia de Cristo, los cristianos, deberíamos ser un reflejo de esta voluntad del Señor. Es verdad que hay que ser comprensivos. Es verdad de que no hay que condenar ligeramente, que no hay que ser severos. Pero también es verdad que debemos seguir sosteniendo y practicando esta verdad, este principio de sabiduría y salud personal, familiar y social.
  1. Palabras para quienes, sin cónyuge ni relaciones, están mal. Entre nosotros hay muchos hermanos y hermanas que tienen necesidades sentimentales y sexuales importantes, pero están sin cónyuge, por lo cual tratan de no tener ninguna actividad sexual. Estos hermanos y hermanas no están bien. Están relativamente mal. Se sienten insatisfechos, desilusionados, y se están quemando. Muchas veces sienten que están muy cerca de ofender a Dios, y otras veces de hecho lo ofenden. Muchas veces sienten vergüenza, culpa y hasta bronca. Esta es la lucha de varios hermanos y hermanas nuestros. A ellos quiero decirles algo en el nombre del Señor, quien los ama:
Tomá al Señor como tu confidente y pedile ayuda. Expresale toda tu ansiedad, toda tu frustración, tu dolor, tu necesidad y tu ardor actuales. Él te conoce, él te ha hecho. Y también pedile ayuda y fuerzas para no caer en tentación. Hacelo todos los días mientras dure tu situación.
Crecé en dominio propio. Te lo da el Espíritu Santo. Pedíselo. Es la virtud que te hace controlar, modular o matizar todo impulso natural.
Acabá con las fantasías. Dejá de crear mentalmente las situaciones o las relaciones que estás necesitando. No te imaginés que ese artista o ese compañero caballero te abraza y te declara su amor, te invita a comer, te besa, etc. No te imaginés que esa chica que te gusta está acostada con vos. Las imaginaciones mismas son pecado, y además, alimentan el pecado práctico. Tenemos que tener un plan B, y cando nos viene una ola de imaginación, tenemos que echar mano de ese plan B. Plan B puede ser salir afuera a caminar, abrir la puerta de la pieza, irte donde hay alguna otra persona… en fin, cosas prácticas que despabilen.
No abusés de tu privacidad. No utilices tu derecho a la privacidad como un recurso para pecar. Tené como regla dejar tu celular a la mano de cualquiera en tu casa. No le prohíbas a nadie abrir tus cajones. No uses tu computadora ni internet cuando no hay nadie viéndote.
Mantenete bien ocupado. Con eso quiero decir ocupado mucho tiempo, y ocupado en cosas nobles y trascendentes. No estés ocioso mucho tiempo; trabajá, hace ministerios, estudiá, hacé deportes… Mantenerte bien ocupado te ayuda a mantener la mente ocupada y a gastar energías físicas y psíquicas.
Pedile ayuda a alguien de confianza. Pedile que te escuche y pida cuentas todas las semanas, y vos comprometete a ser 100% sincero con él.
Relacionate y vestite decentemente. No toques ni te dejes tocar. No te vistas provocativamente. No mires lo que las mujeres muestran. No seas zarpado ni hablés irrespetuosamente con doble sentido.
Si has caído en pecado, acordate de que si estás realmente arrepentido, y lo confesás, en Cristo tenés limpieza y perdón absoluto.
Ahora quiero referirme particularmente a los que están sin cónyuge, se sienten mal, pero… según Dios tienen libertad para buscar un cónyuge. Me refiero a los solteros y a los viudos, y tal vez también a los que se divorciaron porque su cónyuge adulteró o algo similar.
Dios te recomienda: “Casate”. Tenés que pensar seriamente en casarte y ponerte en campaña.
Confiá en la provisión de tu Padre. Volvé a leer Génesis 2, y aprendé a confiar en que es él quien provee compañía. Él sabe que no es bueno que estés solo. Sabe que te estás quemando, y que te sentís mal.
A Dios orando y con el mazo dando. Como Abraham y su siervo, debemos aprender a combinar oración con acción; pedirle confiadamente a Dios que provea de cónyuge apropiado, y movilizarnos para encontrarlo.
Elegí muy bien. No seas apresurado. Debe ser un creyente nacido de nuevo, que quiera servir al Señor, y que tenga un carácter sano.
Y aprovecho ahora para animarlos, animar a quienes a pesar de su soledad y necesidad, siguen fieles al Señor, resistiendo las tentaciones y perseverando en lealtad y servicio. Que Dios realmente los sostenga y los guarde, dándoles una porción diaria de su maravilla y amor.
  1. Palabras para quienes, sin cónyuge ni relaciones, están bien. Quiero que nos fijemos en estas palabras, palabras que casi no se predican. Dice Pablo: “Quisiera que todos fueran como yo. No obstante, cada uno tiene de Dios su propio don: éste posee uno; aquél, otro” (v. 7). Este pasaje es muy interesante. Dice que hay personas a quienes Dios les ha dado un don, el don de poder estar como estaba Pablo, el don de estar bien sin cónyuge y sin relaciones sexuales; el don de estar sentimental y sexualmente tranquilo, aun cuando no tenga compañero ni actividad sexual de ningún tipo.
Cuando yo meditaba acerca de este don, decía: La Biblia dice que este don existe. ¿Por qué será entonces que actualmente no vemos más cristianos con este don? ¿Será realmente que el Señor no lo ha dado, o será que por las presiones sociales los hermanos que lo tienen se sienten obligados a buscar cónyuge y tener relaciones, aunque no los necesiten? ¿No será que porque la soltería y la abstinencia son impopulares las personas que tienen este don acaban cediendo a la presión social, aunque no lo necesitan? Creo que los cristianos deberíamos tener más cuidado: Querido mío, tengas la edad que tengas, seas varón o mujer, si realmente estás bien sin cónyuge y sin relaciones, deberías ser honesto y pensar en permanecer así como estás. Para los demás: si sabemos que un hermano sin cónyuge y sin relaciones está bien, satisfecho y tranquilo, no deberíamos presionarlo de ninguna manera. Nada de bromas, ni cargadas, ni indirectas. Algunas cosas relacionadas con esto:
Que nadie se apresure a decir que tiene ese don. Primero debe asegurarse con toda honestidad de que realmente controla sus impulsos sentimentales y sexuales (7.37).
Asegúrese de no estar escogiendo la soltería por motivos equivocados. Si alguien quiere optar por una vida de soltería, cuídese de no hacerlo por motivaciones erróneas; por ejemplo: haber tenido antes una mala experiencia y no querer volver a tenerla, o haber sido abusado en el pasado y ahora huir del sexo, o no haber encontrado a nadie y estar enojado con la vida, o no tener habilidades para las relaciones personales. Cuidado, si esas son sus motivaciones, no escoja la soltería. Más bien trabaje en sanar esos dolores.
Ni la soltería ni el matrimonio es superior delante de Dios. Permanecer sin cónyuge y sin relaciones sexuales no es ni superior ni inferior a estar casados. Ambas condiciones pueden llegar a ser muy espirituales. En algunas religiones se dice que estar solteros y sin relaciones (ser célibes) es lo mismo que pertenecer a la élite espiritual, es un llamado al nivel superior. O se dice que el matrimonio es la opción que a regañadientes Dios les da a los carnales. Ninguna de las dos cosas es verdad. Delante de Dios ninguna de las dos condiciones es superior ni inferior a la otra. Ambas son igualmente valiosas. Ambas tienen pros y contras.
La ventaja de la concentración. Una de las cosas positivas que trae este don a la persona que lo tiene es que le evita estar preocupada y distraída con los asuntos conyugales y familiares. Les permite estar más tranquila y enfocada en la obra del Señor, y esto es una ventaja, algo bueno (7.32-35). De vez en cuando Dios da este don a algunos hermanos para que den un impulso especialmente fuerte a su obra, o para que sirvan en campos realmente difíciles, donde sería demasiado inconveniente llevar a niños.

Aviso Legal: La imagen que ilustra el presente artículo es diseño original de Diego Brizzio. Todos los derechos reservados.

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